La estrategia Trump para América Latina: de la Doctrina Monroe a la diplomacia del palo y la zanahor
esarrollar un ejercicio de aproximación a la situación de las economías latinoamericanas y en particular a la de nuestro país, supone ubicar la problemática en el contexto de la estrategia seguida por las economías centrales, especialmente EEUU y su gobierno de turno, en el marco de sus políticas de supremacía en la región. [1]
El propósito de este ensayo es el de identificar el carácter que tiene la diplomacia actual de EEUU en su manifiesta apetencia por:
afianzarse como potencia hegemónica,
asegurar el control del mercado latinoamericano; y,
desterrar las posibilidades de retorno del progresismo político que, como movimiento contrahegemónico, si podría causar severos dolores de cabeza a la política imperial.
La aspiración hegemónica, que no es nueva, continúa una ruta histórica que nos recuerda el uso de los tradicionales procedimientos de la Doctrina Monroe, del Destino Manifiesto de O´Sullivan, de la política del Gran Garrote de T. Roosevelt, y que hoy, en el Siglo XXI, convergen hacia los caminos deliberadamente desplegados por Donald Trump, en su agridulce disputa económica y política con China y con Rusia, principalmente, aunque en el tablero geopolítico confluyen otras potencias y naciones que conforme a sus intereses mantienen bajos perfiles tácticos.
¿Cómo se manifiesta la ofensiva económica y política de EEUU? ¿Cuáles son las principales características de la situación económica de la potencia mundial? ¿De qué manera el comportamiento del hegemón refleja la intencionalidad geoestratégica de control y aislamiento de las economías subalternas? ¿Significa esta coyuntura, un desesperado esfuerzo por frenar el rango de influencia que han ido alcanzando potencias emergentes como China y Rusia en la región? ¿Hasta qué punto Cuba, Nicaragua, Bolivia y Venezuela provocan temor entre los halcones del Pentágono, de que pueda producirse una resurrección del progresismo, en un contexto en el que la mayoría de países latinoamericanos ha declinado a favor del imperio y de su política de expansión?
Estos y otros puntos son posibles de analizar, siempre y cuando en primer lugar, se examinen brevemente las condiciones actuales de la economía norteamericana, requisito importante para poder tener un acercamiento a las particularidades de la estrategia implementada y sus consecuencias en la profundización de la dependencia de nuestra región a los intereses de EEUU.
B. La situación actual de la economía norteamericana: contraste entre la versión oficial y un intento de versión crítica
B.1. Es conocido que el antónimo de crecimiento no es la estabilidad económica sino la recesión y esta es un fantasma que recorre incesantemente el mundo del capitalismo planetario y que ha llevado a la implementación de múltiples medidas para combatirla. Entre ellas se destaca el plan realizado por la Reserva Federal de los EEUU (FED)[2], para inyectar 3.7 trillones de dólares adicionales a la economía con el objeto de sacarla de “cuidados intensivos a una unidad de recuperación”[3] logrando con ello un espectacular operativo de salvataje de las instituciones financieras atrapadas en los efectos de la Gran Recesión del 2008.
En el cuadro siguiente se pueden apreciar los resultados de dicha intervención en una línea de tiempo desde el 2015, donde se comienza a sentir la recuperación:
Cuadro Nº 1
Se observa que la principal diferencia entre las economías en desarrollo y las desarrolladas está en el ritmo de crecimiento. Las economías desarrolladas como EE.UU., Reino Unido, Japón, entre otras, consideran que un aumento alrededor del 2% del PIB anual, es aceptable y estaría acorde con sus expectativas de economías maduras.
En cambio, las economías en desarrollo como lo son los BRICS (Brasil, Rusia, India y China), se piensan en buen estado cuando crecen entre el 6 – 8% del PIB de forma anual[4].
Según la información del Cuadro 1, el crecimiento del PIB de EEUU en el período descrito ha sido positivo y con un comportamiento estable, aunque con tendencia a reducirse en 2020 y 2021. Si se lo mira en comparación con sus aliados más cercanos Reino Unido y Japón el crecimiento en 2019 será mayor en EEUU (2,3%) que la suma de sus dos aliados (2,1%), mientras que en 2020 y 2021 los datos PIB de Reino Unido y Japón juntos superan al de EEUU. El ritmo de actividad de la economía norteamericana comienza a frenarse respecto del dinamismo ostensible en los períodos 2017, 2018 y 2019.
EEUU, según la fuente consultada, espera un crecimiento del PIB de 2,3% para 2019 y 1,9% en 2020. Esta ralentización, pues en 2018 el crecimiento es de 3.0%, estaría originada en factores internos (fin de la reforma fiscal de Trump y el impacto retardado de las cuatro subidas de las tasas de interés determinadas por la FED en 2018) y externos (la guerra comercial que redundaría en una desaceleración global de la economía). La propia FED ha señalado que el ritmo de la actividad económica actual de los EEUU, como moderada en comparación con los períodos anteriores.
La interpretación que podría hacerse en torno a esta realidad está relacionada con los efectos de la guerra comercial que EEUU mantiene con China, también influyen las discrepancias y desencuentros que se han observado con Rusia, Unión Europea, Corea del Norte, México, Cuba, Venezuela e Irán, que han motivado la imposición de múltiples sanciones de todo tipo, que afectan sensiblemente el libre curso del comercio internacional.
El efecto político que se desprende del comportamiento diplomático de la potencia mundial, sella la diferencia entre las ideologías unipolar y multipolar expresadas en la disputa por aplicar las políticas proteccionistas del presidente Trump y las políticas de libre cambio que son reivindicadas incluso por la misma China.
Demos un vistazo al siguiente gráfico, donde se expone la evolución del PIB estadounidense por componentes: Consumo e Inversión.
Gráfico Nº 1
Se nota que el consumo de las familias y las empresas va perdiendo impulso en lo que va de 2019, con respecto al 2018 y esta desaceleración mostraría los efectos de las disputas comerciales y eventualmente, de prolongarse una caída de esta variable pondría en problemas al empleo.
De acuerdo con Bloomberg[5], la inversión en vivienda y bienes duraderos registraron tasas negativas en el primer trimestre de 2019 y no existirían posibilidades de una recuperación rápida hacia finales del 2019. Sin embargo, fuentes como el informe anticipado del Departamento de Comercio[6], destaca que en el primer semestre de 2019 se observa una importante inversión estatal en obras de infraestructura (carreteras locales e interestatales) y confirma una contracción en la construcción de viviendas, por quinto trimestre consecutivo.
Los analistas concluyen que la confianza de los consumidores ha disminuido en comparación con los máximos de 2018, aunque se mantiene en niveles relativamente más resistentes.
Si damos un vistazo al ritmo de la inflación, calculado por el clásico Índice de Precios al Consumidor (IPC) se aprecia, no obstante, su generalizada utilización por parte de los Bancos Centrales y por las oficinas de estadísticas económicas de varios países, que en el caso de la Reserva Federal (FED) no es asumido como la medida principal sino el denominado PCE (Personal Consumption Expenditure) o Índice de Gastos de Consumo Personal al que se le atribuye una mayor precisión y proximidad con la realidad del comportamiento de los precios.
Cuadro Nº 2
De acuerdo con Bankinter[7] la inflación medida por IPC es de 1,9 en 2019 mientras que el indicador PCE se sitúa en 1,5%, por debajo del 2% esperado por la FED. Cabe señalar que, por tradición, en EEUU el uso de indicador PCE reporta datos de la tasa de inflación con una diferencia promedio de 0,4 puntos porcentuales respecto de los proporcionados por el IPC. Este diferencial se debería a la metodología de cálculo: para deducir el IPC se realizan encuestas a las familias “…con el fin de determinar las diferentes ponderaciones que se asignan a los diversos grupos de gasto que forman parte del índice de precios…” en cambio para el PCE “las ponderaciones cambian todos los meses al actualizarse en función de los datos reales de consumo.” [8]
Se piensa que la continua apreciación del dólar y una supuesta “ausencia” de presiones salariales impiden pronosticar un repunte de la inflación en los próximos meses. En la reciente actualización del cuadro macro, la FED no prevé llegar a su objetivo de inflación (PCE) hasta el año 2021.
La previsión de la inflación en EEUU calculada en forma sistemática por la Universidad de Michigan[9] se sitúa en 2,7% para el 2019 y es en general un indicador representativo obtenido a través de encuestas telefónicas que se hacen a los hogares acerca de tres áreas sensibles: finanzas personales, condiciones comerciales y poder adquisitivo, que este centro educativo procesa y complementa con los índices IPC y PCE.
Por su parte, la tasa de desempleo que estima el porcentaje de la fuerza de trabajo total que está desempleada, pero que busca activamente empleo y está dispuesta a trabajar, exhibe datos considerados por el gobierno como “…un indicador positivo para el mercado de trabajo en los EE.UU. y debe ser tomado como positivo para el dólar.”[10] De esto se ufanan el gobierno y las autoridades económicas, pues la tasa 2019 (3,6%) reflejaría, según ellos, un descenso del desempleo “no visto desde 1969” y haría presumir que se mantendrá estable o tenderá a disminuir aún más hasta el 2021. Se destaca, también, en la versión oficial que la tasa del llamado “infraempleo”[11] se encuentra en 6,8 puntos porcentuales.
Cuadro Nº 3
Si bien la Tasa de Desempleo registra mínimos históricos, Bankinter sostiene que “… la creación de empleo se ha enfriado” y a todas luces esta realidad conecta con la debilidad manifiesta que expresa el consumo. El gobierno de Trump supone que una tasa de desempleo en esos niveles no provoca presiones salariales al alza y más bien revela que todavía queda capacidad ociosa en el mercado laboral.
B.2. Desde una visión que intenta ser crítica, la situación actual de EEUU puede leerse acopiando otros contrastes menos alentadores que los señalados por las fuentes oficiales y las afines al régimen de Trump. Amparadas en la idea de que la economía debe crecer incesantemente, las economías centrales -entre ellas EEUU- desde la Gran Recesión de 2008, han venido impulsando la herramienta de política monetaria llamada flexibilización cuantitativa (quantitative easing – QE) como una forma de incrementar la oferta de dinero y como tal la reserva del sistema bancario, para con ello, disminuir las tasas de interés a largo plazo. Cabe indicar que este recurso se utiliza cuando los procedimientos tradicionales de control no funcionan al confirmarse que las tasas de interés se encuentran cercanas a/o en cero.
Esta política que, según Rallo (2019), debiera ser “la excepción y no la norma en un país”[12], se ha convertido en una opción que inmoviliza la economía, los bancos beneficiados con nueva liquidez no prestan, las familias no gastan. Los intereses tienden a cero lo cual infla el valor de los activos, medida que viene a constituirse en una estrategia de confiscación para evitar que la gente ahorre.
Michael Hudson[13] en EEUU observa una realidad de imposición de tasas de interés negativas. Con estas tasas se garantizan créditos ilimitados y un control del mercado de valores. Con intereses bajos se pueden comprar empresas a precios muy baratos (una suerte de filibustería moderna) y con ello inflar el precio de las acciones. En su obra “Súper imperialismo…” publicado en 1972, Hudson[14] sostiene que el sistema perdona las deudas a los más poderosos, lo cual no sucede con persona alguna. Para este autor, las tasas de interés negativas serían el mecanismo idóneo para perdonar las deudas a los bancos (acreedores) pues a las personas (deudores) no se les perdona nunca.
Esta situación expresaría dos cosas:
Que la economía de EEUU continúa centrada principalmente en el accionar del capital financiero-especulativo, que pone en una suerte de jaque a la economía real. En este contexto, surge un enfrentamiento, inevitable, entre una potencia emergente (China) que se ha convertido en “la fábrica del mundo” con una potencia en declive (EEUU) que funge de “el consumidor del mundo” que no invierte en empresas fabriles ni en tecnología pues todo esto -en virtud del pasado y el presente neoliberal- se encuentra deslocalizado en varios países entre ellos la misma China y la India. El dinero fíat[15], contrario al dinero duro que fomenta la economía real, es una entelequia que se funda en una supuesta confianza política muy dudosa en la acción del Estado y en una enorme fuerza militar.
Que después de 2008, gracias al salvataje, los bancos hacían alarde una gran liquidez, hoy se registran crecimientos muy bajos (0,5 – 1%) que harían pensar que si no mejoran, la economía norteamericana se enfila hacia una nueva recesión, con consecuencias nefastas sobre todo para las clases medias, en un país en el que las visiones críticas consideran que “EEUU es un país rico, pero pobre”; la tasa oficial de pobreza es de 12,3% que significa 40 millones de personas en esta situación, 18, 5 millones en pobreza extrema, 5, 3 millones en condiciones similares a los pobres extremos del tercer mundo y cerca de 600.000 personas sin hogar (homeless)[16]. La deuda no financiera es de alrededor de 18 billones de dólares[17] y la mayoría de deudas de las tarjetas de crédito proviene de estudiantes que no pueden pagar sus estudios.
La desigualdad extrema que se corrobora con que el 1% de la población más rica controla el 20% de los ingresos nacionales[18] expresa la orientación que tiene el modelo económico para favorecer a los segmentos de más altos ingresos, afectando los procesos de movilidad social con salarios bajos y una creciente criminalización de la pobreza. Todo ello, junto al recrudecimiento de la aporofobia[19] y los prejuicios étnicos y sociales como los que se observan con los inmigrantes mexicanos y centroamericanos, configurarían un escenario de esclavitud remozada y la vuelta al feudalismo o más exactamente a la creación de un neo-feudalismo (relación patrón-siervo) que profundizaría la discriminación estructural y que constituye una interesante hipótesis a trabajar.
Steve Keen[20], en su libro “La economía desenmascarada” publicado en 2016, asegura que desde los años 80 el sector financiero no le pude vender deuda a las empresas por lo que decide vendérsela a las familias. La contracción del consumo hace que el crecimiento del PIB no sea el mejor, no obstante que las cifras oficiales sostengan que hay estabilidad. La deuda familiar es uno de los asuntos más complicados que tiene la economía norteamericana.
Keen advierte[21] que las condiciones de la economía han revelado las falacias del monetarismo, como aquella de señalar que solo el Estado emite dinero, siendo que los bancos privados también lo hacen. Cuando un banco otorga un crédito está creando dinero y con ello infla el precio de los activos.
Las cifras oficiales y los análisis sesgados hacia el mundo de las finanzas, centran la atención en el IPC y PCE, pero no en el índice de precios de los activos. Las corporaciones compensan sus pérdidas convirtiéndose en beneficiarios de las grandes subvenciones que les concede el Estado. El capitalismo se solaza indicando que ante cualquier señal negativa que presagie crisis, los Bancos Centrales están prestos para efectuar salvatajes.
Las condiciones que afectan a la economía de la mayor potencia mundial, necesitan encontrar una válvula de escape y esta reside, no solo en las manifestaciones de una abrupta diplomacia del “bravucón del barrio” tanto a nivel interno como a nivel externo, sino que se expresa en una muy bien delineada reproducción/aplicación de un esquema de dominación imperial que como diría Rudolf Hilferding[22] en su tiempo “Necesita un Estado políticamente poderoso que pueda seguir su propia política comercial independientemente de los intereses contrarios de otros Estados.” Se puede afirmar que, en sus estudios, Hilferding demostró que la expansión imperialista hacía menos vulnerables a las crisis a los países capitalistas.
Las esclarecidas afirmaciones de Hilferding permiten confirmar que todo lo anterior se estaría traduciendo en el contenido de la estrategia aplicada por Washington a América Latina y a otras regiones del mundo que refleja fielmente la teoría del “palo y la zanahoria”. A decir de Claudio Katz, en la caracterización que hace del imperialismo en el Siglo XXI, se trataría de una “recolonización política y militar de la periferia, apoyada en la creciente asociación de las clases dominantes locales con sus socios de EEUU.”[23]
En el siguiente segmento continuaremos tratando esta temática, involucrando en ello los escenarios de la correlación de fuerzas y los principales actores en juego.
Las estrategias geopolíticas y geoeconómicas en la región
Para el profesor Wolf Grabendorff[24], por la acción del proceso de Globalización, el concepto clásico de geopolítica debe ampliarse con la concurrencia del término “geoeconomía” que yuxtapuesto al de gobernanza, permitiría examinar con mayor precisión una coyuntura que pone al máximo la maquinaria productiva, financiera y militar de las grandes potencias, para conseguir que todos los países posibles se conviertan en aliados de una u otra de sus tesis. Esto se volvería una necesidad perentoria por “el mero hecho de que el sistema financiero transnacional mueva o administre cuatro veces más capital que el producto social bruto global revela toda la indefensión de la comunidad de Estados” (Grabendorff, 2017: pp. 62-63).
En este contexto, cobra mayor relevancia direccionar el análisis dilucidando el fondo y la forma cómo se ejerce una diplomacia bilateral múltiple de la potencia estadounidense hacia sus “aliados”, en avenencia con la llamada estrategia “America First”[25] y que comprende aspectos vitales como: la competitividad económica, cesión o negativa de ventajas arancelarias y comerciales, democracia y derechos humanos ( en aquellos países considerados totalitarios por EEUU), seguridad nacional de EEUU (narcotráfico, terrorismo y crimen organizado), migración, entre otros; manejados -cada uno de ellos- con diferentes tonos e intensidades dependiendo del país de que se trate y la conformidad con los escenarios estratégico y geopolítico, y, -ahora último también- con el cálculo electoral del presidente Donald Trump.
En esta línea, y a nuestro juicio, se observa que EEUU mantiene relaciones bilaterales o multilaterales de acuerdo a sus intereses estratégicos, negocia la cooperación en línea al hecho cierto de que, en mayor o menor medida, todas las economías latinoamericanas dependen de la economía norteamericana, y, aprovecha la innegable ausencia de cohesión en la región latinoamericana. En tal sentido, suponemos que ha dividido el subcontinente latinoamericano en tres clases de países: los “peligrosos”, los “moderados” y los “incondicionales”.
C1. Los considerados “peligrosos” para su seguridad nacional, pues se declaran abiertamente por fuera de los dictados imperiales y reivindican un proceso de desarrollo autónomo opuesto a la dependencia y al injerencismo norteamericano. En este grupo de países se encuentran:
Cuba, contra quien EEUU ha retomado agresivamente el bloqueo económico impuesto desde la década de los años 60s del siglo XX, y que, dada la aspereza de las declaraciones, las acciones en contra de un reciente re-establecimiento de relaciones diplomáticas, ese país se ha quedado con un inestable margen de maniobra en su política exterior que le impele necesariamente a trazar una política de alianzas que le acercan a Rusia y China en un afán por sostener su economía en el contexto que reivindica el multilateralismo.
Venezuela, que soporta los efectos derivados de una guerra comercial -impulsada por la oposición y sostenida por EEUU- que intenta estrangular su economía, provocar una guerra civil, poner a esa nación en ciernes de una guerra convencional con Colombia y Brasil y de ser invadida militarmente por la potencia; todo ello, con el objeto de favorecer los intereses económicos y políticos de sectores de la burguesía venezolana, que le son afines, para de esta forma garantizar el control de ingentes recursos naturales que posee este país.
Bolivia, para quien se reserva un conveniente silencio hasta no contar con condiciones adecuadas para desplegar un boicot severo contra el proyecto de Morales, intención que ya se vislumbra -en la antesala de las elecciones presidenciales de octubre- en la postura de ciertas élites bolivianas que impulsan un programa de oposición que contempla, entre otras intrigas, adelantar procesos secesionistas en dicho país.
Nicaragua, cuyo acercamiento a China en 2014, para impulsar dos proyectos geoeconómicos: la instalación de una gran empresa de telecomunicaciones china en territorio nicaragüense y la construcción de un canal interoceánico; y, la cooperación con Rusia, en 2017, para la instalación de una estación de rastreo satelital[26] detonó un “calentamiento de las calles” (golpe blando) que pretendió derrocar al gobierno de Daniel Ortega y qué provocó más de 300 muertos. Los vaticinios de la calificadora de riesgo Moody’s Analytics[27] ubica en 2019 a Nicaragua como la única nación centroamericana en zona de recesión, con una caída del 4% de su PIB.
C2. Los considerados “moderados”, con los cuales Trump creería poder negociar e impulsar procesos de intermediación en sus áreas de influencia, dada la situación que han adquirido en el concierto regional e internacional: En este grupo estarían:
México, es el segundo país que más inversión de EEUU recibe (según el US Congressional Research Service[28] hasta lo que va de 2019 -como monto acumulado- el flujo es cercano a los 100 mil millones de dólares). Si a esto se suma que el 81% de las exportaciones mexicas se hacen con EEUU, la especulación de que este país pueda -en la lógica de Trump- transformarse en un rehén funcional no es descabellada. Sin embargo, el tratamiento excluyente y discriminatorio con los países de Centroamérica, a quienes Trump califica como países inviables y les retira el apoyo económico como consecuencia del fenómeno migratorio, provocó un impasse diplomático que fue aprovechado por la Casa Blanca para incrementar la campaña de construir un muro fronterizo para evitar la “invasión” de migrantes hacia EEUU, junto con ello, y con el acostumbrado tono, se amenazó con imponer sanciones económicas a México, que si bien fueron sorteadas con habilidad por el ejecutivo mexicano, dejó a este país prácticamente atado a una trama en la que se ve obligado a facilitar las decisiones de EEUU, pero también le ha empujado a buscar formas de revisar su actuación en el marco del TLCAN, compromiso que constantemente Trump amenaza con cancelar, ampliando las posibilidades de intercambio con otras economías emergentes como son Rusia y China.
Uruguay, que es un país que ha construido una imagen sólida en la región, expresada en el mantenimiento de una economía estable, aquilatada por la Embajada de EEUU en ese país, cuando afirma que:
El Gobierno de Uruguay reconoce el importante papel que cumplen las inversiones extranjeras en el desarrollo económico y sigue manteniendo un clima de inversiones favorable que no discrimina a los inversores extranjeros[29]
Se destaca como característica principal de la política exterior uruguaya, el apoyo irrestricto que este país ha dado a todos los procesos de integración política y económica regional sin ninguna clase de exclusiones. No obstante, el pragmatismo económico exhibido por Uruguay, es importante tener en cuenta la capacidad política que ha desarrollado para sustentar una línea mediadora en conflictos graves para la región como es el caso venezolano.
3. Panamá, el motor de su economía continúa concentrándose en las grandes inversiones que se hacen a través del Canal y que han tenido efecto en el incentivo de otras actividades relacionadas (construcción, transportes, comunicaciones) aunado a la sólida actividad financiera y de servicios. El PIB panameño se acelerará de alrededor de 4% en 2018 a poco más de 5% en 2019. La estrecha relación de la economía panameña con el mercado estadounidense continúa siendo un motor impulsor de la actividad económica. Su ubicación estratégica le permite al país mantenerse como centro financiero regional y de atracción para los negocios internacionales.[30]
4. Costa Rica, que desde hace muchos años es considerado “un ejemplo” de estabilidad económica, política y social en Centroamérica, junto con una percepción de que es un lugar propicio para desarrollar negocios competitivos e impulsar importantes experiencias de innovación por los altos niveles de productividad y eficiencia alcanzados, desde la óptica de la economía capitalista. Las estimaciones de Moody’s Analytics aseguran que el crecimiento de la economía costarricense se ubicará en una tasa de 3% y que estará superando la desaceleración observada el año 2018, gracias a la apuesta que el gobierno ha hecho de concentrar un importante número de TLC con varios socios internacionales, así como acuerdos de promoción de inversiones con 14 países entre los que se encuentra, obviamente, EEUU.
C3. Los países que comulgan incondicionalmente con las tesis norteamericanas, son aquellos que se sienten “beneficiados” por los ofrecimientos/otorgamientos de cooperación económica y se consideran fortalecidos por el apoyo que reciben por la administración Trump, para la implementación de un modelo neoliberal “remozado” que preside la agenda de la “nueva derecha” latinoamericana del Siglo XXI:
Argentina, que tal como sucedió en los años 90s del siglo XX, se posiciona como la “punta de lanza” de la influencia de EEUU en América Latina. Junto con Brasil impulsan un tratado de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea (criticado agriamente por Trump) y allanan el camino para la suscripción de un gran acuerdo comercial con EEUU, gestado en el marco de la Cumbre del G-20 en Osaka, que será aprovechado como una ventaja en la guerra comercial con China[31] para tratar de reducir su influencia en la región. El gobierno de Macri ha puesto en jaque la economía argentina a partir de la implementación de un gigantesco ajuste neoliberal acordado con el FMI, que ha llevado a la sociedad al borde de un estallido social que pretende ser sofocado con una activa intervención de las FFAA en asuntos de orden público y en la sospechosa instalación de varias bases militares norteamericanas[32] en sitios estratégicos del territorio de ese país.
Brasil, si Argentina se posiciona como “punta de lanza”, el gigante sudamericano lo hace, a instancias de Trump, como un “nuevo gendarme”[33] que va a liderar un poderoso bloque económico en la región, lo cual, en perspectiva, le origina una incómoda situación al tener, con toda seguridad, que desarrollar acciones orientadas a impedir la presencia regional de las potencias BRICS (sobre todo China y Rusia) de las que este mismo país forma parte. En ese contexto, el gobierno ultraderechista de Jair Bolsonaro juega un rol importante pues ha aceptado de buen agrado que en este año Trump declarara a Brasil “…un aliado preferente fuera de la OTAN.”[34] como en su momento lo hiciera con Argentina y Colombia; y, el ofrecimiento de respaldar el ingreso de Brasil en la OCDE “el club de los ricos” que pondría a soñar a las élites brasileñas su acceso al “primer mundo”. Sin embargo, la situación interna del país se deteriora cada vez más, el plan económico no ha sido lo suficientemente solvente para controlar la recesión registrada en 2016 y garantizar ritmos de crecimiento aceptables. Crece el descontento popular con una tasa de desempleo que bordea el 13% de la PEA[35] (22% para jóvenes de 18 a 29 años), la intensificación del subempleo y una continua precarización laboral.
Chile, que califica su relación con EEUU como “prioritaria” basada en una amistad de largo aliento basada “…en valores y principios compartidos como la Democracia, el Estado de Derecho, el respeto de los Derechos Humanos y el valor de la Libertad”[36] En este contexto, Chile, junto a Colombia, ha liderado procesos como la creación del Foro de Integración Sudamericana (PROSUR) en abierta contradicción con UNASUR y una fuerte presión diplomática contra Venezuela. Para Chile, EEUU es el “mayor inversionista” en tanto que China es su “principal socio comercial”, situación que lo pone en una encrucijada en su relación con EEUU, que favorece el ejercicio de la alegórica política imperial del “palo y la zanahoria”. No obstante, este país también ha impulsado fuertemente la salvación del Tratado de Asociación Transpacífico (TPP) de 2016, que se cayó por la postura de EEUU de mantener una política unilateral y proteccionista, sustituyéndolo por el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP) o TPP11 (Chile, Australia, Brunéi, Canadá, México, Japón, Malasia, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam), con una clara visión librecambista.
Paraguay, que de acuerdo con la CAF[37] acusa, al igual que las demás economías latinoamericanas, un grave problema de productividad, expresado en la debilidad de “los mecanismos de entrada y salida de empresas, la baja innovación y una ineficiente distribución del empleo y capital entre los establecimiento productivos, incluyendo a aquellos que están en la informalidad” y debido, según la fuente, a un rezago en el acceso a financiamiento externo (que podría provenir de EEUU) y a la falta de incentivos a las alianzas público-privadas en infraestructura y en la creación de clústeres productivos.
Perú, en un contexto signado por la crisis política y democrática, el gobierno interino de Vizcarra (que sustituyó al de Pedro Pablo Kuczynski, quien fuera obligado a renunciar y condenado penalmente por corrupción) ha privilegiado la apertura de mercados con socios como EEUU, China, Japón y Australia. Su gobierno es débil y ha perdido legitimidad, al igual que la gran mayoría de los actores políticos peruanos. Ni siquiera las reuniones del llamado Grupo de Lima, realizadas con miras -casi exclusivamente- a profundizar la presión contra el gobierno de Venezuela (aislamiento y derrocamiento), permitieron poner de manifiesto los particulares problemas institucionales y políticos que tiene este país, que ha ido perdiendo -de manera sistemática- influencia en el concierto geopolítico de la región, aunque comparte la visión y demuestra un alto nivel de funcionalidad con la estrategia implementada por Trump para América Latina.
Colombia, que constituye un caso aparte en la región sudamericana, por venir jugando un rol similar a ser un “Israel” de América Latina[38] dada su abierta colaboración con los regímenes norteamericanos, ha debido -según lo señala el profesor Grabendorff- perder posiciones alcanzadas en el marco de la implementación del Plan Colombia y ceder a las exigencias de Trump sobre aplicar un plan agresivo de control de la producción y tráfico de drogas y retomar las controvertidas fumigaciones con glifosato para erradicar el cultivo. El peligro del no cumplimiento es que Colombia dejaría de recibir el apoyo financiero tan necesario para el proceso de paz, puesto a prueba por las últimas acciones, omisiones y decisiones del gobierno de Iván Duque, respecto de la JEP (Justicia Especial por la Paz) y por la ola de ejecuciones y asesinatos a líderes, lideresas sociales y efectivos desmovilizados. Esta situación confirma la fragilidad del proceso político colombiano y el poder de los grupos de presión económica que apoyan el paramilitarismo y el gobierno de la nueva derecha, que podría verse complicada en las próximas elecciones de octubre de 2019.
El Triángulo del Norte: Guatemala, Honduras, y El Salvador, mantendrá en 2019 el ritmo de crecimiento mostrado en el 2018 con las exportaciones de materias primas, pero siempre apoyado en el flujo de remesas[39] provenientes de sus trabajadores en los EEUU. Si bien esto explica el avance del mercado interno en estos países, básicamente por el impacto que dichos flujos tienen en familias de bajo ingreso, pero con una alta propensión al consumo[40], prefigura una condición de dependencia extrema con la economía norteamericana, que se agudiza con el fenómeno migratorio que, hoy por hoy, se encuentra en el ojo del huracán geopolítico que estremece a la región.
A manera de recapitulación es menester señalar que la coyuntura económica favorable que América Latina vivió en el periodo 2003-2008 que coincidió con la denominada “Gran Recesión” en las economías centrales, la rápida recuperación de la “tormenta perfecta” durante 2009 y 2011 gracias a la aplicación de políticas heterodoxas de tipo anticíclico y el financiamiento negociado con China, y, que marcó una etapa posneoliberal signada por el retorno del Estado, comenzó a atascarse desde 2012, aunque de forma más clara entre 2014 y 2016 provocando el final del boom de las commodities y sumiendo a muchos de los países latinoamericanos en un nuevo ciclo de crisis, que devino -en términos políticos- en el triunfo electoral, en algunos casos, en golpes de estado blando, en otros, de una nueva derecha regional que llegó con pretensiones de quedarse e implementar una agenda que recupera lo más conflictivo y controversial de un neoliberalismo remozado pero que en el fondo esboza los mismos objetivos de la política económica consumada en las dos décadas pérdidas (Ruiz, 2018)[41].
D. El caso específico del Ecuador en la trama geoestratégica de Trump
El discurso oficial del presidente Moreno reivindica la hazaña de haber devuelto el país a las cercanías de las economías más fuertes del mundo, toda vez que durante 10 años (2007-2017) estuvo alejado de “socios importantes” como EEUU, país al que considera su principal socio comercial. Esto lo ha venido señalando en repetidas ocasiones el Canciller José Valencia, para quien esta actitud demuestra el afán de “aperturismo” de la nación.[42] Tal decisión de política económica se traduciría en la negociación de nuevos acuerdos comerciales y de inversión de nuestro país con EEUU, la UE y China, y, más recientemente, el pedido que hiciera Moreno de admisión a la Alianza del Pacífico, que a decir de funcionarios del comercio exterior se producirían “en mejores condiciones” que los actos entablados anteriormente.
Sin embargo, esto no ha traído el beneficio esperado por el optimismo gubernamental pues las relaciones de intercambio entre el Ecuador y los EEUU evidencian preocupantes asimetrías en el comportamiento de la Balanza Comercial que arroja, según FEDEXPOR[43] los siguientes datos: entre 2018 (1.441 US$) y 2019 (1.559US$) las exportaciones totales con EEUU se incrementan en un 8%, mientras las importaciones 2018 (1.063 US$) y 2019 (1.521 US$) lo hacen en un 42%, notándose el peso que tiene la política proteccionista de la nación norteamericana. Si miramos los datos de la Balanza no petrolera el camino es muy similar:
Cuadro Nº 4
La caída y el estancamiento de las exportaciones en el período 2017-2019 son síntomas de la situación descrita, en tanto que el incremento de las importaciones entre 2018 y 2019 confirma la tendencia que obligaría al Ecuador a negociar nuevos acuerdos y a lanzarse a la búsqueda de una mayor competitividad, reduciendo costos internos.
De otro lado, las constantes visitas de altos jerarcas del gobierno de Trump (Mike Pence, Mike Pompeo, Paul Manafort) al Ecuador, han proporcionado los frutos deseados y han permitido saldar ciertos escollos molestos para la ejecución eficiente de la estrategia continental de la administración norteamericana, resumiremos algunos de ellos en los que Moreno ha tenido una participación protagónica:
crear muy rápidamente las condiciones para la implementación de una agenda económica afín a las demandas conservadoras de la economía, se pueden citar como ejemplos: la remisión de más de 4mil millones de US$ al gran capital, por concepto de moras en las obligaciones que este mantenía con el Estado, la utilización de eufemismos como “concesiones” para impulsar políticas de privatización de activos estatales eficientes, la reducción del déficit fiscal a costa de la desocupación de miles de trabajadores, la eliminación de programas sociales considerados ineficientes, que sin embargo, se pretende privatizarlos y una creciente informalización de la economía;
asegurarse de que por la vía de la politización de la justicia (lawfare), la vía política (pos verdad) y la vía de la manipulación mediática (fake news), el progresismo y otros sectores críticos con el régimen queden cercados y sin ninguna posibilidad de participar democráticamente, por el temor a que puedan retomar la conducción política del país;
comprometer al país en el conflicto colombiano, a través de una presencia mayor en la frontera norte, acogiendo la política de seguridad que impone EEUU;
sumar al Ecuador a las presiones diplomáticas y políticas contra el gobierno de Venezuela, p.e. la integración al Grupo de Lima, el reconocimiento de Juan Guaidó como “presidente” de ese país y los duelos verbales con el presidente Maduro;
retirar la condición de asilado de Julian Assange y entregarlo a la justicia inglesa, poniendo a este personaje en una ruta de ser extraditado a los EEUU, donde ya le espera una condena de 175 años;
impulsar -con inusitada virulencia- una campaña legal y mediática de persecución política contra el ex presidente Rafael Correa, exacerbando y banalizando el tema de la corrupción, que le ha llevado -incluso- a retirar la función de investigación que le corresponde al CPCCS y entregarla a la Secretaría Anticorrupción, cuya autoridad máxima se encuentra cuestionada; medidas estas, que a decir de fuentes confiables, permitirían (en)cubrir ciertos episodios, como INA Invesment, donde estaría involucrado el mismo presidente y su familia.
A lo anterior habría que sumarle la contraprestación, es decir, “la zanahoria”: esta viene de la mano de la concreción que el gobierno agenció con el acuerdo de endeudamiento con el FMI, supuestamente para fortalecer la economía (por el destino que tendrá el crédito y por la condiciones laxas del financiamiento), que había quedado prácticamente “quebrada” y “sobre endeudada” (a decir de los portavoces del gobierno) por las ejecutorias desmedidas (léase gasto público) del gobierno anterior. La carta de intención suscrita ya ha logrado la realización de dos desembolsos: de 652 millones de US$, el primero, y, de 251 millones, el segundo; a los que se suman: 500 millones de US$ del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), 150 millones del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) y otros 500 millones otorgados por el Banco Mundial (BM). Que en total ascienden a la suma de 2.053 millones de US$ en lo que va del 2019.
Como justificativo a todas estas acciones y decisiones nunca han dejado de faltar excusas hábilmente fabricadas y adaptadas para cada situación, las mismas que han sido magnificadas por un impresionante despliegue de los medios de comunicación oficiales y privados, mientras que aspectos críticos que comprometerían al régimen y a las élites económicas y políticas, son convenientemente ocultados a la opinión pública.
E. Conclusiones
El carácter de la diplomacia, para América Latina, impulsada por la administración de Donald Trump responde, como obviamente se podría entender, a una estrategia que está finamente diseñada, en el orden de lo que los expertos llaman la ingeniería geopolítica. Sus resultados, sin embargo, no siempre coinciden con el diseño original, por lo que la potencia se ve obligada a tomar otras medidas como aquella de ejercer un control autoritario sobre nuestros países, para obligarlos a cumplir con compromisos adquiridos y, así, evitar consecuencias no deseadas en sus realidades económicas y políticas.
El centramiento en la dinámica del capital financiero, que el gobierno de Trump continúa experimentando y su apuesta por beneficiar a los sectores de más altos ingresos, pone a la economía norteamericana en riesgo de una nueva recesión, que de acuerdo con varias fuentes tendría consecuencias nefastas para los sectores medios y pobres de la sociedad[44], en tanto que los sectores acomodados y las élites acceden a permanentes exenciones y subvenciones por parte del Estado.
Las condiciones que afectan a la economía de la mayor potencia mundial, necesitan encontrar una válvula de escape y esta reside, no solo en las manifestaciones de una abrupta diplomacia del “bravucón del barrio” tanto a nivel interno como a nivel externo, sino en una muy bien delineada reproducción/aplicación de un esquema de dominación imperial que ha sido ejercida desde finales del siglo XIX, escenario donde EEUU empezó su carrera hegemónica.
EEUU ejerce una diplomacia bilateral múltiple con sus “aliados”, en avenencia con la llamada estrategia “America First” que comprende aspectos vitales como: la competitividad económica, cesión o negativa de ventajas arancelarias y comerciales, democracia y derechos humanos, seguridad nacional, migración, entre otros; manejados -cada uno de ellos- con diferentes tonos e intensidades dependiendo del país de que se trate y la conformidad con los escenarios geopolíticos, y, con el cálculo electoral del presidente Donald Trump.
Para la región, sin perjuicio de que la gran mayoría de países ha vuelto a la órbita de EEUU, la única opción que se vislumbra como una barrera de defensa es, la integración, pero no la que está presente en las agendas de los mandatarios actuales que procura un “regionalismo abierto” a decir de Ruiz[45] “centrado únicamente en aspectos puramente comerciales y transaccionales donde prima la racionalidad neoliberal”, sino una modalidad propia acentuada en lo que somos como cultura de paz y rectorando el fortalecimiento de la soberanía de cada uno de los países de la patria latinoamericana. En ese sentido, la CELAC[46] continúa siendo una excelente opción.
Referencias bibliográficas
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Grabendorff, Wolf (2017). Los dueños de la globalización Cómo los actores transnacionales desmantelan el Estado (latinoamericano). Revista Nueva Sociedad No 271. Buenos Aires.
_______________ (2018). América Latina en la era Trump ¿Una región en disputa entre Estados Unidos y China? Revista Nueva Sociedad Nº 275, mayo-junio 2018. Buenos Aires.
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https://www.peru-retail.com/ecuador
https://www.telesurtv.net/staff/ggorraiz
[1] La adaptación de la teoría del “palo y la zanahoria” fue expuesta inicialmente por Sherman Kent en su libro “Inteligencia Estratégica para la Política Mundial Norteamericana” (1949).
[2] El Sistema de Reserva Federal, conocido como Reserva Federal o simplemente FED (Federal Reserve System), es el modelo de sistema bancario existente en EEUU. (Economipedia)
[3] https://admiralmarkets.es/education/articles/forex-strategy/
[4] https://admiralmarkets.es/education/articles/forex-strategy/
[5] Bloomberg L. P. es la empresa que fundó Michael Bloomberg en 1981 en Nueva York dedicada a ofrecer servicios de información financiera en tiempo real. https://blog.selfbank.es/bloomberg/
[6] https://www.france24.com/es/20190427-economia-trump-crecimiento-eeuu-2019
[7] Bankinter es un banco español altamente reputado por sus informes financieros anuales sobre las principales economías del mundo. https://www.bankinter.com/banca/inicio
[8] https://www.rankia.com/blog/gestion-del-ciclo/
[9] La Universidad imprime dos versiones de estos datos (preliminar y revisada) separadas por 15 días una de la otra. Como el comunicado preliminar es el más temprano, tiende a tener más impacto.
[10] https://es.investing.com/economic-calendar/unemployment-rate-300
[11] Empleo en condiciones laborales inferiores a la calificación profesional requerida y mal remunerado. https://www.um.es/neologismos/
[12] https://www.elcato.org/que-es-y-que-efectos-tiene-una-flexibilizacion-cuantitativa
[13] Profesor de la Universidad de Misuri en Kansas City. Ex analista de Wall Street
[14] Entrevista en Keiser report RT (16.07.2019)
[15] dinero por decreto, es una forma de dinero sin valor intrínseco. Su valor se basa en su declaración como dinero por el Estado.
[16] Informe sobre EEUU realizado por Philip G. Alston, relator sobre pobreza extrema y derechos humanos de la ONU, 2017.
[17] Keiser report, RT / Programa del martes 09 de julio de 2019
[18] Ibíd.
[19] Neologismo acuñado por Adela Cortina con el que llama la atención sobre que llamamos xenofobia o racismo al rechazo a inmigrantes o refugiados, cuando en realidad esa aversión no se produce por su condición de extranjeros, sino porque son pobres. https://www.diariocritico.com/
[20] Profesor de economía y finanzas en la Universidad de Western, Sídney, Australia.
[21] Entrevista en Keiser report RT (16.04.2019)
[22] La obra cumbre de Rudolf Hilferding se denominó: “El Capital Financiero. Estudio sobre el desarrollo reciente del capitalismo” escrita en 1910 y fue una de las fuentes de Lenin para su “Imperialismo, fase superior delcapitalismo”.
[23] https://katz.lahaine.org/el-imperialismo-del-siglo-xxi/
[24] Wolf Grabendorff: es politólogo y consultor en temas de relaciones internacionales y de seguridad en América Latina. Fundador y Director del Instituto de Relaciones Europeo-Latinoamericanas (IRELA).
[25] Engloba cuatro prioridades vitales para el gobierno de Trump: proteger el territorio estadounidense, promover la prosperidad, preservar la paz gracias a la fuerza y hacer progresar la influencia de EEUU.
[26] http://www.resumenlatinoamericano.org/
[27] https://www.moodysanalytics.com/-/media/article/2019/perspectiva
[28] https://www.bbc.com/mundo/noticias-43677336
[29] https://uy.usembassy.gov/es/informe-2019-sobre-clima-de-inversiones
[30] https://www.moodysanalytics.com/-/media/article/2019/perspectiva
[31] https://elpais.com/internacional/2019/07/05/
[32] La Ministra del Interior del Ecuador, María Paula Romo, “denunció” hace pocos días la infiltración en el país de efectivos del Estado Islámico. En Argentina, en la provincia de Misiones, hay una base de tarea, cerca de la triple frontera, con el objetivo de combatir el narcotráfico y ante la supuesta presencia de “Hezbollah”. Esto demuestra que es parte de una estrategia continental.
[33] EEUU ofrece a Brasil, inclusive, apoyar su candidatura para que forme parte del Consejo de Seguridad de las NNUU. https://www.telesurtv.net/staff/ggorraiz
[34] Notificación oficial de Trump al Congreso de EEUU, que legitima a este país como un comprador preferente de armas norteamericanas.
[35] https://es.investing.com/economic-calendar/brazilian-unemployment-rate-411
[36] https://minrel.gob.cl/
[37] Banco de Desarrollo de América Latina, antiguamente Corporación Andina de Fomento https://www.caf.com/es/actualidad/noticias/2019/
[38] Dicho por Hugo Chávez en 2009, a propósito de la retórica guerrerista del ex presidente Álvaro Uribe.
[39] Un estudio de la ONG Diálogo Interamericano, con sede en Washington, examinó las remesas que llegan a 15 países de la región, en un flujo que -se calcula- alcanzó los US$73.000 millones en 2017.
[40] https://www.moodysanalytics.com/-/media/article/2019/perspectiva
[41] https://lalineadefuego.info/2018/03/27/
[42] https://www.peru-retail.com/ecuador
[43] https://www.expreso.ec/economia
[44] Ahora mismo, el gobierno ha eliminado el subsidio de alimentación a los más pobres conocido como Programa de cupones para alimentos (SNAP)
[45] https://lalineadefuego.info/2018/03/27/
[46] Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe
https://coyunturaisip.wordpress.com/2019/08/14/la-estrategia-trump-para-america-latina-de-la-doctrina-monroe-a-la-diplomacia-del-palo-y-la-zanahoria/