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La Pax de Duque es Lapidaria


Posterior a la firma del llamado “Acuerdo Final” alcanzado en La Habana, tras cinco años de forcejeos entre la delegación del gobierno Santos y los plenipotenciarios de las FARC-EP, surgieron muchas conjeturas, esperanzas e ilusiones alrededor de la construcción de la paz para Colombia. “Paz positiva”,” Paz estable y duradera”, “Paz completa” fueron algunos de los conceptos, nombres y apellidos adjudicados a la paz, como proceso de solución al conflicto social y armado.

Sin entrar a debatir en el campo de los conceptos, la cruda realidad nos indica que nada de lo soñado en el Acuerdo de Paz de La Habana se ha cumplido; que no estamos en etapa del post conflicto y que por supuesto el acuerdo construido en la Habana, ya no es “el Acuerdo Final”, al contrario, hay un incremento de la conflictividad y falta de garantías. La Paz del presidente Iván Duque es una paz lapidaria; Paz de los sepulcros, no sólo para los ex-guerrilleros que confiamos en la palabra del contrincante y dejamos las armas en señal de confianza y compromiso de participar en la vida política, sólo con la fuerza de las ideas y la palabra, sino para miles de líderes sociales que vienen siendo aniquilados en los territorios ante la desidia, la impunidad y complicidad del Estado.

En Colombia no hay garantías para la Oposición Política, para los líderes sociales, ni para los abogados y defensores de derechos humanos, a menos que como defensor, sin importar la causa que defiendas, tu apellido sea Granados, De La Espriella o Lombana. En otras palabras, las garantías políticas y jurídicas, el Estado colombiano no las otorga por igual.

Como Defensor de Derechos Humanos, el abogado Gustavo Gallardo Morales, desde la Fundación Lazos de Dignidad que preside desde hace 13 años, ha liderado la defensa de prisioneros políticos, en particular los vinculados a las FARC, de los cuales aún permanecen en las cárceles más de 400, sin que haya valido la firma del acuerdo de paz, la sanción de la ley 1820, ni los decretos reglamentarios. Desde la firma del Acuerdo de paz, el equipo jurídico liderado por Gustavo Gallardo ha asesorado a los antiguos mandos del Bloque Caribe de las FARC-EP, concentrados hoy en los ETCR de Pondores y Tierra Grata, para la comparecencia ante la JEP en el marco del proceso 01 referido a las “retenciones ilegales” realizadas durante el conflicto. También ha hecho acompañamiento en la construcción de un relato colectivo que contribuya a la búsqueda de la verdad histórica, la reconciliación y la reparación de las víctimas del conflicto.

¿Por qué lideró Gustavo Gallardo la defensa de Santrich?

La tarde del 9 de abril de 2018 nos desplazábamos por la carrera septima hacia el centro de Bogotá, cuando nos informaron vía telefónica que se estaba llevando a cabo un allanamiento y captura en la residencia de Jesús Santrich del barrio Modelia de esa capital; resolvimos ir directamente al bunker de la Fiscalía. El fiscal del caso, sorprendido, no disimuló la curiosidad de preguntar como hicimos para llegar tan rápido al bunker. A partir de ese día, Gustavo Gallardo es “El abogado de Santrich”, suficiente nominación para ser perseguido tanto como su defendido. En realidad, la defensa del exguerrillero y negociador de los acuerdos recayó en un equipo y no en una sola persona.

Aparte de la campaña de señalamiento y estigmatización a la que han sometido a los integrantes de la Fundación Lazos de dignidad, las residencias de dos de sus integrantes han sido violentadas por personas desconocidas, en hechos nunca aclarados por las autoridades. Como se menciona en el comunicado emitido desde el ETCR Amaury Rodríguez, hay indicios que las comunicaciones de los defensores están interceptadas. Así que la noticia del ataque a balas contra el vehículo de protección del defensor Gallardo, nos indigna, pero no nos sorprende. Toda esa serie de hostigamientos, señalamientos y persecuciones son el preludio de algo más grande y más peligroso que se viene preparando, por lo que algunos insisten en llamar “manos oscuras”, pero que a la mayoría nos queda clara la procedencia.

Atentar contra un defensor, es atentar contra el derecho a la legitima defensa, contra el debido proceso, contra la verdad y la paz como el más sagrado de los derechos. El atentado contra el abogado Gustavo Gallardo, tiene otro propósito: dejar sin defensa a antiguos comandantes guerrilleros que en la actualidad tienen una posición crítica frente a la perfidia y el incumplimiento de lo pactado en La Habana entre el Estado y la insurgencia.

PD: es ridícula la afirmación de Emilio Archila, Alto consejero para la estabilización y la consolidación, en el sentido que el gobierno Duque ha cumplido con la implementación del acuerdo en un 150%. Lo único consolidado en este primer año de gobierno es la perfidia y la traición a la Paz.

https://abpnoticias.org/index.php/revolucion-debate/5118-pax-duque-lapidaria

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