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Marquetalia lecciones no aprendidas (1ra.parte)


No se aprendieron las lecciones de la historia de horror protagonizadas por el alto gobierno contra los campesinos de Marquetalia, como tampoco las lecciones de resiliencia de un puñado de campesinos, quienes junto a sus familias mostraron como la determinación puede vencer al enemigo más poderoso. Hoy la oligarquía latifundista insiste en apropiarse de las mejores tierras, recurriendo a los mismos métodos de barbarie empleados en Marquetalia. Y, por otro lado, la insurgencia deja de lado la lucha armada como único medio posible para frenar la injusticia y para alcanzar la equidad social.

Marquetalia es un nombre mítico símbolo de resistencia, lucha y resiliencia, de un puñado de campesinos empeñados no sólo en defender su tierra y familia sino en superar las condiciones de ignominia en que les toca vivir, gracias a la voracidad de una oligarquía gansterizada. Marquetalia significó la consolidación de la lucha armada como el método de lucha más idóneo para superar al capitalismo, con miras a construir una sociedad equitativa.

Así mismo, Marquetalia entre las llamas del napalm vio nacer a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – ejército del pueblo FARC-EP, lucha que décadas después fue traicionada por los sucesores de los míticos fundadores Manuel Marulanda Vélez y Jacobo Arenas. No obstante, un grueso número de combatientes continúan enarbolando las banderas de Marulanda. Mientras la injusticia social exista la lucha popular armada continuará, pues como dijo un guerrillero marquetaliano, “La revolución es como un río crecido, que no puede detenerse ni devolverse. ¿Quién ha visto detenerse o regresar a un río?”

Marquetalia se inscribió a mediados de los años sesenta en una cruel guerra de exterminio del campesinado, se le acusaba de haberse independizado en las denominadas “Repúblicas independientes”, que no eran más que el nombre convencional de una zona ubicada sobre la Cordillera Central, entre las sierras de Atá e Iquira. Allí se eleva el nevado del Huila.

Marquetalia está circunscrita en los límites de los departamentos del Tolima, Huila y Valle del Cauca. Tiene una extensión aproximada de 800 Kilómetros cuadrados. Desde siempre ha estado habitada por nativos de la tribu de los Páez, quienes se destacaron por haber defendido exitosamente sus terruños de la invasión española. A través del tiempo han venido mezclándose con campesinos colonos. Es una zona prácticamente despoblada, en aquella época como hoy en varios kilómetros a la redonda, el caminante es un ser humano a la sombra de imponentes cedros y robles, rodeado por el silencio rumoroso de quebradas y arroyuelos, el aullido de los monos y el canto de las mirlas. La tierra aunque agreste es feraz por lo que ha sido codiciada por los terratenientes locales.

El objetivo de la operación militar de cerco y exterminio era erradicar “el foco subversivo”, que ponía en peligro la “seguridad nacional” (privilegios de un puñado de oligarcas) y sus valores democráticos occidentales. En la realidad los campesinos tan sólo demandaban vías, escuelas y garantías contra la acción de los paramilitares de entonces conocidos como “los pájaros”. A los campesinos se les tildó de bandoleros, cuatreros y avanzada del comunismo internacional.

Según manifiesta Hernán Gonzáles, miembro de La Juventud Comunista enviado a la zona en el año 1962 por el partido Comunista, precisamente en la antesala de la arremetida contra Marquetalia, el gobierno central llamó a estos agrestes parajes Repúblicas independientes debido a que los campesinos venían denunciando que “los puestos militares, que desde hace tiempo operan en la región, mantienen grupos de bandoleros a su servicio”. También denunciaban que “el ejército en despoblado y valiéndose de su fuerza y de la impunidad que cobija sus acciones, aplica la pena de muerte contra humildes campesinos”. Y dado que las denuncias no eran atendidas se habían visto obligados a auto defenderse, enfrentando con sus escopetas rudimentarias a los pájaros y a los mismos militares.

La resistencia armada y supuesta afinidad de los campesinos con las ideas Comunistas llevaron a los terratenientes a inventarse la fantasía de las Repúblicas independientes. Así que la avidez de los terratenientes por apoderarse de las tierras, empujó a la oligarquía en el poder a llevar a cabo la toma a sangre y fuego de las temibles “Repúblicas independientes”.

Los rumores del inminente ataque militar obligaron a los campesinos a mejorar su capacidad militar, adquiriendo armas de largo alcance entre ellas fusiles, ametralladoras y minas. Atacar a los labriegos organizados militarmente no era tarea fácil para nadie, anotaba Jacobo Arenas que “no existen caminos y en épocas de lluvia las trochas se convierten en un fangal peligroso para el tránsito de animales y personas. El viento helado y el frío permanente entumecen el cuerpo y agotan prontamente sus energías en el ascenso”.

Y sostenía que “…Fue allí sobre esas cumbres gigantescas, donde se detuvo la primera expedición agresora enviada contra Marquetalia”. Según Jacobo Arenas, iniciada la arremetida militar, “los soldados del gobierno, acosados por los campesinos sufrieron numerosas bajas. Y acosados también por la implacable naturaleza abrupta, tuvieron que regresar a sus cuarteles. Marquetalia había obtenido así su primera gran victoria” (Jacobo Arenas. Diario de la Resistencia de Marquetalia. Tercera Edición. Mayo del 2000)

El 17 de mayo de 1964 se inició la arremetida contra Marquetalia. En el ataque a Marquetalia el Estado empleo toda la capacidad militar, económica y su canónica brutalidad disponible; además, la agresión se acompañó con bloqueo económico y control de entrada y salida de alimentos a la región. El alto gobierno deliraba pensando en un espectacular golpe de gracia, que en pocos días acabaría de una vez por todas con la resistencia campesina. Pero 48 campesinos, entre hombres y mujeres, esos sí verdaderos héroes, defendieron airosamente sus familias, enseres, comida, niños y animales. Roto el cerco militar los campesinos lograron internarse en lo más abrupto de la selva, ampliando la cobertura de su zona de influencia inicial. Su sagacidad y tenacidad, les permitió cubrir Rio Chiquito, el Pato y Guayabero; y, de paso, se convirtieron en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia- Ejército del Pueblo FARC-EP.

La agresión a la región de Marquetalia se ajustó al desarrollo del Plan Laso (Latin American Security Operation) En tal plan los gringos resumían las experiencias de combate aprendidas en las sendas derrotas sufridas en Vietnam, Argelia y Corea. Cuenta Jacobo Arenas que la agresión fue llevada a cabo por más de 16.000 hombres bajo el mando del coronel Hernando Correa Cubides. Bombas de dos, tres y cinco toneladas, bombas napalm y armas biológicas, principalmente la conocida como “la viruela negra”, caían a diario sobre los campos. La intensión era aniquilar todo lo que representara vida en la zona. La oligarquía desde siempre ha manejado la fantasiosa idea de que “al pez hay que secarle el agua”.

Solamente a mentes insanas se les ocurre esparcir agentes patógenos sobre sus connacionales.

Pero para entender cómo 48 campesinos mal armados militarmente y sin recursos, bajo la conducción y orientación del campesino Manuel Marulanda Vélez, lograron no sólo resistir el embate de 16.000 hombres, apoyados por la aviación y la dirección del Pentágono, sino crecer militar e ideológicamente, es preciso seguir el diario transcurrir de la guerra de la mano de Jacobo Arenas.

Cuenta Jacobo Arenas que los campesinos acordaron realizar una asamblea para discutir opiniones acerca de las tácticas y estrategias para atender la anunciada arremetida militar. El 17 de mayo se inició la asamblea y el 18 al medio día por la radio se enteraron que había comenzado “la operación Marquetalia”. En la Asamblea se acordó llevar a cabo prioritariamente la evacuación de las familias y en segundo lugar se adoptó practicar la guerra de guerrillas móvil, total y absoluta, no más guerra de posiciones, ¿para qué defender un pedazo de terruño si Colombia es muy grande? La composición de las guerrillas sería de 7 combatientes armados y 5 desarmados los cuales actuarían como minadores, aprovisionadores y rancheros. Y, también, se acordó que la dirección suprema se llevaría a cabo por el Estado Mayor Guerrillero.

Cuenta Jacobo Arenas que, “El día 27 de mayo, en la Floresta, sobre el cañón del rio Atá se produjo el primer combate”. Este combate lo libró una guerrilla al mando de Isaías Pardo. Hasta el 3 de junio se combatió sin descanso. La radio informó de un oficial muerto y varios soldados heridos. El 5 de junio fue un día de luto para la guerrilla, por una mala decisión de un comandante el guerrillero Luis Salgado cayó en una emboscada del ejército, combatió hasta que una bomba “piña” le despedazó la cabeza. El día 7 se evidenció la severidad del bloqueo, el ejército capturó dos mulas aperadas. El 8 a primera hora escucharon por radio Santafé la lectura de los titulares de la gran prensa, el “Espectador” destacaba la ola de terrorismo, “anoche en el país estallaron 28 bombas en Bogotá, 5 en Medellín, una en Manizales y 3 en Palmira”. El Tiempo destacaba: “50 bombas estallaron anoche en el país”. Los periódicos escribían que “dichas acciones eran expresión de la solidaridad popular con los campesinos de Marquetalia”.

El sábado 14 de junio previo bombardeo con cohetería de alto poder y ametrallamiento con punto 50, se inició el desembarco de tropas en helicópteros, 800 hombres iniciaron el fallido dominio del altiplano. La intención del ejército era tomarse la zona por sorpresa con sus fuerzas aerotransportadas. Pero los campesinos al mando del comandante Tula pusieron en el congelador las aspiraciones de los invasores de copar el altiplano. Por el contrario causaron varias bajas al flamante ejército. Para desquitarse la fuerza militar lanzó bombas napalm sobre el poblado reduciéndolo a cenizas, pero sin poder tomarse al altiplano. “Hecho esto Tula con sus hombres se retiró para golpear por la retaguardia”. Los invasores no entendían como un puñado de hombres les ponían en jaque.

Jacobo arenas dice que el 15 de junio fue un día aciago, “a las 9:55 dos cazas a reacción lanzaron bombas de alto poder sobre el caleterío donde se concentraba la mayoría de las familias, quince niños que jugaban en el descampado fueron asesinados, el ataque sorpresivo impidió ponerlos a salvo en las cuevas”, previamente adaptadas para burlar los bombardeos. Como respuesta estratégicamente se unieron cuatro guerrillas y fueron llevando hábilmente a la tropa hacia el Alto de Trilleras, los esperaron en la margen izquierda del río Ata, allí se llevó a cabo el primer gran combate. La guerrilla castigó a los criminales a su gusto, dieron de baja 7 enemigos e hirieron a más de 20. “El combate se prolongó hasta las cinco de la tarde, hora en que el Estado mayor ordenó suspenderlo y dar la sensación de huida.”

Para el día 18 estaba prevista por parte de los mandos oficiales la entrega al gobierno de la “República independiente de Marquetalia libre de bandoleros”, pero “la farsa no pudo cumplirse”, pues “ANASTASIA”, una mina así bautizada en honor a una matrona campesina, a eso de las tres de la tarde, causó numerosas bajas entre la tropa, la cual se había lanzado sin precaución alguna sobre los guerrilleros, convencidos que huían, como se les había hecho creer la tarde anterior. CONTINUARÁ.

*Libardo Sánchez Gómez / *Ex catedrático universitario.

http://libsang-elviajeroysusombra.blogspot.com/2020/04/marquetalia-lecciones-no-aprendidas.html

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