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Vía Empresarial: Bajar Salarios, Bajar El Impuesto a la Renta a las Grandes Empresas, Eliminar el Im


“La contradicción es la ley fundamental de la naturaleza y la sociedad y, por consiguiente, también la ley fundamental del pensamiento. No hay cosa que no contenga contradicción; sin contradicción no existiría el mundo -como resumía Mao Tse Dong-: en matemáticas: + y – Diferencial e integral; en mecánica: acción y reacción; en física: electricidad positiva y negativa; en química: combinación y disociación de los átomos, en la guerra, la ofensiva y la defensiva”; en economía, capital y trabajo, ganancia y salarios, valor de uso y valor de cambio, son todas parejas de fenómenos contradictorios.

Cuando el movimiento ascendente de una economía dependiente de las exportaciones de productos primarios se interrumpe por la caída de precios de su principal producto de exportación, el petróleo, por ejemplo, baja el ritmo de actividad económica y se afecta, en última instancia, la tasa de ganancia del capital y se agudiza la contradicción entre el capital y el trabajo. Entre los empresarios por mantener y si es posible incrementar sus ganancias reduciendo los salarios y los trabajadores para defender el salario y la estabilidad en el trabajo.

Cuando el Ecuador tenía moneda propia y se presentaba un shock externo, la reducción de los salarios y el incremento de las ganancias operaba a través de la devaluación / inflación. En dolarización ello no es posible, porque la moneda es ajena, por tanto, los esfuerzos se centran en la llamada “modernización laboral”, misma que debe ser entendida como lo que es: la expresión de una ofensiva del capital en contra del trabajo para mantener sus ganancias en una situación crítica.

La ofensiva del capital contra el trabajo no cesa y se recurre cada vez más a una propaganda engañosa, se afirma:

En primer lugar, que con la reforma laboral se dará empleo a 5 millones de ecuatorianos, especialmente jóvenes y mujeres, que se encuentra desempleados, subempleados, informales o con empleo inadecuado –como quiera llamarse-. No se dice ni cómo, ni en qué tiempo.

En realidad, el problema del desempleo y sobre todo del subempleo es un problema estructural que ni siquiera en los períodos de auge de la economía se ha podido bajar del 50% de la Población Económicamente Activa (PEA), a nivel nacional, y del 60% de la PEA en el sector rural. No es un problema del “subdesarrollo” sino del sistema.

En efecto, el aspecto más progresista del sistema capitalista es el extraordinario desarrollo tecnológico y su origen se encuentra en la competencia entre capitalistas y en la competencia con los trabajadores para producir más, en menor tiempo y con menos trabajadores. Las máquinas sustituyen al trabajo humano hasta llegar a la robotización de la producción que, al tiempo de superar las contradicciones de origen, genera otras más graves. Un ejemplo es la concentración de la producción y la conversión del desempleo en un fenómeno global, pues, como resume con claridad Julio Boltvinik:

La automatización y la desterritorialización de la producción conllevan la devaluación de la fuerza de trabajo, el desempleo masivo combinado con la precarización del trabajo que va quedando y, con ellos, la globalización o generalización de la pobreza. El capitalismo sólo puede ser salvado con medidas radicales como el ingreso ciudadano universal (ICU) que llevarían a su transformación gradual hacia una sociedad pos-capitalista. Si no es radicalmente transformado desde dentro, el capitalismo destruirá el planeta con sus patadas de ahogado”. (Julio Boltvinik, “Más que eliminar el neoliberalismo, el reto nacional central es recuperar la autodeterminación nacional”, La Jornada, 19.04.2019)

En segundo lugar, se afirma, sin evidencia empírica alguna, que los salarios están por encima de la productividad del trabajo, sin embargo, a partir de las tablas oferta-utilización del 2017, procesada en la Unidad de Coyuntura del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Central, se comprueba que:

La producción por empleado en el Ecuador en 2017 alcanza los USD 1 879 al mes, sin embargo, el salario medio mensual de los asalariados bordea los USD 735. De esa manera, existe una brecha del 61% entre la producción del empleado y el nivel de salario percibido. Por otro lado, al analizar detalladamente las 68 ramas de actividad se observa que 54 (un 79%) tienen una brecha por encima del promedio de la economía total. Es decir que en casi 8 de cada 10 ramas de actividad, la brecha entre el salario percibido y el monto producido por los asalariados supera el 61% . Así por ejemplo, en el cultivo de banano, café y cacao la producción mensual promedio por empleado declarado asciende a USD 701 y su nivel de salario tan solo alcanza los USD 120 (brecha del 73%). En el caso de la construcción se observa una producción de USD 2858 y un salario de USD 471 (brecha del 84%). Eso demuestra la enorme capacidad de los empleados para producir ganancias para el empresariado y, al mismo tiempo, el bajo nivel de salarios entregados a este sector (Jonathan Báez, Nuevas formas de contratación: el empleo como chantaje y ganancia empresarial, coyuntura isip.wordpress.com).

De otro lado, si de productividad y competitividad se trata, habría que preguntar al Comité Empresarial Ecuatoriano: ¿Es el cambio tecnológico y organizacional un recurso importante en la búsqueda de mejoras competitivas por parte de nuestras industrias? ¿Tiene Ecuador una industria que podría calificarse como innovadora? ¿Cuánto invierte el sector industrial corporativo y el agronegocio en I&D, ingeniería y diseño, capacitación? ¿Porqué son escasos –casi inexistentes- los vínculos de los empresarios con el sistema de C&T en procura de conocimientos para mejorar sus productos y procesos?

En tercer lugar, el Economista Augusto de la Torre afirma que “Si lo que se quiere es abaratar los costos al productor nacional para mejorar la competitividad externa, lo que habría que reducir es el impuesto sobre la renta corporativa, y no el IVA” ( https://www.elcomercio.com/tendencias/reducir-iva-acentuar-estancamiento-economico.html.). Sin embargo, no existe evidencia de que reducir los impuestos o la remisión de multas e intereses a las empresas o corporaciones incremente las inversiones. Todo lo contrario.

En el caso ecuatoriano, por ejemplo, la condonación de intereses y multas a las deudas tributarias y las “generosas exoneraciones tributarias”(W. Spurrier) contempladas en la Ley de Fomento Productivo (agosto 2018), no logró ni siquiera que todos los deudores tributarios paguen sus deudas (a los Grupos Económicos se les perdonó USD 987 millones y siguen debiendo USD 727 millones), menos aún que la inversión del sector privado de muestras de que está en capacidad de “sustituir al estado como motor de la economía”.

Para comprobarlo, basta leer la opinión de analistas económicos mediáticos. De Xavier Basantes: la Ley de Fomento Productivo: “incluyó incentivos a las nuevas inversiones así como importantes exoneraciones de impuestos…creyendo que 114 empresas iban a invertir USD 9 400 millones en 48 meses” (El Comercio, Sábado 11 de mayo 2019)

De Washington Herrera: “De los sueños de atraer inversiones por USD 9 500 millones solo se ha visto que una gran marca quiere invertir para vender más gaseosas en el Ecuador, pero esta es una empresa acusada de depredadora del agua, a la que Bélgica, Holanda y Luxemburgo comenzaron a cobrarle por el uso y desperdicio de su agua. Tampoco la inversión de USD 750 millones anunciada por una cadena de supermercados tiene efectos multiplicadores importantes pues se trata de abrir nuevos almacenes de venta de productos nacionales y extranjeros, que de todas maneras tiene que hacerse para mantener su presencia en el mercado”. (https://www.elcomercio.com/opinion/columna-washingtonherrera-mineria-exportaciones-opinion.html.)

De Walter Spurrier: “Está muy bien que las generosas exoneraciones tributarias hayan estimulado la modernización de las cadenas de distribución de productos de consumo. Pero hoy tiene particular importancia atraer capital vinculado a las exportaciones. (https://www.elcomercio.com/opinion/columna-walterspurrier-falta-plan-opinion.html)

De Mauricio Pozo: “…solo en el caso de estas dos variables (ritmo de crecimiento de la economía y monto estimado de inversión extrajera 2019-2022) se puede evidenciar que hay muy poco dinamismo del sector privado, lo que conspira para el crecimiento económico y el empleo. Mantener 4 años de estancamiento sin posibilidad de recuperar un solo puesto de trabajo es un serio problema social y político”

(https://www.elcomercio.com/opinion/columnista-opinion-mejorar-acuerdo-fmi.html)

Para rematar, Gonzalo Ortiz, refiriéndose a los empresarios afirma que: “Como la experiencia lo dicta, ni aunque les atendieran esos pedidos (quitar el Impuesto a la Salida de Divisas, rebajar el Impuesto a la Renta y una extrema flexibilización laboral) estarían satisfechos. Difícilmente van a invertir en el Ecuador, porque, salvo contadas excepciones, no creen en el Ecuador” (https://www.elcomercio.com/opinion/trabajando-correa-gonzalo-ortiz-opinion.html)

En el caso de Estados Unidos, el crecimiento de la economía y la reducción de la tasa de desempleo, durante el gobierno de Trump, no se debe a la reducción de impuestos a las corporaciones y a los más ricos sino al gasto deficitario que los republicanos -durante el gobierno de Obama- afirmaban que destruiría EEUU y que lo cubren imprimiendo dólares. Es la opinión de Paul Krugman, Premio Nobel de Economía 2008, en el artículo publicado El País de España (18.05.2019), sarcásticamente titulado: “La teoría económica de Donald J. Keynes”.

En cuarto lugar, el economista De la Torre (et.al) también afirma que: “Un estímulo al consumo tendría un efecto expansivo muy modesto sobre la producción nacional porque gran parte del consumo se dirigiría hacia productos importados, en lugar de nacionales, generando poca reactivación económica, a costa de un déficit externo”. Ello ocurriría si se incrementa el poder de compra de los sectores de ingresos medios y altos, no los salarios e ingresos de los trabajadores formales e informarles que demandan casi exclusivamente bienes-salarios o de consumo básico; ignora, además, las medidas que se pueden adoptar para limitar importaciones de bienes de consumo suntuario. Subestimar el rol de la demanda efectiva y el mercado interno para reactivar la economía va acompañada de propuestas delirantes como la que sigue a continuación.

En quinto lugar, dice el Economista Vicente Albornoz: “si queremos crecer sostenidamente la única opción que tenemos es hacerlo hacia afuera… La oportunidad está en reconocer que más allá de nuestras fronteras hay mercados que equivalen a 999 veces el nuestro y a los que podemos venderles todo lo imaginable”… con la aclaración de que no producimos “todo lo imaginable”, pues, como lo reconoce el propio autor de tan “original” idea: “Claro que primero hay que producir esas cosas y ahí es donde todavía estamos fallando”. Sí, no leyó mal, eso mismo propone, la única opción: exportar cosas en las que estamos fallando. (https://www.elcomercio.com/opinion/buenas-noticias-columna-vicente-albornoz.html.)

Además de que esta “novedosa” propuesta tiene ascendencia colonial: producir y exportar productos primarios e importar valor agregado, hay que recordar que no existe “una regla universalmente válida entre peso de las exportaciones en el PIB y crecimiento económico. Que tampoco es válida la idea que la liberalización comercial y la reducción de la injerencia gubernamental, son una fórmula mágica del desarrollo y que sólo mediante una estrategia endógena y pragmática de desarrollo del mercado interno y de inserción eficiente y digna en la economía internacional, (Ecuador) encontrará su propio camino hacia la prosperidad” (Boltvinik, et al).

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