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A la mierda el pensar.


Un grupo de artistas vanguardistas de disntintas partes de occidente, dieron apertura a un blog interactivo que muestra la materia fecal de quiénes deciden fotografiarla y enviarla al espacio virtual, comentando previamente que ingirieron, micago.blogspot.com es un desafío cultural (provocador claro está) que pretende despertar la conciencia de una sociedad que “avasallada por la dinastía conceptual del consumismo, repliega las facultades más profundas del ser y las deja postrada, arrinconada o subsumida a la condición de mierda, esta militancia contra cultural es precisamente una batalla para dejar en claro, que con la caca, que a priori podría parecer algo descartable, se puede hacer arte, o generar un disparador para pensar” afirman desde esta usina de pensamiento, e instan a la participación ciudadana para que envíen las fotos de sus heces o las repliquen en las diferentes redes y espacios públicos de pensamiento.

La imaginación no tiene límites reza una frase, que por lo general, es mencionada con un tinte despectivo, sin embargo, el escapar a la limitación es una forma de no morir, es probablemente el acto de libertad que nos consagra como seres humanos, racionales y espirituales, asidos a la improbable e imposible tarea de superar nuestros condicionamientos que nos han sido dado conjuntamente con el existir.

El artista, el pensador o quién pone en juego como prioridad lo que siente y piensa, es un faro de referencia obligada, por más que en muchas comunidades o comarcas a este tipo de seres se los considere y se los trate, poco más como excéntricos e indeseables.

A tal punto llega esta suerte de cooptación necesaria que hacen los cancerberos del sistema imperante, mecanicista, autoritario y anti libertario, que escogen a sus alumnos más obedientes (a los cuáles los someten años y años al látigo académico de la aprobación de resúmenes y evaluaciones para que repitan, sin pensar, repetir ni soplar, lo establecido, lo dado, lo determinado, por otros quiénes tampoco se animaron a pensar por temor a perder sus certidumbres materiales) y los nutren, les atestan el cuello de cucardas, de premios, de consideraciones, de caricias en el lomo, les pagan viajes y excursiones a eventos en donde otros del mismo muladar se aúnan para destacar lo bello que es la vida, para quiénes la disfrutan a costa del sufrimiento y padecimiento de los más. Entonces, lo cultural, continua siendo la expresión de divertimento de los poderosos, el patio de juegos de un grupúsculo de privilegiados, que pone en escena a familiares, amigos y entenados, a tocas por la misma “varita mágica” que también designa a los gobernante, que administrarán cuanto se cagarán de hambre quiénes no son parte de los excesos de estos petulantes.

Y precisamente el término “cagar” viene a tono, ante este desafío que nos proponen, como la acepción de mierda asociada con la política en donde no son pocos, los ciudadanos que refieren que se sienten poco más que cagados por un sistema que los usa como forros para que legitimen el sistema de privilegios que reina con soberbia normativa y que reconfiguran como “democrático”.

Que nos estén invitando a que enviemos las fotos de nuestro excremento, más allá de lo escandaloso que le puede resultar a ciertas mentes enfermas por el síndrome del puritanismo absurdo, es una crítica solapada a nuestros actos cotidianos, a la enfermedad de “las selfies” permanentes que ocluyen la posibilidad de tener un contacto real, auténtico, al tenedor del celular, que adoptó el adminículo tecnológico como si fuese una parte elemental de su cuerpo, o incluso más, el alma misma o su razón de ser.

Socializar el sorete, hacer pública nuestras heces, difiere solo estéticamente, de tantos que a diario suben sus fotos en paños menores, o comentan que fueron al médico, que les duele la panza o el culo, como sí esto no tuviese una responsabilidad concreta y directa con el espacio público en que se han convertido las redes sociales, el no reparar en la “individuación individualista” que transitamos como etapa de la contemporaneidad, bien vale que nos hagan ver, o al menos que tengamos la posibilidad, de observar los cagos, que pretenden ser transformados en arte, como disparador del pensamiento o el desafío al debate.

No es casualidad que nos pongan la mierda tras los graves y recurrentes problemas que demuestra occidente ante su propio sistema legitimante y legitimador , lamentamos informar a los políticos, que por más que se rodeen de tipos a quiénes decidieron que nosotros también le paguemos el sueldo para que les resuelvan sus problemas personales y cotidianos, que no son pocos los que consideran que el sistema, político y social, imperante “es una cagada, una mierda”

El hacer público este diagnóstico no nos pone en el lugar de compartirlo. Al contrario, aprovechamos para reafirmar nuestra vocación institucional y democrática de pretender una salida, o un mejor estado de cosas, en donde el eje sea respetar a rajatabla el mandato libertario del ser humano, nos animamos incluso, a festejar el reciente anuncio de un partido o movimiento filosófico que pretenda o promueva la incursión del conocimiento o de quiénes se consagran a ello para que intercedan en la faz pública.

Por más de no compartir el sentido estético de “ventilar los soretes” creemos que es un mensaje al corazón de nuestros problemas sociales, para que de una vez e independientemente de resultados electoralistas, o sus epifenómenos (marchas y contramarchas) que siempre son efímeros, nos pongamos a trabajar en reconfigurar, deconstruir lo que a priori puede ser considerado o catalogado como malo e inútil, como algo que nos brinde el valor, de acaso, lo más valioso, valga la redundancia, el ejercicio libertario de pensar y reflexionar a partir de eso que sin que hago esto, sólo podría ser considerado como una mierda. Precisamente el desafío es sí desde tal bosta, podemos reconstruir, un elemento, socialmente utilizable que nos saque de las cloacas en el que parecemos estar condenados.

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