El “Acuerdo Nacional 20-30” pasó a la clandestinidad
A la semana de anunciado el “Acuerdo Nacional Ecuador 20-30” (06.05.2019), éste ha dejado de ocupar las primeras planas de la prensa nacional. Es que desde un inicio, los propios medios de comunicación y analistas de opinión percibieron que se trataba de una propuesta improvisada, con temas generales que no dan pistas sobre los acuerdos que se buscan “para llegar a consensos que faciliten la gobernabilidad y una proyección conjunta”.
Los temas propuestos eran Educación; Seguridad Social; Competitividad, innovación y generación de empleo; Democracia y reforma institucional; Sostenibilidad y el cambio climático; Seguridad ciudadana; y, No Violencia y prevención de adicciones. No aparece el tema “Economía”, a pesar de que el primer desafío que enfrenta la sociedad ecuatoriana es ¿Cómo reactivar la economía y generar suficiente empleo digno? ¿Qué hacer para garantizar a los ecuatorianos el pleno ejercicio de los derechos individuales y colectivos establecidos en la Constitución (mediante políticas salariales, laborales, de tributación progresiva sobre el ingreso, etcétera)?; ¿Cómo asegurar el financiamiento de un desarrollo incluyente, equitativo y sustentable?
Se dirá con seguridad (y astucia) que “todos los temas” contribuyen al logro del crecimiento de la economía y el empleo o que la reactivación de la economía depende de un factor clave: la “Competitividad, innovación y generación de empleo”. Y, en efecto, los empresarios dentro y fuera del gobierno han acuñado la idea de que el principal problema de la economía, fuera del déficit fiscal, es la competitividad y que el principal problema de la competitividad es el alto costo laboral. Sobre este dogma ya existe un acuerdo previo gobierno- empresarios e inclusive un proyecto de decreto que será enviado a la Asamblea Nacional para su tratamiento y aprobación. Esa es la razón por la que los representantes de las organizaciones sindicales no asistieron a la inauguración del “Acuerdo”, lo que revela, además, el carácter de “cortina de humo” del mismo; pensado más para ganar tiempo y culminar el período presidencial que para resolver los problemas nacionales.
A pesar de que el Acuerdo con el FMI proponía una Reforma Laboral para el año 2020, el gobierno decidió adelantarla para mayo de este año. Si la propuesta del Acuerdo con el FMI es de carácter general: “nuevos tipos de contratos que permitan más participación de mujeres y jóvenes en la fuerza laboral; el incremento del período de prueba y la reducción de los costos de contratación y despido”, los empresarios, plantean las siguientes medidas concretas:
Que el personal joven ingrese como pasante (para desvincularlos más fácil. A pesar de que ahora, a través de los programas Mi Primer Empleo y Empleo Joven, el gobierno les devuelve a las empresas que contraten a jóvenes una parte de la remuneración, aporte al seguro social y otros beneficios, no se sabe ¿A cuántos jóvenes han contratado en el primer trimestre del año? ¿Cuántos van a contratar hasta fin de año? Los USD 19,1 millones del primer desembolso del FMI se destinarán a estos dos planes.
Modificar la jornada de trabajo de 40 horas laborales en cinco días y pasar a tres días y medio. (Así el trabajador –dicen- puede ocupar el resto del tiempo en otras actividades que le generen más ingresos y, claro, no demandar incrementos salariales; y, a su vez, los empresarios contratar otros trabajadores pero por horas, sin los beneficios de los trabajadores fijos)
Extender la jornada de 40 horas a la semana hasta los días sábados, sin que eso implique que el empresario tenga que pagar más (horas extras) por la jornada del sábado.
Incremento del período de prueba previo a la firma del contrato fijo a dos años, en lugar de tres meses. En ese período se puede despedir sin indemnización. Como indica Patricio Alarcón, vocero del Comité Empresarial Ecuatoriano.[1]
A la luz de esas propuestas no hace falta mayor preparación, especialización ni esfuerzo para entender que para los empresarios la “competitividad” depende de la desvalorización de la fuerza de trabajo. Nada proponen sobre innovación: inversión en ciencia & tecnología, en mejoras en la organización empresarial y mucho menos sobre programas de “incentivos económicos” a la innovación, a los procesos y los productos, que puedan realizar los propios trabajadores dentro de la empresa. Jamás se ha escuchado de los voceros empresariales anuncios de este tipo, menos invocaciones a los empresarios (incluyendo a los comerciantes importadores) para que no evadan impuestos, paguen a tiempo y dejen de presionar por condonaciones de intereses y multas. Para que no paguen coimas o sobornos en la contratación y compras públicas.
Mucho menos para que traigan los capitales que mantienen depositados en el exterior (al contrario, solicitan que se impida el control a la fuga de capitales, derogando el impuesto a la salida de divisas). Ni que hablar de iniciativas empresariales para construir grandes obras de interés nacional. Existe un amplio silencio sobre la convocatoria a licitación para construir un “tren playero”, ni sobre la minería “a cielo abierto” y la destrucción de fuentes de agua; ninguna propuesta de carácter nacional más allá del interés individual y la maximización de la ganancia desvalorizando el trabajo.
Las grandes reivindicaciones nacionales son enarboladas por los indígenas, los trabajadores, las/los ecologistas, las feministas, los LGTBI, las/los jóvenes; y sus escenarios: la calle y la universidad.
[1] https://www.elcomercio.com/actualidad/acuerdo-fmi-reforma-laboral-economia.html
https://coyunturaisip.wordpress.com/2019/05/14/el-acuerdo-nacional-20-30-paso-a-la-clandestinidad/