Las calles del futuro
“La violencia es la comadrona de toda sociedad vieja
que lleva en sus entrañas otra nueva.
Es, por sí misma, una potencia económica “
Carlos Marx, El Capital
Sintiese que el tiempo se detuvo y que los clarinetes del triunfo capitalista resoplan más duro, la derecha en su versión más ultra no solo viene por votos para dar nueva forma a gobiernos de los que nunca se fue, viene con calculada violencia desatando guerras, agresiones y matanzas para mostrar su poder.
Asesinato diario de líderes sociales en Colombia, la prisión y persecución al pueblo mapuche, la masacre del pueblo Palestino y en fin las muestras de la brutalidad y violencia capitalista se expresan en la cotidianidad de unas relaciones de explotación y opresión.
Y que conste que no hablamos de las formas de violencia expresadas en la esencia del capitalismo y sus relaciones sociales de explotación y apropiación del trabajo de las mayorías en beneficio de unos pocos.
Mientras eso sucede a diario en distintas partes del mundo, los teóricos del progreso capitalista claro están, buscan convencernos que la lucha no es el camino, que entregar armas, firmar acuerdos de paz, dialogar es lo moderno y racional. El 2.0 es la forma de protesta, las redes son la forma organizativa nos buscan convencer. En fin, el consumo está sembrado por doquier.
Pero que terca que es la realidad, una y otra vez a pesar de las derrotas y los errores los pueblos buscan el camino de la lucha, se organizan y caminan buscando las calles del futuro.
Resistencia es una palabra que los pueblos han aprendido a usar en la realidad diaria, caminan, construyen y aunque el poder diga que la violencia revolucionaria es un camino fracasado, nuevamente insisten, pues hasta ahora nadie ha demostrado lo contrario, que los grandes cambios se producen a través de grandes luchas y acciones de confrontación directa con el poder.
El tránsito de la historia es inexorable, abra que emplear la violencia organizada de los trabajadores y pueblos para derrocar el capitalismo, no solo la teoría marxista lo señala, la realidad lo confirma.
Al poder y los beneficios de unos pocos no se los puede echar con dialogo, pactos o acuerdos, es necesario demostrar que esa brutalidad cotidiana que vimos solo se la puede derrocar con su misma medicina y aunque sea duro ese es el camino que tenemos que emprender para conquistar las calles del futuro.