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LA REVOLUCIÓN LIBERAL Y LA LUCHA SOCIAL


LA ALIANZA OBRERO CAMPESINA

Reseña histórica de la lucha campesina y obrera en el Ecuador.

(Tomado de “Nuestra Política en el Movimiento Obrero. MIR. Enero 1985, Segunda Edición)

INDICE Introducción

Capitulo i. América un volcán insurrecto

Capitulo ii. La guerra de Túpac Amaru

Capitulo iii. Las instituciones coloniales de servidumbre y esclavitud

Capitulo iv. Las guerras campesinas en el ecuador

Capitulo v. Nuestros precursores

Capítulo vi. La guerra campesina de Fernando Daquilema

Capítulo vi. La revolución liberal y la lucha social

Capitulo vii. La clase trabajadora y el proletariado Capitulo ix. La ofensiva de los agroindustriales Capitulo x. La reforma anticomunista

PARTE 5.-

CAPITULO VI. LA REVOLUCIÓN LIBERAL Y LA LUCHA SOCIAL

El problema de toda revolución verdaderamente popular, reside en cómo afronta las reivindicaciones campesinas por la democratización de la tenencia de la tierra. Por eso, aún, las revoluciones más radicales, han terminado como episodios intrascendentes, que lejos de resolver las aspiraciones de las mayorías campesinas, terminaron fortaleciendo el poder de las clases a quienes trataban de destruir. Toda modernización de la propiedad privada, de la producción y de las relaciones entre poseedores y desposeídos, refuerza el poder de la clase dominante.

Nadie puede negar el papel de Eloy Alfaro, como revolucionario y demócrata burgués. No por ello, se ha de pensar que sus ideales son los mismos del pueblo indio, cholo, negro, montubio y proletario de nuestros días.

El general liberal ha pasado a la historia y es parte de los forjadores de sus ideales de libertad y progreso. Pero también hay que reconocer que su revolución fue traicionada, no sólo por la entente terrateniente de liberales y conservadores, sino también porque Alfaro perdió su base popular. El movimiento de los trabajadores hizo patente su desconfianza en el liberalismo y en el mismo Alfaro al constituir el Partido Liberal Obrero.

El movimiento obrero no fue violentamente reprimido luego de la victoria del liberalismo alfarista. El movimiento campesino y los indios mostraron desconfianza en este gobierno, pues fueron reprimidos y asesinados en 1896 y 1898.

El alfarismo, con o sin Alfaro, había perdido su base popular, porque no pudo realizar las transformaciones democráticas y nacionales. Las mismas palabras de Alfaro demuestran cuál era su orientación y objetivos, luego del triunfo sobre el clero, los conservadores y una parte del liberalismo terrateniente. Si bien su discurso era revolucionario, su objetivo era restaurador; y se encaminó por el terreno de la modernización de la propiedad y producción; así como del Estado capitalista; legislando en acuerdo con los terratenientes. He aquí su confesión, como una acusación histórica: "he tenido el propósito al reunir en Guayaquil a los dueños de haciendas, para que escogieran los medios de llegar a un resultado satisfactorio tanto para el patrono como para el infeliz concierto".

Queda demostrado que aquella revolución, se propuso transformar al país de los propietarios, usando no medios revolucionarios, sino parlamentarios y pacíficos, a través de acuerdos con

los terratenientes.

Como han confesado otros liberales de la época, Alfaro, renuncio a la realización y profundización de las tareas democráticas. Dice que: "... debido a la protección que por

humanidad y justicia había otorgado mi gobierno a la clase indígena desvalida, estuvo en mi mano levantarla como elemento de exterminio, contra mis frenéticos enemigos políticos y no lo hice porque esa medida entrañaba feroz y sanguinaria venganza, por parte de una raza que, bárbaramente vejada durante tres siglos de opresión exterminadora, no habría dejado en represalia, ni vestigio de sus legendarios opresores". Pero lo que él se negó a hacer, si lo hicieron los conservadores y el clero, con la complicidad de sus mismos oficiales; por eso es la orientación política que toma la revolución liberal, y la causa y consecuencia de lo que se dará en enero de 19121

Sin embargo, no por ello dejamos de consignar entre los precursores de la liberación nacional, a los cientos de guerrilleros populares que bajo banderas liberales, buscaban la libertad, la igualdad, la justicia y la democracia. Son los montoneros que en la costa hicieron que la conciencia de nuestro pueblo, guarde las guerras del liberalismo alfarista como páginas de la lucha del pueblo por sus derechos.

La revolución liberal, aun en sus pocos actos transformadores, es la revolución burguesa más profunda de la historia, que abrió el camino de la historia nacional, para que el pueblo trabajador conquiste mediante su lucha, sus derechos.

Sin lugar a dudas, el carácter popular del ejército liberal alfarista, es la clave para comprender el origen y futuro de la organización de los trabajadores, de sus luchas políticas, económicas y sociales. Interminable es la lista de indios, negros, montubios y cholos que abrieron con su sangre la aurora de la organización del pueblo trabajador, y, por tanto, de las ideas políticas del proletariado moderno.

A partir de esta revolución popular traicionada, son los trabajadores y el pueblo los que comienzan el lento y difícil camino de la organización social y política, para hacer posible por sus propias manos y bajo conducción de clase de los trabajadores, hacer realidad los afanes de libertad, igualdad, justicia y democracia, por los que han muerto en la sierra y en el llano.

CAPITULO VII. LA CLASE TRABAJADORA Y EL PROLETARIADO

La organización popular parte de las "sociedades" que, bajo influencia religiosa, arrancan a mediados del siglo 19. A fines del mismo siglo, la organización popular toma ya un nuevo giro ideológico, las organizaciones de trabajadores asumen una orientación liberal.

Por eso que, a principios del siglo XX, por organización de trabajadores se entiende a los gremios patronales. Es a partir de la primera y segunda década del siglo XX, que comienzan a separarse y aparecen las organizaciones de la clase trabajadora, de obreros y operarios, y las organizaciones que aún se hacían llamar de trabajadores, en donde se expresaban los intereses de patrones artesanales y de sectores fabriles, es decir de propietarios.

Una rápida evolución se observa, así, las sociedades de "Hijos del Trabajo", "Amantes del Progreso", etc., ceden paso a los gremios; éstos a las uniones de trabajadores, hasta que se dibujan en el espectro de la organización popular: asociaciones, comités gremiales, ligas obreras, organización de trabajadores por empresa, sindicatos, escuelas obreras, organización de empleados del Estado, centros feministas. En una palabra, los trabajadores han pasado por una rica escuela de organización y lucha.

Por eso estudiar la historia del movimiento obrero ecuatoriano, significa estudiar, el desarrollo del capitalismo, la instalación de manufacturas capitalistas, y las respuestas que los trabajadores dieron a los cambios en el mundo del trabajo, a la política de la patronal y a las leyes del Estado. Hay estudiar el cambio que se opera en la forma y contenido de la organización de los trabajadores, y la orientación ideológica, si como su objetivo social. Ya que la clase obrera con sus organizaciones recorre un camino, desde la influencia religiosa,

1 Asesinato de Eloy Alfaro y fin del liberalismo alfarista.

con ideales liberales, con doctrina anarquista, hasta llegar a concretar una organización de clase por objetivos anti-capitalista.

Fueron precursores de la organización popular: zapateros, sastres, peluqueros, sombrereros, marmoleros, pintores, contadores, armeros y tipógrafos. He ahí, trabajadores surgidos de los barrios populares, autodidactas, que destacaron como organizadores de clase, como intelectuales activos de los trabajadores, desde cuyas filas emergieron poetas y artistas de clase. Es este conjunto de hombres y mujeres que hicieron posible la organización de los trabajadores a nivel regional. Gestores de los primeros congresos obreros. Son estos los que buscan constituir una sola organización de los trabajadores a nivel nacional; y los que declararon en nombre de los explotados de la patria su grito proletario de guerra al capital. Son éstos los conductores de la clase obrera a su primer enfrentamiento con los capitalistas en 1922, y de la constitución de sus organizaciones políticas, los partidos socialistas y comunista, y las actuales organizaciones revolucionarias.

En la larga lucha por el derecho de organización, por la reducción de la jornada de trabajo, por los derechos sociales de los trabajadores, por la estabilidad en los puestos de trabajo, por la seguridad social, están los nombres insignes de estos precursores de la lucha revolucionaria de nuestro pueblo2 .

El proletariado naciente y la burguesía entreguista.-

El 15 de noviembre de 1922, no es únicamente un enfrentamiento entre el proletariado naciente y la burguesía entreguista. No es únicamente un baño de sangre con el cual la clase obrera y el pueblo del Ecuador escribieron sus primeros pasos en el largo camino de la lucha por el socialismo y el comunismo.

Es también, la primera vez en que se pone a prueba la organización de los trabajadores, la capacidad de convocatoria de la clase obrera hacia el pueblo, para insurgir contra la explotación capitalista. Es el momento en que la clase obrera naciente, se pone a la cabeza de todo el pueblo, en su lucha por sus derechos, por el trabajo y las condiciones de vida. Negarse a reconocer estos hechos, es negarse a aprender de los héroes y mártires de aquella jornada gloriosa, de las luchas de nuestro pueblo contra sus seculares enemigos.

El heroísmo y la convicción, se demuestran en aquellos días, cuando los trabajadores se tienden en la línea férrea para impedir que el movimiento huelguístico sea roto. Ejemplo de solidaridad, porque a los conflictos de los trabajadores de algunas empresas, se suman, n o sólo la clase organizada, sino el pueblo. Son lavanderas, trabajadoras de hogar, vendedoras de mercados, las principales propagandistas de la huelga.

Es, en esta ocasión, que se mira con absoluta nitidez la capacidad de lucha de los trabajadores. El pueblo en grandes asambleas, discute hasta el amanecer, la forma de encarar la lucha, los medios de lucha, como mantener la acción huelguística y la lucha popular hasta la victoria.

Se evidencia en esta huelga, la unión estrecha entre la dirección sindical y los trabajadores en lucha, el ejemplo de organización a través de los correos obreros, y la capacidad de movilización de miles de trabajadores que busca de aislar y derrotar las políticas de la patronal.

Fueron masacrados, es cierto. Los trabajadores y su dirección no se dieron cuenta, pese a que conocían la historia de los mártires de Chicago, que el enemigo estaba dispuesto a todo, con tal de mantener sus privilegios y sobre todo, su poder. Pero no fue un enfrentamiento en

2 Jorge Briones, Julio López, Casimiro Moncayo, Manuel de J. Morejón, Luis Fuentes, Manuel Medina, Aurelio Banegas, Camilo Rivera, Isidoro Chipe, Amadeo Rojas, José Narváez, Juan de D. Noblecilla, Ignacio Riofrío, César Benavides, Nelson Baldes, Miguel A. Cruz.

el cual el pueblo trabajador diera su sangre generosa sin hacer que paguen también los asesinos. Por decenas se cuentan los heridos y seguramente, los muertos, del ejército y la policía al servicio de los capitalistas.

En efecto, la lucha huelguística se transformó en lucha política no sólo de los trabajadores, sino también de todo el pueblo.

En la memorable jornada del 15 de Noviembre de 1922, en pequeña escala se da paso a diferentes formas de lucha revolucionaria del proletariado:

1. Lucha de masas, que garantiza la dirección obrera, ello es posible porque es un movimiento organizado con dirección y objetivos clasistas;

2. Al calor de la movilización de masas, ésta se transforma rápidamente en movimiento de resistencia popular, que reivindica no sólo los derechos de los trabajadores huelguistas, sino también el poder adquisitivo del pueblo y sus condiciones de vida y de trabajo;

3. Frente a la arremetida represiva, espontáneamente y sin lograr generalizarse ni contar con un plan de defensa y ataque, el movimiento de resistencia popular comandado por los trabajadores, asume las tareas de autodefensa armada.

Fueron masacrados, pero no derrotados. Después del fatídico día del crimen, los trabajadores continuaron la lucha, obligaron a los patronos a reconocer sus derechos. Pusieron al descubierto al corrupto régimen oligárquico y obligaron a que los sectores reformistas de la burguesía empujen, junto a una oficialidad patriótica, la "Revolución Juliana" de 1925.

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