SÁLVESE QUIEN PUEDA // SHOCK MUNDIAL
SÁLVESE QUIEN PUEDA
Para el gobierno de Moreno hay un conjunto de indicadores que demostrarían la superación de la peor fase del coronavirus en el Ecuador; argumenta que existe desaceleración en el número contagios y muertes, así como también una reducción de las emergencias sanitarias y las consultas médicas. Por ello decidió reemplazar el régimen del aislamiento o cuarentena por el del distanciamiento social.
Más esos argumentos son cuestionables, carece de evidencia científica que la diseminación del virus esté controlada. No se puede tapar el sol con un dedo, incluso hay medios de comunicación internacionales que relatan las magnitudes de la catástrofe y la comparan con la de los países con peores impactos del virus.
¿Entonces a qué responde el cambio de fase decretado? Quizás la respuesta esté en la avaricia de las Cámaras de la Producción que presionan el retorno a las actividades productivas para que sus bolsillos sigan engordando. Para esas élites ni la vida es más importante que la acumulación de capital.
De sostener este cambio, del aislamiento al distanciamiento social, en las actuales condiciones, Moreno habrá decidido por el contagio masivo o de rebaño. Con él, sólo una minoría evitaría enfermarse y se condenaría a la muerte a ancianos, enfermos crónicos y masas empobrecidas. Por eso el ministro de salud anticipa el contagio del 60% de la población, 10 millones de personas, y conforme a la tasa de mortalidad 100 mil morirían.
Esta decisión gubernamental parece sacada de los manuales del fascismo, de las teorías de Herbert Spencer, que quiso aplicar la selección natural de las especies darwiniana a la sociedad para legalizar la sobrevivencia del más apto. Es decir, quieren inaugurar la ley de la jungla, el sálvese quien pueda.
Para disimular la torpeza, Moreno anunció la decisión de derivar la responsabilidad del cambio de fase hacia los municipios, a partir de lo que recomiende el semáforo cantonal en la gestión de la pandemia. Esa aparente concesión democrática a otras autoridades es una confesión de falta de liderazgo e incompetencia, es también demagogia pura, pues a esos municipios, a los que quieren engatusar como cómplices de una matanza, les deben plata.
La cuarentena debe continuar, pero la garantía para que sea efectiva es que el Estado provea medicina y alimentos para el pueblo. Sólo así la vida vencerá.
SHOCK MUNDIAL
La propagación del coronavirus avanza, a la fecha son ciento ochenta y cuatro países, de los ciento noventa y cuatro existentes, los que reportan contagiados. Paralelamente a la emergencia sanitaria, se multiplica el desempleo y la economía está infartada.
De tales proporciones es el shock que las previsiones relativas calculan la pérdida de USD. 9 billones en el planeta, pues cada mes de cuarentena se reduce en 2% el Producto Interno Bruto mundial. Es decir, si la riqueza se repartiera a todos por igual, cada ser humano, incluso quienes nacerán en este año, perdería USD. 1160.
Es evidente la tendencia recesiva de la economía, ésta crisis es más grave que la ocurrida en el 2008, año en que grandes bancos colapsaron y los Estados asumieron esas quiebras. Incluso hay expertos que comparan a la actual crisis con la peor del capitalismo sucedida en 1929, llamada la Gran Depresión.
Pero el covid-19 es sólo el detonante de la enfermedad, antes el sistema ya tenía peligrosos trastornos como la desigualdad social, la abultada deuda externa de los países y las bajas tasas de crecimiento (especialmente en los países de la Unión Europea) que empujaban al mundo a la crisis.
Los hechos clasifican al Ecuador en el primer grupo de países. Más allá de la propaganda gubernamental, las medidas para combatir a la pandemia son insuficientes y los planteamientos para enfrentar la crisis afectan los intereses del pueblo y siguen conservando los beneficios de las élites.
Prueba de ello es la continuidad en el pago de la deuda externa y la inacción frente a la fuga capitales, aún a riesgo de que la dolarización fracase. Los ricos festejan, mientras los trabajadores son despedidos y los salarios se reducen. El pueblo sufre hambre, le amenazan con encarecer los combustibles y con incrementar los impuestos.
Francisco Escandón Guevara
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