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Dialéctica de la revolución y la contrarrevolución


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Introducción

Las sociedades modernas emergen de com­plejos procesos revolucionarios que se han su­cedido en el mundo desde el siglo XVII en ade­lante bajo diversas formas de manifestarse, las que por sus características comunes y las espe­cificidades que adoptan en cada caso particular, han sido fundamentalmente de dos tipos: las de carácter capitalista y las socialistas o, en no po­cos casos, de transición entre las dos.

En América Latina estos acontecimientos históricos radicales son parte de un prolongado proceso iniciado con las luchas por la emanci­pación de las metrópolis europeas que la so­metieron al coloniaje a lo largo de tres siglos. Desde entonces sus pueblos han transitado por distintas etapas, en medio de una encarnizada lucha de elites del poder y sus respectivas cla­ses sociales: unas empecinadas en mantener las estructuras consolidadas en esos siglos de colo­niaje y otras, bajo el influjo de las transformaciones sociales europeas y las propias demandas del momento histórico que viven, tendientes a implantar en nuestras patrias regímenes mas democráticos fundamentados en variantes de Ia ideología liberal.

Todos esos procesos de transformación so­cial siempre tuvieron que enfrentar Ia mas enco­nada resistencia por parte de las elites del poder

enquistadas en el control de Ia economía, de Ia política y demás esferas fundamentales de la actividad social tales como Ia comunicación, Ia educación y otras que les aseguraban el control de la conciencia social. Desde el siglo XIX se han sucedido prolongadas, denodadas y sangrientas batallas a lo largo y ancho de nuestro continen­te entre los forjadores de la modernidad y los defensores de Ia tradición, entre los que flamea­ban las banderas del progreso, de las libertades y derechos ciudadanos básicos para nuestros pueblos en tenaz lucha contra los abanderados del inmovilismo social.

En nuestros días varios países retoman esos procesos iniciados por el radicalismo liberal latinoamericano, frustrado en su avance por plu­tocracias y oligarquías de todo jaez surgidas de procesos contrarrevolucionarios que, aliadas a intereses foráneos imperiales, desembocaron en las Ultimas décadas del siglo pasado en Ia hege­monía neoliberal que convirtiera a la región en una de las mas inequitativas del mundo.

El siglo XXI se presenta prometedor para América Latina en cuanto a importantes trans­formaciones sociales de varios de sus países.Es­tos procesos sociales progresistas incomodan a poderes locales y mundiales que, para frenarlos o restaurar el orden social conveniente a sus intereses, utilizan todos los recursos posibles. Es menester en esta nueva etapa de luchas por Ia integración regional y Ia segunda independen­cia de Nuestra América, entender desde la teoría social estos flujos y reflujos de la dialéctica entre revolución y contrarrevolución, con poderosos enemigos internos y la cada vez mas descarada injerencia foránea.

Precisamente en el presente año se conme­mora el centenario de la Revolución de Octubre, Ia primera revolución socialista triunfante en el país mas extenso del mundo, indudablemente una de las de mayor trascendencia histórica por su influencia que cambió radicalmente el curso de Ia historia humana en el siglo XX. Los hechos demuestran que Ia revolución rusa o bolchevique desde sus inicios se vio permanentemente asediada por Ia contrarrevolución organizada por fuerzas internas y externas que,a lo largo de siete décadas, no descansaron hasta infligirle la derrota en 1991.

Ahí esta ese proceso dialéctico como para recordarnos Ia vigencia que tiene para las cien­cias sociales Ia problemática de Ia revolución y Ia contrarrevolución, con todo su impacto en los aspectos fundamentales del devenir de toda sociedad. Ante esa relevancia teórica, en este ar­ticulo se examinan las características esenciales de estos fenómenos desde una perspectiva mar­xista, poniendo especial énfasis en los recursos que las fuerzas contrarrevolucionarias utilizan en su labor de zapa en contra de los procesos revolucionarios que emprenden los pueblos en

su afán de construir sociedades mas justas.

El concepto de revolución y sus características esenciales

El termino introducido por Copernico en 1543 en su obra De revolutionibus orbium coeks­tium,marcando una gran conmoción en el campo de las ciencias naturales, pasa también a las ciencias sociales desde el siglo XVII para signifi­car los profundos cambios que se dan en el desa­rrollo de Ia sociedad Luis Villoro (2010)3 afirma que las transformaciones ocurridas en 1688 en Inglaterra marcan el inicio del uso del termino revolución que en adelante sera convertido en categoría fundamental para la política, Ia sociología y ciencias sociales en general.

Los clásicos del marxismo desde sus obras mas tempranas, en contraposición a las inter­pretaciones conservadoras del fenómeno o a las liberales con las cuales no pueden coincidir plenamente, desarrollan una propia teoría de la revolución.En la Ideología alemana escrita con­ juntamente en Bruselas en 1846, ya tienen una precisa concepción del asunto:

La contradicción entre las fuerzas produc­tivas y Ia forma de relación que. como veá­mos, se ha producido ya repetidas veces en Ia historia anterior, pero sin llegar a poner en peligro la base de la misma, tenia que traducirse necesariamente, cada vez que eso ocurría, en una revolución, pero adoptando al mismo tiempo diversas formas acceso­rias, como totalidad de colisiones, colisio­nes entre diversas clases, contradicción de las conciencias, lucha de ideas, etc., lucha política, etc. Desde un punta de vista limi­tado, cabe destacar una de esas formas acce­sorias y considerarla como Ia base de estas revoluciones, cosa tanto mas fácil cuanto que los mismos individuos que sirven de punta de partida a las revoluciones se hacen ilusiones acerca de su propia actividad, con arreglo a su grado de cultura y a Ia fase del desarrollo histórico de que se trata.

Todas las colisiones de la historia nacen, pues, según nuestra concepción de Ia con­tradicción entre las fuerzas productivas y Ia forma de relación (Marx y Engels, 1976'-:61-62).

Lo que llaman en un inicio forma de rela­ción sera definido mas adelante de manera defi­nitiva como relaciones de producción. Cuando

en 1859 Marx escribe el prologo de la Contribución a la crítica de la Economía Política ya tiene mas pulida la que sera su clásica definición de

revolución:

Al llegar a una fase determinada de desa­rrollo las fuerzas productivas materiales de Ia sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes o, lo que no es mas que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad den­tro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas, y se abre así una época de revolución social. (...) Cuando se estudian esas revoluciones hay que distinguir siem­pre entre los cambios materiales ocurridos en las condiciones económicas de produc­ción y que pueden apreciarse con la exac­titud propia de las ciencias naturales, y las formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en una palabra las formas ideológicas en que los hombres adquieren conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo (Marx, 1976b:518).

Sera Lenin quien al fragor de la defensa de la revolución triunfante en el inmenso imperio ruso, desarrollará mas su teoría en medio de una franca e intensa lucha ideológica con todos los exponentes de la oposición y de la contrarre­volución. Las experiencias del día a día en ese colosal intento de consolidar la victoria de los humillados y ofendidos de su patria le obligan a profundizar permanentemente en sus reflexio­nes sobre tan complejo problema. Y este es uno de los puntos clave que sostiene: la revolución es "una situación complicada en extremo otra situación es impensable:

Tales revoluciones no existen y los suspiros por una revolución de ese tipo no son mas que lamentaciones reaccionarias de inte­lectuales burgueses. Aún en el caso de que Ia revolución comience en una situación que, al parecer no sea muy complicada, ella misma, al desarrollarse, crea siempre si­tuaciones complicadas en extremo. Porque una revolución verdadera, una revolución profunda, "popular", según Ia expresión de Marx, es un proceso increíblemente com­plicado y doloroso de agonía de un régimen social caduco y de alumbramiento de un ré­gimen social nuevo, de un nuevo modo de vida de decenas de millones de personas. La revolución es Ia lucha de clases y la guerra

civil mas enconadas, mas furiosas, mas en­carnizadas. En la historia no ha habido ni una sola gran revolución sin guerra civil. Y solo un hombre enfundado puede pensar que es posible una guerra civil sin una "si­tuación complicada en extremo Sin situaciones extraordinariamente complicadas jamas habría habido revoluciones. El que no se arriesga no pasa la mar (Lenin,1977a: 308).

Hay quienes se hacen ilusiones con una revolución sin sobresaltos, continúa, no falta quien estaría dispuesto a aceptar Ia revolución so­cial si la historia nos llevase a ella de una manera tan pacífica, tan serena, tan suave y cuidadosa como un tren expreso alemán llega al anden de una estación. El mozo del tren, muy digno, va abriendo las portezue­las del coche y exclama: !Estación Revolu­ción Social! Alle aussteigen! (jtodo el mun­do debe apearse!) (Ibid).

Cuando en 1915 escribe su trabajo La banca­rrota de Ia II Internacional, publicado el mismo año en Ginebra, Lenin (Ibid:226) deja clara esa posición teórica; "A un marxista no le cabe duda de que Ia revolución es imposible sin una situa­ción revolucionaria; ademas, no toda situación revolucionaria desemboca en una revolución" Y Ia define destacando sus manifestaciones objeti­vas mas reconocibles:

iCúales son, en términos generales, los síntomas distintivos de una situación re­volucionaria? Seguramente no incurrimos en error si señalamos estos tres síntomas principales:

1) La imposibilidad para las clases domi­nantes de mantener inmutable su domina­ción; tal o cual crisis de las "alturas': una crisis en Ia política de Ia clase dominante que abre una grieta por Ia que irrumpen el descontento y la indignación de las clases oprimidas.Para que estalle la revolución no suele bastar con que "los de abajo no quie­ran': sino que hace falta, ademas, que "los de arriba no puedan seguir viviendo como basta entonces. 2) Una agravación fuera de lo común, de la miseria y de los sufrimien­tos de las clases oprimidas. 3) Una intensi­ficación considerable, por estas causas, de la actividad de las masas, que en tiempos de "paz" se dejan expoliar tranquilamente, pero que en épocas turbulentas son empu­jadas, tanto por toda Ia situación de crisis, como por los mismos "de arriba': a una situa­ción independiente.

Sin estos cambios objetivos, no solo inde­pendientes de Ia voluntad de los distintos grupos y partidos,sino también de Ia volun­tad de las diferentes clases, la revolución es, por regla general, imposible. El conjunto de estos cambios objetivos es precisamente lo que se denomina situación revolucionaria (Ibid.:226-227).

Belin Boev (1983: 5) en Dialéctica de la re­volución, un exhaustivo análisis sobre este fenómeno, define como objeto de Ia ciencia política a las revoluciones sociales con todos sus ele­mentos esenciales (intereses y conflictos de cla­se, tendencias de su desarrollo, regularidades, etc.), ademas como las mas poderosas, signifi­cativas, dinámicas e implacables palancas para el progreso social por el radicalismo de sus consecuencias. Destaca su evolución desigual según las características de cada sociedad y establece sus diferentes momentos: auge y estancamiento, desvíos y correcciones, desafueros y cordura, fases en las que las inconsecuencias y contradic­ciones inevitablemente se manifiestan. Resalta además el carácter interdisciplinario de los estu­dios de Ia revolución por su complejidad, desde la economía , politología, sociología , psicología , culturología y filosofía, entre las ciencias socia­les mas importantes que tratan de desentrañar su dinámica, causas y consecuencias.

AI analizar el complejo proceso de Ia lucha revolucionaria en América Latina en Ia segunda mitad del siglo XX, Rodney Arismendi (1987:

297-298), marxista uruguayo, hace importan­tes precisiones teóricas acerca de Ia revolución que si bien obedece a regularidades o rasgos comunes válidos para toda revolución social, que pueden generar una semejanza relativa, sin em­bargo, por lo complejo de sus procesos, en cada caso se presentan como especificidades propias de cada realidad concreta, en dependencia de las fuerzas motrices que la impulsan, de las características de los aliados y las alianzas políticas que se configuran, de la composición de sus participantes, de las vías elegidas y etapas por las que deben transcurrir para su triunfo: "en toda revolución actúan leyes generales que definen su carácter y se presentan en formas históricas concretas, siempre irrepetiblemente especificas".

En la academia norteamericana, cuando en las décadas de los sesenta y setenta del siglo pasado se recupera Ia tradición de los clásicos, en oposición al empirismo, estructuralismo y fun­cionalismo que había imperado en su sociología,se funda toda una corriente de investigación a partir de lo que llaman Ia Sociología Históri­ca, institucionalizándola como disciplina en los planes de estudio de algunas de sus universi­dades. El influjo del marxismo en esta corrien­te del pensamiento es inevitable. Tal el caso de Charles Tilly o Theda Skocpol, de quien toma­remos algunas de sus reflexiones conceptuales sobre la revolución.

En su libro Los Estados y las revoluciones sociales, donde hace un estudio comparado de las revoluciones francesa, rusa y china, Sko­cpol (1984: 11) señala que llegá a convencerse que "las causas de las revoluciones solo podrían comprenderse pensando en las interrelaciones especificas de las estructuras de clase y Estado y en Ia compleja interacción al cabo del tiempo, de los acontecimientos internos e internacionales". En cuanto a su definición:

Las revoluciones sociales son transforma­ciones rápidas y fundamentales de Ia situa­ción de una sociedad y de sus estructuras de clase; van acompañadas, y en parte son llevadas por las revueltas, basadas en las clases. iniciadas desde abajo. Las revolu­ciones sociales se encuentran aparte en las otras clases de conflictos y procesos trans­formativos, ante todo, por Ia combinación de dos coincidencias: la coincidencia del cambio estructural de Ia sociedad con un levantamiento de clases, y Ia coincidencia de la transformación política con Ia social (Ibid.: 21).

Una observación metodológica importante para una cabal comprensión de las revoluciones sociales es tratarlas en su complejidad, pues en su criterio la sobresimplificación que aisle sus aspectos no permite ese cometido. Por lo tan­to, para Skocpol (Ibid:23-24} "las revoluciones sociales no deben analizarse desde una perspec­tiva estructural, recomendando el análisis teóri­co comparativo como la forma "mas apropiada para desarrollar explicaciones de las revolucio­nes que, al mismo tiempo, estén enraizadas en la historia y sean generalizables, mas allá de los casos aislados Como un proceso social complejo en la re­volución se pueden diferenciar una serie de eta­pas, cada una de las cuales prepara las condicio­nes propicias para las siguientes:

En Ia forma mas general podemos diferenciar cinco etapas principales del desarrollo de Ia re­volución: 1) período de maduración de las premisas socio-económicas objetivas; 2) período de crisis nacional generalizada y de lucha por el poder político;3)periodo de Ia situación revolu­cionaria y efervescencia política de las masas; 4) revolución política e implantación del poder de una clase mas progresista;5) período de afianza­miento de los resultados de Ia revolución (Bur­Iatski, 1982: 267).

Que, como señala el autor citado, "en tal o cual revolución concreta son posibles diversos tipos de desviaciones respecto de esta periodi­zación, o sea, mayor fragmentación de los pe­ríodos, contornos confusos del paso de uno al otro, falta de culminación de los mismos, etc." (lbfd.:268).

De lo complejo que resulta la aplicación practica de un concepto teóricamente correcto sirve de ejemplo el caso de Anthony Giddens (2000: 638) quien define Ia revolución como "la toma del poder político, generalmente por medio de Ia violencia, por los lideres de un movimiento de masas que posteriormente, utilizan dicho poder para iniciar grandes procesos de reforma social". Desde ese punto de vista saca conclusiones bastante discutibles cuando afirma que lo que "ocurrió en 1989 en Europa Oriental fue realmente una serie de revoluciones, ya que había movimientos sociales de masas; se ame­nazó con la violencia y, a veces (en Rumanía, por ejemplo), esta se utilizó contra las autoridades, y los acontecimientos produjeron auténticos procesos de reforma social" (lbfd.). Se le olvidó al sociólogo ingles que la revolución se concibe como progreso, como mejora sustancial en conquistas sociales respecto al régimen ante­rior y no regresión en beneficio de elites y oligarquías como se ha constatado 25 años después de "transición" como eufemísticamente deno­minan a este periodo en esos países a verdade­ros procesos contrarrevolucionarios. Pero esa es otra discusión, propia de la socialdemocracia en oposición a la sociología marxista, que escapa a los objetivos de este articulo.

La contrarrevolución como freno o negación de los procesos revolucio­narios

Toda revolución, en palabras de Marx, engendra contrarrevolución, esta surge paralela­mente a aquella. Cuando Engels hace el análisis y balance de la revolución alemana de 1848 deja claramente establecido este incontrovertible principio sociológico:

(...) todas las revoluciones tienen por desti­no que Ia unión de las diferentes clases, que siempre es en cierto grado una condición necesaria de toda revolución, no puede subsistir mucho tiempo.Tan pronto como se conquista Ia victoria contra el enemigo común, los vencedores se dividen, forman distintos bandos, y vuelven las armas los unos contra los otros.Precisamente este rápido y pasional desarrollo del antagonismo entre las clases en los viejos y complicados organismos sociales hace que Ia revolución sea un agente tan poderoso del progreso social y político; y precisamente ese conti­nuo y rápido crecer en los nuevos partidos, que se suceden en el poder durante esas conmociones violentas, hace a la nación que recorra en cinco años mas camino que recorrería en un siglo en circunstancias or­dinarias (Engels, 1976:335).

Posteriormente Lenin (1976b: 6}, indu­dablemente el teórico que mas desarrolló los aspectos de la contrarrevolución como fenómeno social por el papel histórico que le tocó jugar en la dirección de la mayor revolución ocurrida en el siglo XX, hace también suya esa reflexión extraída de Ia practica social:"imagi­narse que la historia universal avanza suave y ordenadamente, sin gigantescos saltos atrás en algunas ocasiones, no es dialéctico, es acienti­fico, falso desde el punto de vista teórico", pues, reflexiona en otro de sus celebres escritos:

(...) en toda revolución profunda, la regla es que, los explotadores, que durante bas­tantes años conservan de hecho sobre los explotados grandes ventajas, opongan una resistencia larga, porfiada y desesperada. Nunca a no ser en Ia fantasía dulzona del melifluo tontaina de Kautsky- se someten los explotadores a Ia voluntad de la mayoría de los explotados sin haber puesto antes a prueba su superioridad en una desesperada batalla final, en una serie de batallas.

(...) los explotadores siguen inevitablemen­te abrigando esperanzas de restauración.es­peranzas que se convierten en tentativas de restauración. Después de la primera derrota seria, los explotadores derrocados, que no esperaban su derrocamiento ni creían en el, que no aceptaban ni siquiera Ia idea de que pudiera producirse, se lanzan con ener­gía decuplicada, con pasión furiosa y odio centuplicado a Ia lucha por Ia restitución del "paraíso que les ha sido arrebatado, en de­fensa de sus familias, que antes disfrutaban de una vida tan dulce y a quienes Ia chusma vil" condena a Ia ruina y miseria (o al traba­jo "simple"...) (Lenin,1979a: 84).

Alvaro García Linera (2012: 11) al recordar esa verdad histórica -"Fue Lenin quien señala que todo proceso revolucionario verdadero engendra una contrarrevolución aún mayor"­ explica en nuestros días, desde Ia experiencia boliviana. Ia dialéctica entre revolución y con­ trarrevolución como algo permanente y que re­quiere vigilia sin tregua por parte de los sujetos que propugnan la transformación social: •Eso significa que toda revolución necesita avanzar para consolidarse, pero al hacerlo levanta fuer­zas opositoras a su avance que ponen en jaque la propia revolución, la cual para defenderse y consolidarse deberá a su vez avanzar mas, des­pertando aún mayores reacciones de las fuerzas conservadoras, y así de manera indefinida.

Por esa regularidad de Ia historia. hay revolu­ciones que perduran o son derrotadas en menor o mayor plazo por fuerzas contrarrevoluciona­rias. Múltiples son los ejemplos de ello en dife­rentes épocas y lugares: la Revoluci6n Francesa(1789-1794-1814), la española (1820-1823), larevolución democrático burguesa en Alemania en 1848, Ia paraguaya (1814-1870), Ia Comuna de Paris en 1871, la colombiana (1848-1885), Ia primera mexicana (1855-1876), Ia ecuatoriana (1895-1912), Ia rusa (1905-1914), otra vez en Alemania Ia revolución de noviembre de 1918-19 e igualmente en Hungría. la guerra civil españo­la (1936-1939), en Bolivia (1952-1964), Hungría (1956) y Checoslovaquia (1968), en Chile (1970-1973), en Ia pequeña isla de Granada (1979-1983), Polonia (1980-81), o la revolución nicara­guense (1979-1990). A las que se suman todas las revoluciones socialistas de los paises de Europa oriental: la sovietica (1917-1991) y las triunfantes despues de la segunda guerra mundial basta su desaparición en 1989.En el Asia, Ia de Mongolia (1920-1990), la de Afganistan (1978-1992) y Ia de Irak (1979-2003). Y Libia (1969- 2011), una de las mas recientes, en el continente africano.

Toda revolución, por lo tanto, debe enfrentar inevitablemente una abierta o encubierta con­ trarrevolución. Y el desenlace sangriento se ma­nifiesta generalmente tambien como constante en la gran mayoria de ellas, aspecto ampliamente registrado por la memoria histórica en muchos de los casos señalados. Tal Ia fuerza, impacto e influencia de las revoluciones que, al decir del sociólogo tunecino Elbaki Hermassi, "el carácter universal de las revoluciones signlfica que ejer­cen un efecto demostrativo mas alla de las fron­teras de su pais de origen con un potencial para desencadenar oleadas de revolución y contrarre­volución dentro de unas sociedades y entre unas y otras" (citado por Skocpol, 1984:20).

Siendo innegable la importancia que tiene la contrarrevolución para las ciencias sociales, en tanto problema teórico, se puede constatar que ha sido menos abordado que el de Ia revolu­ción, a pesar de Ia clara comprensión que impli­citamente existe acerca de su inevitabilidad en todo proceso revolucionario, debido a la ferrea oposición que manifiestan los sectores sociales perjudicados en sus intereses y privilegios al ser reducidos sustancialmente, o eliminados, por los cambios radicales introducidos por las revoluciones sociales. Oposición que en algún momento de su desarrollo puede ser desplegada tambien por elementos que participaron en la revolución. Sin embargo, de las fuentes docu­mentales existentes se pueden rescatar valiosas caracterlsticas esenciales a ser consideradas en el estudio de la contrarrevolución, gracias a la sistematización realizada por algunos cientifi­cos sociales que han profundizado en el analisis del tema.

Para el cientifico sovietico Yuri Krasin (1983: 275-276) toda contrarrevolución constituye un proceso regresivo liderado por los grupos socia­les opuestos a una revolución que tienden a Ia restauración o conservación del estado social anterior, para lo cual recurren a todas las for­mas posibles: rebeliones, guerras civiles, conspiraciones, sabotajes, diversionismo ideológico, intervenciones extranjeras, bloqueos, entre las acciones mas frecuentes, que debe enfrentartodo proceso revolucionario. La restauración temporal del orden anterior no siempre puede eliminar todas las profundas transformaciones realizadas por la revolución. En el plano ideológico, destaca Krasin, se recurre a metodos cuyos elementos se fundamentan en el revisionismo y el nacionalismo, el bonapartismo, e incluso el fascismo puede ser uno de sus recursos extre­mos. En cuanto a los actores sociales, los define como grupos minoritarios de Ia sociedad que constituyen las clases explotadoras desplazadas por Ia revolución, que en su actividad contrarrevolucionaria necesitan atraer a amplios sectores de las masas, para lo cual introducen en su seno la discordia, la confusión y la división. Entre los grupos sociales mas vulnerables a inclinar su es­tado de animo a favor de Ia contrarrevolucion señala a la pequeña burguesia.

En un Breve diccionario político, coinci­diendo con mucho de lo anterior, se define a la contrarrevolución como la lucha activa de los sectores opositores "contra Ia creciente revolu­ción con el objeto de conjurarla, o contra Ia re­volución triunfante y el régimen social y estatal establecido como resultado de la victoria, con el objeto de restaurar los ordenes caducos". Son importantes los dos momentos que se destacan de Ia actividad contrarrevolucionaria:durante el proceso de la revolución y cuando esta triunfa, en los que la lucha entre las fuerzas de la revo­lución y de la contrarrevolución expresan su cáracter dialéctico como "ley objetiva de la lu­cha de clases en su período de máxima tensión" (Onikov,l983: 117}.

En cuanto a las formas en que se manifies­ta la contrarrevolución, entre las mas comunes estan las siguientes:"resistencia armada, guerra civil, motines, conspiraciones, actos de sabotaje, subversiones". Y los recursos mas utilizados por las fuerzas de Ia contrarrevolución para ganarse a las grandes masas son "el engaño, la demago­gía, el chantaje la calumnia" (Ibid.). Además, si es necesario recurrir al terror, antes y despues, la contrarrevolución no tiene ningún empacho en hacerlo. Todo un instrumental usado en cualquier época y Iugar donde se da el enfrenta­miento entre las fuerzas del orden y las fuerzas del cambia, a lo que habrla que sumar "calum­nias, engaño de la opinion pública, bloqueo eco­nómico, sabotaje, hambre y destrucción, sobor­no y amenaza, terror, asesinato de personalida­des politicas, asaltos al estilo fascista: tal es hoy el arsenal de metodos de la contrarrevolución" (Pavlenko, 1985: 32}.

En esa lógica de revolucion y contrarrevo­lución Belin Boev (1983: 60) hace algunos im­portantes señalamientos sobre esta última. En determinadas circunstancias históricas, afirma, siempre puede surgir una situacion contrarre­volucionaria "cuando las fuerzas reaccionarias utilizan algunas dificultades, sean temporales o duraderas, para la revolución (crisis al interior de las fuerzas revolucionarias}, para autoorga­nizarse y retroceder la rueda de la historia". De ahí que:

En las condiciones de algunas situaciones criticas la reacción puede conservar durante un buen período sus cuadros, organizacio­nes, fuerzas y capacidades, para contraponerse con exito al consiguiente desarrollo del proceso revolucionario. Ella utiliza y en el futuro siempre utilizará en similares cir­cunstancias cada dificultad de la revolución, para liquidarla, si es que en el transcurso de la transformación revolucionaria no son desplazados sus cuadros y adeptos, inclui­dos los elementos vacilantes, de las posicio­nes decisivas del poder, de la economia y de la vida cultural del país, y si no se convence a las masas de la necesidad de profundos y radicales cambios sociales (Ibid.).

Resumidas en la cita anterior las mas impor­ tantes prevenciones que el poder revolucionario debe tener para evitar contrarrevoluciones, de gran utilidad y vigencia para procesos que ac­tualmente se viven en America Latina, donde al momento se despliegan de los mas signifi­cativos del planeta en la búsqueda de construir sociedades mas equitativas. Sobre este aspecto Mchedlov (1987: 9) formula un planteamiento

coincidente: "Privar a la reacción tanto interna como externa, de cualquier tipo de apoyo en las masas significa limitar sustancialmente las posibilidades de la contrarrevolución De la cla­ridad con que se concebía el peligro de la con­trarrevolución en la antigua Unión Soviética, algunos años antes de su desaparición, quedan estas reflexiones:

La práctica social también ha demostrado en forma no menos convincente lo nocivo de las ilusiones acerca de que la justeza de la causa del socialismo en escala histórica uni­versal y el carácter popular, autenticamente democrático de la revolución socialista "eli­minan• en forma casi mecánica la posibili­dad de una acción contrarrevolucionaria. En su época los comuneros parisienses pagaron caro por subestimar al adversario y por esa ingenua fe en Ia legalidad (como si alguna vez las fuerzas reaccionarias se hubieran de­ tenido ante las normas del derecho y de la moral al defender sus intereses). Los errores de los comuneros fueron profundamente analizados por Marx, Engels y Lenin, quie­nes demostraron convincentemente que la absolutización de los medios políticos de lucha y la blandura liberal crean el clima favorable para las acciones agresivas de la contrarrevolución y el desencadenamiento de la guerra civil por las fuerzas de la reac­ción (...) han señalalado con acierto el vinculo entre tales espejismos y la incomprensión de las raíces de la contrarrevolución, de su base objetiva (Ibid.:14).

El sociólogo búlgaro Velichko Dobrianov (1981: 41) respecto a la contrarrevolución re­salta la resistencia que siempre presentan las fuerzas vinculadas con las antiguas relaciones

sociales, valiéndose de "la ayuda del poder es­tatal, de los medios económicos y la influencia ideológica" para la preservación del orden social anterior, lo que incide en el caracter violento de Ia revolución, en las más diversas formas, por lo que Marx expresaria que "la violencia es Ia partera de Ia revolución".

Rodrigo Borja (2012) trata detalladamente el concepto de contrarrevolución en su Enciclo­pedia de Ia Politica. Ahi afirma que el término acuñado por Joseph de Maistre para definir lo opuesto a la revolución, se popularizó posterior­mente como concepción en Francia para signi­ficar las posiciones contrarias a la revolución de1789 identificadas con toda clase de intentos para la restauración monárquica. Asi, para el politólo­go y expresidente ecuatoriano, contrarrevoludón es "antirrevolución, anulación de las conquistas revolucionarias y la retrogradación hacia el or­den de cosas imperante antes de la transforma­ción revoludonaria': Que "la contrarrevolución es la reacción que, en direcdón opuesta, generan las acciones revolucionarias, en una suerte de aplicación a los acontecimientos sociales de Ia conocida ley fisica de que toda acción mecánica produce una reacción de intensidad equivalente" y siguiendo con similes tomados de las ciencias naturales califica como "los "anticuerpos" producidos por la revoludón" que "actúan inmediata­mente para oponerse a la implantadón de las me­tas revoludonarias" siendo "los miembros de las clases sociales desplazadas quienes los impulsan. A esta respuesta se denomina contrarrevolución" (Borja, 2012:373-374).

Hay varios aspectos esenciales utiles para el tratamiento y comprensión de la contrarrevo­lución como fenómeno social, destacados por Rodrigo Borja en su Enciclopedia. Las escisiones que surgen al interior de las fuerzas revolucio­narias:

En la segunda fase del ciclo revolucionario, esto es, en Ia tarea de la construcción del nuevo orden social despues de que el ante­rior fue abatido, inevitablemente se produce Ia escisión en las filas insurgentes entre los radicales y los moderados. Este parece ser el sino ineluctable de las revoluciones. Con cualquier nombre con que en carla Iugar y tiempo se los designe -jacobinos y giron­dinos, bolcheviques y mencheviques- las dificultades reales del gobierno separan a los protagonistas de la revolución despues de la conquista del poder (Ibid.: 374).

Los personajes, institudones y objetivos de los contrarrevolucionarios:

(...) Ia actitud de quienes -personas o insti­ciones - buscan restaurar el orden politi­co abatido por una revoludón, es decir vol­ver las cosas atras, desandar lo caminado y poner en vigenda experiendas del pasado. En función de Ia actitud que asumen frente al cambio social y al establecimiento de un nuevo orden en el Estado, se distinguen -en cada Iugar y en cada tiempo- los partidos, instituciones o personas de izquierda y los de derecha. Los primeros tienen vocación de cambio social mientras que los segun­dos consagran sus horas y sus esfuerzos a Ia preservación de Ia sociedad tradidonal (Ibid.).

Las categorias o dimensiones de los actores politicos enfrentados ideológicamente:

La izquierda y Ia derecha, sin embargo, ad­miten subdivisiones. Hay una izquierda re­volucionaria y otra reformista, en atención a los metodos que utilizan o se proponen utilizar para alcanzar sus propósitos de cambio. Y hay una derecha conservado­ra y otra reaccionaria, según pretendan el mantenimiento intocado del actual orden de cosas social o el retorno hacia superadas fórmulas del pasado. La derecha reacciona­ria se denomina tambien contrarrevolucionaria y el conjunto de sus ideas y acciones es la contrarrevolución (Ibid.).

Dado que en una revolución social inter­vienen una gran variedad de grupos y clases sociales con diferentes fines e intereses, durante el proceso se forman alianzas temporales y mu­chos de quienes plegaron a ellas en el camino pueden cambiar de rumbo. Incluso pasar de revolucionarios a opositores y otros a posiciones y acciones abiertamente contrarrevolucionarias.

En el Diccionario de Política coordinado por Norberto Bobbio y sus colegas y discipulos Ni­cola Matteucci y Gianfranco Pasquino (2008:

1420), dentro de Ia entrada referente a revolu­ción, se hacen importantes acotaciones respecto al fenómeno de la contrarrevolución, especialmente para el estudio del caso latinoamericano que nos ocupa. El criterio es igual al de los de­más autores citados en cuanto toda revolución victoriosa "debe enfrentar tentativas de contra­ rrevolución': Coinciden también apoyo extemo a casi todas las contrarrevolu­ciones: "A menudo los contrarrevolucionarios, al menos en la primera fase, "estan apoyados y financiados desde el exterior, pero esta tentativa contrarrevolucionaria manifiesta es sustituida muy pronto por una mas solapada': Se identifica a los actores fundamentales de la contrarrevolución en "las clases depuestas y algunos grupos de ex revolucionarios que ya no sienten el deseo de ir mas alla, los que se reúnen y ponen de acuerdo para detener el curso de Ia revolución, a menudo motivando su actitud y sus elecciones en Ia necesidad de defender Ia re­volución y de consolidar sus logros".Asi,Ia con­trarrevolución que resulta de ello se produce de manera lenta y rastrera, pero casi nunca llega a corroer a todas las transformaciones efectuadas por el regimen revolucionario" (Bobbio, 2008:1420-1421).

No escapa a su análisis el factor psicosocial de aprovechar el ambiente mas propicio para desencadenarla:

Los contrarrevolucionarios mas capaces se dan cuenta de que, si quieren vencer, deben apoyarse en un estado de descontento de las masas, inevitable en la fase inmediatamen­te subsiguiente a Ia revolución, pero saben tambien que este descontento esta muy le­jos de significar que las masas pretendan retornar pura y simplemente al viejo orden y comprenden por lo tanto que, con el fin de obtener el apoyo de la mayoria de la pobla­ción, deben aceptar muchos de los cambios (Ibid.:1421).

Ganarse a los mas amplios sectores de las masas es prioritario para Ia contrarrevolución. Al respecto el academico sovietico Mchedlov (1987: 8) es de la misma opinión que otros au­tores, pues afirma que "La contrarrevolución siempre aprovecha Ia falta de comprensión por las amplias masas de sus verdaderos intereses de clase y del vinculo directo entre estos y las transformaciones revolucionarias. Por tal mo­tivo Ia lucha por las masas fue y sigue siendo el problema central del enfrentamiento entre las fuerzas de Ia revolución y las de Ia contrarre­volución': Según Burlatski (1982: 274) Ia con­trarrevolución "extrae su fuerza -usa como "re­serva de combustible"- de las vacilaciones pe­queñoburguesas, Ia indiferencia, Ia fuerza de Ia costumbre, las relaciones intemacionales de la reacción, las riquezas y valores que se han con­servado en sus manos, los lazos de los cuadros mas calificados en Ia economia, la dirección, en el sistema de las informaciones y en las cues­tiones militares", ademas,"Ia contrarrevolución aprovecha tambien los errores que cometen las clases revolucionarias':

Algo fundamental tiene que ver con el pa­pel que juega Ia ideología y, en ese contexto, las concesiones a las que deben estar dispuestos lo enemigos de Ia revolución.En el Diccionario de Bobbio, al abordar este aspecto, se establece que en el enfrentamiento sin cuartel entre grupos sociales con intereses contrapuestos los líderes contrarrevolucionarios deben hacerse tambien portadores de los intere­ses de las clases depuestas, pero, conscien­tes de los errores cometidos en el pasado, tratarán de ponerles remedio propugnan­do una gestión mas moderna del poder y mas simpatica a los intereses de las masas movilizadas. Para tener éxito, en definitiva, Ia contrarrevolución debe constituir una extraña masa de elementos viejos y nue­vos, de tendencias aristocraticas y de lison­jas populistas. En cualquier forma que se verifique no podrá de todas maneras jamas resultar en un retorno total y completo a un pasado sepultado por la ruptura revo­lucionaria (Bobbio, 2008:1421).

Regularidades establecidas a partir del análisis de múltiples procesos contrarrevoluciona­rios que sirven para su esclarecimiento.

Otra reflexión teórica importante a tomar en cuenta es que Ia contrarrevolución es un proceso a largo plazo y no hay que confundir "con el momento culminante del retorno al viejo orden -al menos por lo que se refiere al tipo de autoridad política, pero a menudo solo por el-, retorno que se denomina restauración" (Ibid.). Este último termino cuyo origen pro­viene de la restauración monárquica francesa despues de la derrota de Napoleón, actualmen­ se tiene nueva vida en el tratamiento de los procesos opuestos a los gobiernos progresistas que hoy gobiernan en América Latina: la deno­minada restauracion conservadora, sinónimo de contrarrevolución.

A modo de conclusion

Para las ciencias sociales es interesante consta­tar como el problema de Ia contrarrevolución per­mite en nuestro tiempo teorizar sobre su dialectica con Iar evolución. Es el caso de Alvaro Garda Line­ra (2012:72-73) quien desarrolla aspectos teóricos importantes a partir de Ia oposición de las fuerzas contrarrevolucionarias de su patria en clara alianza con intereses intemacionales. Para el sociólogo y vicepresidente del gobierno boliviano, el proceso revolucionario "tiene que afrontar problemas, con­ tradicciones y nuevas luchas no previstas ni plani­ficadas con anterioridad porque asi son las verda­deras revoluciones." Es mas, continúa,

Quienes crean que las revoluciones son una taza de leche de unanimidad absoluta no saben de lo que hablan, y mal interpretan el termino de revolución que lo entienden sólo a traves de libros. Las revoluciones son lujos caóticos de iniciativas colectivas so­ciales, impulsos fragmentados que se cruzan, se enfrentan, se suman y articulan para volver a dividirse y cruzarse. Nada está defi­nido de antemano.No se tiene un programa escrito o una propuesta que sea capaz de prever lo que vendrá (Ibid}.

De ahi que:

Cadarevolución es única por las fuerzas que Ia promueven, por Ia historia de los adversaries que enfrenta, por los problemas, territorios y raíces singulares e irrepetibles de quienes se involucran. Las revoluciones son flujos de lava social que se despiertan por todas partes y hacia todas partes y en las que cada nuevo paso es un referendum mismo sobre el curso de Ia revolución. Las revoluciones no tienen un curso predeterminado, si lo tuvieran no serian tales sino decisiones burocráticas de un poder que ha expropiado el alma al pueblo.Ellas avanzan, se detienen, retroceden, se caen y vuelven a avanzar nuevamente a veces sin saber bien como es el siguiente paso, inven­tando a cada rato su itinerario (Ibid.).

NOTAS

3 "Revolución • es un concepto moderno que quizas se haya usado por primera vez en Ia Glorious Revolution inglesa de 1688. Pero es Ia Revoluclón Francesa Ia que generaliza el termino." (Villoro, 2010:7).

Bibliografia

Refiriendose al momenta especial que se vive en America Latina García Linera vislum­bra las dificultades que se presentan para los procesos de cambio de algunos de sus paises: "Los procesos revolucionarios de nuestra epoca surgen de la diversidad y de los límites de nues­tra propia formación histórica. Estos avances frente a Estados Unidos generaron una contra­rrevolución,y la punta de lanza de esa reacción es la Alianza para el Pacifico" (citado por Zube­ let, 2013). Y consciente de la contrarrevolución que se tendrá que seguir enfrentando, concluye que "habrá victorias temporales y derrotas hirientes que nos obligarán a conseguir nue­vas victorias y así hasta el infinito, hasta que el tiempo histórico conocido hasta hoy se de­tenga, se quiebre y surja uno nuevo, universal, de los pueblos del mundo en el que el bienestar de la humanidad sea el producto consciente y deseado del trabajo de todas y todos" (Garcia Linera, 2012: 74).

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