La ministra Romo y su perversa violencia patriarcal
Más allá de la apariencia de ser un espacio de representación y negociación de los diversos intereses de la sociedad, supuestamente por el juego de la representación política de recambio de gobiernos que temporalmente lo administran, el Estado es un aparato usado por los poderosos grupos económicos para sostener el sistema de saqueo y acumulación de la riqueza social general. Esto es así más allá de los discursos democráticos del liberalismo y el keynesianismo burgués. De hecho, no importa cuál es el grupo que llega a la administración del Estado, todos tienen que someterse a las coordenadas políticas impuestas por la lógica económica capitalista, de lo contrario no llegarían al poder estatal y de ser así no subsistirían en su administración.
En América latina y en particular en el Ecuador, el Estado ni siquiera logró la apariencia de espacio de la representación social, ha sido un claro aparato de la invasión colonial y neocolonial del mercantilismo y el capitalismo en sus distintas épocas de expansión. Por lo dicho, el Estado en nuestro país prácticamente se ha reducido a ser un aparato represivo, y los grupos de gobierno que lo han administrado no son más que represores económicos, sociales, políticos, ideológicos y policiacos; represores de los pueblos. El núcleo duro de este aparato es el ministerio de gobierno, allí radica el centro de la violencia estatal.
Este núcleo represivo, nada democrático, tienen la magia de sacar las peores pulsiones agresivas de los sujetos que cree dirigirlo, cuando en verdad es él, el que los manipula y utiliza para reproducirse como aparato de represión y control. Hay que decir que las personas empáticas con fuertes sentimientos humanos y principios éticos de humanización (solidaridad, cuidado, afecto, justicia, etc.) difícilmente se acercan a esta hidra, y si dado el caso llegan allí, no pueden permanecer un día, pues la deshumanización es inmediata. Sin embargo, hay sujetos que buscan estar ahí, no solo que están sino que disfrutan ser las marionetas de esta violencia estatal y por eso no solo que hacen todo por ser parte de esta estructura, sino que pelean por quedarse en ella. Embebidos del veneno de la violencia del poder, no se dan cuenta que éste no radica en ellos como personas individuales, sino que es una infección de la propia estructura que entra en cada sujeto para enajenarlo y hacerle títere de su accionar. Después de usarlos y destruirles en su humanidad los desecha y encuentra a otro miserable vanidoso para instrumentalizarlo en función de su violencia.
He visto muchos de estos sujetos-funcionales y funcionarios de alto rango gubernamental, ministros de gobierno, entrar en la estructura de la violencia estatal y rápidamente perder sus atributos humanos de empatía y cumplir a servilmente el mandato de la violencia más obscenamente patriarcal. Esta deshumanización deforma sus rostros convirtiéndolos en macabras caretas de la violencia, donde se graba el infinito dolor causado en la sociedad por la represión que ejecutan. Basta acordarse de todos los machos violentos que ocuparon el cargo de ministros de gobierno: Contralmirante Alfredo Poveda Burbano, Crnl. Bolívar Jarrín Cahueñas, Heinz Moeller Freire; César Verduga Vélez, José Serrano Salgado, entre una larga lista de machos que ejecutaron la violencia patriarcal del Estado como perfectos machos patriarcales que fueron y son.
La novedad actual es que en esta lista de machos patriarcales y violentos hoy se encuentra la ministra de gobierno María Paula Romo Rodríguez. Se podría pensar que ella en su condición de mujer daría un viraje a esta tradición de violencia machista, más cuando se jacta ser una feminista de izquierda y defensora de los derechos humanos. Pues no, de ninguna manera, ella incluso ha mostrado ser más violenta que sus antecesores machos, según la experiencia que la sociedad ha tenido en esta última represión policial dirigida por la Ministra. Su detestable actuación deja en evidencia lo siguiente: 1. El Estado es una estructura represiva y eso no cambia debido a quién temporalmente lo administra; 2. El Ministerio de Gobiernos es el núcleo de la violencia estatal y patriarcal y eso no cambia si es un hombre o una mujer quien lo dirige. 3. La Ministra de Gobierno es patriarcal, violenta y machista más allá de cómo se describe, nada le queda de feminista de izquierda y de defensora de los derechos humanos si alguna vez lo fue. 4. El feminismo nada tiene que ver con la estructura machista del Estado y menos con su núcleo de violencia. El feminismo en tanto anti-patriarcado es anti-estado. La izquierda en tanto intención humana de humanización es anti-estado.
Ministra Romo usted ya es un perfecto macho violento y patriarcal, su rostro ya pierde los rasgos de feminidad, su precaria vanidad le hizo perder de vista por donde transita la humanidad que busca de justicia. Cuando ya no le sirva al estado patriarcal le botaran como botan a todo instrumento de poder que dejo de ser útiles. Qué lástima da su itinerario político y sobre todo humano.
https://ecuadortoday.media/2019/10/07/la-ministra-romo-y-su-perversa-violencia-patriarcal/