LA ALIANZA OBRERO CAMPESINA
LA ALIANZA OBRERO CAMPESINA
Reseña histórica de la lucha campesina y obrera en el Ecuador.
(Tomado de “Nuestra Política en el Movimiento Obrero. MIR. Enero 1985, Segunda Edición)
INDICE
Introducción
Capitulo i. América un volcán insurrecto
Capitulo ii. La guerra de Túpac Amaru
Capitulo iii. Las instituciones coloniales de servidumbre y esclavitud
Capitulo iv. Las guerras campesinas en el ecuador
Capitulo v. Nuestros precursores
Capítulo vi. La guerra campesina de Fernando Daquilema
Capítulo vi. La revolución liberal y la lucha social
Capitulo vii. La clase trabajadora y el proletariado
Capitulo ix. La ofensiva de los agroindustriales
Capitulo x. La reforma anticomunista
PARTE 1.-
INTRODUCCIÓN
Pese a que el descubrimiento de América se produjo con los primeros pasos del naciente capitalismo europeo, la colonización española, no solo reprodujo instituciones feudales, sino que a estas instituciones les dio un carácter esclavista, así afirmo el poder de la corona, y los intereses de una clase "feudal terrateniente", a la cabeza de la cual se encontró el clero.
El liberalismo, que encabezó las guerras de la revolución independentista, no sólo que dejó intocado el poder "feudal terrateniente" de los criollos, sino que lo fortificó, pues las propiedades de la corona pasaron a poder de los republicanos latifundistas, ligando desde entonces su suerte al poder del capitalismo internacional. Fue esa revolución la que abrió las puertas al capitalismo mercantilista de Francia e Inglaterra.
Esta revolución independentista, no abolió las instituciones esclavistas, por el contrario, en base a ellas, la clase dominante, libre de la tutela española, inicio el proceso de acumulación capitalista.
En las nacientes republicas de América, las guerras entre caudillos militares, y las conspiraciones de las élites ilustradas, fue producto de que en el seno del republicanismo habían tendencias y contradicciones que respondían por un lado a los intereses de la burguesía capitalista mercantilista radicada mayoritariamente en el puerto de Guayaquil; y a los de las castas militares, ligadas por lazos matrimoniales al poder terrateniente y clerical de la sierra.
En nuestro país, la revolución liberal dejo intacto el poder terrateniente y la gran propiedad. Con la victoria del bando "progresista", se negaron las reivindicaciones y aspiraciones, no sólo de los pobres de las ciudades, sino y principalmente, de las masas campesinas.
La llamada revolución liberal radical, fue el punto culminante de las guerras entre caudillos militares y la élite ilustrada, ya que los intereses entre mercantilistas, ligados a las plantaciones costeñas, chocaban con el poder político de la aristocracia serrana Su triunfo consolido las relaciones capitalistas de producción en la costa como en la sierra, incorporando a estas últimas al proceso de modernización de sus haciendas, y su ingreso a la llamada agroindustria. El capital agro exportador se expresó en los bancos agrícolas y comerciales de la llamada bancocracia.
Pese a la participación de campesinos de la costa y de la sierra, la revolución liberal radical, tampoco se resolvió la cuestión del agro, si bien afecto a la gran propiedad del clero, en cambio creo nuevos terratenientes que respondieron al poder "feudal terrateniente". Las condiciones de esclavitud del indio siguieron siendo el problema fundamental de nuestro país, y un peso negativo para la plena realización de la producción capitalista.
Nuevas "revoluciones" vinieron a perfeccionar y modernizar, tanto al Estado, como la producción capitalista; pero ninguna de éstas afrontó el problema de las reivindicaciones igualitarias, libertarias, democráticas y agraristas del campesino, fue el lento desarrollo de la economía capitalistas el motor que transformo la realidad del campo, y lo que provoco que al indio (siervo) esclavizado, y sin derechos, sea lanzado violentamente del campo a las ciudades.
La descomposición de la comuna, lo mismo que del campesinado, fue un proceso violento mediante el cual los campesinos de las serranías y de la costa se proletarizaron. Proceso en el cual, la pequeña propiedad agraria sucumbía al poder del gran capital y de la moderna hacienda capitalista. Los campesinos de la costa y de la sierra fueron incorporados al ejército industrial de reserva, así, con salarios de hambre y sin derechos, se inscribieron en el proceso capitalista de producción; nuevamente se unieron los destinos del indio y el cholo, del negro y el montubio, todos explotados por los capitalistas nacionales al servicio de los imperialistas. La lucha por "tierra, justicia y democracia", sigue siendo hoy bandera popular, objetivo por el que hay que luchar.
CAPITULO I. AMERICA UN VOLCAN INSURRECTO.
La resistencia a la conquista fue reseñada por los cronistas españoles, quienes dejaron testimonio de aquellos días, algunos destacan las páginas de heroísmo a lo largo de nuestra América; mientras que otros, ven en la conquista y colonización una obra piadosa, que salvo a los "infelices" que vivían en medio de la ignorancia, la vagancia y el vicio. El conquistador no pudo comprender las culturas de los pueblos que conquistaba. Su dominio se impuso sobre el sistema de producción que encontraron, para estructurar las instituciones económicas traídas de Europa. El mundo se reproducía a imagen y semejanza del conquistador. Los siglos de coloniaje obligaron al colonizado a sublevarse para poder vivir. La conquista impuso la muerte de nuestras culturas, de sus religiones, y cortó el desarrollo histórico de nuestros pueblos. Cada pueblo de nuestra América ha aportado su cuota de ejemplo y de heroísmo, para forjar nuestro presente.
Los historiadores han estudiado muy poco el papel de indios, negros y mestizos en las luchas por la independencia. Se distorsiona la historia, cuando se afirma que el movimiento emancipador fue únicamente de una capa ilustrada de blancos y mestizos, y que los indios fueron favorables a la corona española. Los indios y negros, es decir los esclavos de nuestra América, si bien no tuvieron un programa claro, un proyecto libertador y estructurador de una nación; lucharon por restaurar los gobiernos anteriores a la conquista.
América, no vivió en paz durante la colonia. Las luchas que en ella se dieron fueron producto de la resistencia al vasallaje y la esclavitud, producto de las contradicciones económicas que exacerbaron los conflictos sociales. Los movimientos de resistencia, los levantamientos o las guerras campesinas, muestran el peligro que representaba el movimiento libertario para la corona española. Desde los pequeños y asilados actos de protesta, hasta los levantamientos locales o regionales, sirvieron como germen y ejemplo no solo para las capas bajas y oprimidas de mestizos y criollos, sino también para las capas altas de grandes propietarios.
La lucha de indios, negros y mestizos, mostró la crueldad y frialdad con que operaban los aparatos represivos en la colonia para mantener el domino español, y enseño a los organizadores del movimiento de resistencia anti-colonialista, que la causa era para, vencer o morir.
En México, el espíritu de rebeldía se hizo presente a través de sus constantes sublevaciones; en Durango, Tehuantepec, Nayarit, México, Tamaulipas, Yucatán. La región sur del actual México, se mantuvo en constante rebelión, algunos de estos movimientos duraron más de cuatro años. Mariano es el célebre cabecilla, que puso en jaque a las fuerzas españolas. Lo mismo que Francisco Canek, con el título de "Jacinto Uc Lucero pequeño Moctezuma", desató acciones, luego de una meticulosa y bien planificada insurrección el 20 de noviembre de 1761. Su primera proclama la realizó en la iglesia de Cisteil, señalando: "Hijos míos muy amados, no sé qué esperan para sacudir el pesado yugo y servidumbre, que nos impone la sujeción española. Yo he caminado por toda la provincia y registrado todos los pueblos; he considerado con atención, ¿qué utilidad y beneficio nos trae la sujeción a España?; no hallo otra cosa que una penosa e inviolable servidumbre".
Denunciado por un religioso "Jacinto Uc Lucero pequeño Moctezuma", fue sorprendido con sus tropas, por quinientos soldados españoles. Le dieron una muerte que sirviera de escarmiento a los indios para que no volvieran a sublevarse.
Es en México en donde el pueblo indio llega a la comprensión de la "solidaridad" como instrumento de unidad y conspiración. Este sentimiento también se desarrolla en los pueblos de América del Sur, planteando incluso la restauración del gobierno de los "restauradores del equilibrio del universo, los Incas".(3)
En Oruro –Bolivia- el cabecilla Juan Bélez de Córdova, dirigió en 1739 el movimiento de protesta más grande registrado hasta entonces; descendiente de familia incaica, recorrió diversas regiones pidiendo adhesión secreta de los jefes de las comunidades, su lucha fue quebrada únicamente por la traición. Su proclama libertaria, dice: "Hallándose en la presente y entre nosotros uno de la real sangre de nuestros incas del gran Cuzco, en quinto grado de parentesco y, con deseo de restaurar lo propio y volver al gobierno de los justos y generosos señores de estas tierra, suplica a los criollos y a los jefes de pueblos y comunidades y a todos los naturales, le den mano para esta enorme misión, de restaurar lo propio y liberar a la patria, librándola de la tiranía de los Guampos, que nos consumen día a día y nos entregan sólo ruina a nuestras vidas".
En la Paz, desde 1776 se iniciaron las sublevaciones, los cabecillas José Chino y Eugenio Kisphe encabezaron la rebelión de los "Tumultuantes". En Bolivia como en Paraguay se inscriben los "pasquines", escritos políticos, que en verso y en prosa llamaban al pueblo a la rebelión, llegando a proclamar "muera el rey"; es la diferencia esencial entre las sublevaciones de los criollos y los indios, pues los primeros, incluso en las proclamas independentistas dicen: "Viva el rey, abajo el mal gobierno".
En el Perú, 1742, (4)) Juan Santos Atahualpa, originario de Cajamarca o de Amazonas, educado en Europa y África, e instruido al parecer con un sólo propósito: "expulsar a los españoles de América". Estableció su cuartel general en la montaña, entre las provincias de Tarma y Jauja, no muy distante de Lima. Durante años obtuvo sonadas victorias, y provocando grandes bajas a los colonialistas españoles. Muchos piensan que el apoyo de los pueblos costeños habría inclinado la balanza de la guerra en favor de los insurrectos; que Santos Atahualpa pudo restaurar el gobierno Inca, pero son únicamente suposiciones. La guerra contra los colonialistas continuó, porque el invasor representaba a un poder económico y militar muy fuerte. En cambio es posible pensar que la victoria de Juan Santos Atahualpa, habría abierto las puertas para una rebelión generalizada en todo el continente.
En el Virreinato del Perú, en 1750 el movimiento acaudillado por los cabecillas Julián de Ayala, Antonio Cabo, Pedro Santos, Gregorio Loredo, Santiago Walpamayta, Melchor de los Reyes y Melchor Surichag, a la misma capital del Virreinato. El intento revolucionario fue reprimido violentamente, utilizando el secreto de confesión, arma que utilizo la corona para mantenerse informada de cuanto pasaba en sus colonias. Todos los líderes fueron descuartizados.
En el mismo 1750, en Warochiri, Francisco Inca, encabeza un levantamiento que es quebrado, gracias a la intervención de la iglesia; es sometido a tortura y muere.
En 1780 la región de Arequipa, se produce la fusión de un movimiento en el que coinciden criollos y mestizos, que siguiendo el ejemplo de los indios, proclaman a Casimiro Inca, quien dirige la sublevación, produciéndose una batalla de enormes proporciones; es una verdadera guerra campesina, similar en objetivos y propósitos a las de Europa; que fue derrotada, aunque no lograron capturar a sus líderes. En el mismo año de 1780, el cabecilla Bernardo Pumawalli Tambowaso, de Pisac, en la region del Cuzco, es asesinado como represalia por su participación en la sublevación capitaneada por Lorenzo Farfán de los Godos.
En Nueva Granada, hubo una insurrección campesina que duró desde 1761 hasta 1773, haciendo gobernación en la región del río Hacha.
Miguel, rey de los negros, es el caudillo venezolano, que en el sector minero de Buría, encabezó un ejército de esclavos; fueron exterminados por las fuerzas españolas al mando del capitán Diego de Losada, en la batalla de Barquisimeto. En 1795, en Coro, volvieron a levantarse los esclavos negros.
En el norte de la actual republica argentina, en 1756, Pedro Bohórquez, adoptó el nombre de Walpa Inca, para encabezar la insurrección de Calchaqui.
En Uruguay, los pueblos orientales realizan un movimiento de enormes proyecciones y repercusiones en la conciencia libertaria de nuestros pueblos. Los negros fundan a finales del XVII una república en una de las islas del río Yi, bajo el lema de "libertad, igualdad y fraternidad"; fueron derrotados y ejecutados con descuartizamiento.
1 Nos referimos a los dos momentos de aquella revolución, la republicanista de 1822 al 1830, y la radical de 1895.
2 La Insurrección de Quisteil. Eduardo Enrique Ríos. La Prensa, San Antonio Texas. 1943
3 Lewin, Boleslao, La rebelión de Túpac Amaru y los orígenes de la emancipación americana, Buenos Aires, 1957
4 El movimiento de Túpac Amaru en Ayacucho», publicado en Túpac Amaru II-l780. Compilación de Flores Galindo.
5 Distintos pueblos se plantearon la necesidad de buscar ayuda extranjera y llegaron antes de que lo hicieran los "criollos", a pedir apoyo de los ingleses. Para tal fin enviaron a emisarios mestizos, llegando a concertar acuerdos con el general Oglethorpe, comandante de la Nueva Inglaterra, esto aconteció en el año 1742. En corto tiempo, viajan incluso al Vaticano, para denunciar el carácter de la explotación española en nombre de la religión católica.