MAS DE QUINIENTOS AÑOS DE RESISTENCIA DEL MOVIMIENTO INDÍGENA Y LA LUCHA CONTINÚA
Más de 520 años de resistencia no han sido suficientes para que el Estado reconozca el valor de los indígenas que fueron dueños y señores de estas tierras. Han sido humillados, vilipendiados. Han padecido todos los horrores: discriminación, infame explotación, despojo de sus tierras y culturas. Han sido menos que animales domésticos. Hasta la década de los 60 del siglo XX se vendían haciendas con indios y todo. Entonces insurgieron, entre otros, Dolores Cacuango, Tránsito Amaguaña y el Obispo de los Indios, Mons. Leónidas Proaño para reclamar derechos, exigir libertades y guiar hacia la organización indígena, hasta crear un movimiento que fuese capaz de hacer temblar hasta a las piedras. Todos los tormentos han padecido, al tiempo que los conquistadores españoles y sus descendientes blanco-mestizos pretendían la subordinación total para arrebatarles lo último que les quedaba: la fuerza del trabajo en vil explotación. Fueron esclavizados, golpeados y ofendidos. Los indígenas conocieron todos los sufrimientos y crueldades que unos hombres son capaces de cometer contra otros. Finalmente se unieron y fundaron la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador-CONAIE- y a partir de la década de los noventas se volvieron protagonistas de nuestra historia. Su lucha y trabajo fue reconocido parcialmente en 1991, cuando el Ministro de Bienestar Social Raúl Baca Carbo, en la Presidencia de Rodrigo Borja Cevallos, respetuoso de los derechos humanos, entregó en comodato un pequeño edificio ubicado en el Norte de Quito, para que la CONAIE desarrolle sus actividades, incluidas las políticas, o ahora ¿se pretende negarle el derecho a ejercer la política? La casa de la CONAIE sólo es “una parte de un proceso de resarcimiento histórico” ha expresado con toda razón la dirigente Nina Pacari, es que el país está en deuda con la CONAIE que lideró movimientos populares en 1993 por el agua, la tierra y la vida. Luego fue su lucha heroica la que coadyuvó eficazmente para derrocar a los gobiernos de Mahuad, Bucaram y Gutiérrez. Respaldó al hoy presidente Correa, pero luego le quitó el apoyo por múltiples razones. Pretender quitarles y desalojarles del edificio construido por los indígenas en incontables mingas es una decisión política profundamente equivocada, por las causas que se esgrimieren, como si dividirlos no fuese un daño bastante grave. ¿Recapacitarán, reflexionarán, los autores de decisiones absurdas? El 16 de noviembre de 1986, nació la CONAIE, tras un proceso iniciado en 1980 con la constitución del CONACNIE. La CONAIE es un movimiento que agrupa a los movimientos indígenas integrada por CONFENIAE amazónica, ECUARUNARI de la sierra y COICE de la costa. La CONAIE defiende las nacionalidades indígenas “en los frentes económico, socio-cultural y político. Defiende el derecho a la autogestión, la conservación de la cultura e identidad indígena y la plena equidad con respecto al resto de los ciudadanos”. La CONAIE es voz y pensamiento de los pueblos indígenas. Lucha “por la vida y la naturaleza para un futuro de justicia, paz, igualdad, respeto, libertad y solidaridad.” Es la voz del 45 % de los ecuatorianos, representa al 80 % de la población que vive en las zonas rurales agobiada por la pobreza. La dirigencia luchará para fraguar la unidad resquebrajada por ambiciones personales aprovechadas por el Gobierno de la revolución ciudadana. Debe concretar 12 puntos programáticos en defensa del territorio, del agua y recursos naturales. EL LEVANTAMIENTO INDÍGENA DE 1990 Acción Ecológica, al referirse al Movimiento Indígena de 1990 sostenía: Corría el mes junio de 1990, Ecuador miraba con asombro otro levantamiento indígena que se inició el 28 de mayo con un hecho simbólico: la toma de la Iglesia de Santo Domingo. Desde este templo católico los indígenas enviaron una carta con sus demandas al Presidente de la República, Rodrigo Borja. Con su misiva reclamaban el derecho a la tierra, hacían una crítica al modelo agroexportador y al pago del a deuda externa y rechazaban el apoyo a los grupos empresariales por sobre los derechos de los campesinos. Inclusive, de manera visionaria en ese entonces, hicieron un reclamo por la contaminación petrolera en la Amazonía ecuatoriana. Al mismo tiempo, la CONAIE anunciaba el "Levantamiento Indígena Nacional". Que implicaba además la toma de tierras de grandes haciendas. Fueron actos de reivindicación histórica pues esas tierras siempre les pertenecieron. La declaración de Ecuador como estado plurinacional, la legalización de territorios de las nacionalidades indígenas, la solución a los problemas de agua y riego, una verdadera expulsión del Instituto lingüístico de Verano, el reconocimiento oficial de la medicina indígena, la entrega de recursos para la educación bilingüe, precios justos a los productos campesinos y autonomía en su comercialización, fueron las principales demandas de las movilizaciones. El Levantamiento duró hasta el 11 de junio, sin embargo el éxito alcanzado por el movimiento indígena, que fue cosecha de las luchas por el respeto a la existencia de distintos pueblos y a la diferencia, fue el reconocimiento a existir como nacionalidades. La declaración de Ecuador como Estado plurinacional, la legalización de territorios de las nacionalidades indígenas, la solución a los problemas de agua y riego, una verdadera expulsión del Instituto lingüístico de Verano, el reconocimiento oficial de la medicina indígena, la entrega de recursos para la educación bilingüe, precios justos a los productos campesinos y autonomía en su comercialización, fueron las principales demandas de las movilizaciones. Las propuestas del movimiento indígena han sido siempre revolucionarias y han marcado cambios jurídico-políticos, económicos y culturales en el país. Pero además los indios lograron que la sociedad ecuatoriana valorara estas luchas y que crezca el aprecio a las raíces indígenas. Esto se dio en gran medida porque los indígenas no se levantan únicamente en función de las reivindicaciones de las 14 nacionalidades y 18 pueblos aglutinados en la CONAIE, sino en favor de los derechos de todos los ecuatorianos y ecuatorianas. 25 años después, las luchas indígenas, como las recientes por la defensa del agua, la tierra y la férrea oposición a la explotación minera a cielo abierto, constituyen batallas políticas, antineoliberales y anticapitalistas y en función de la defensa de la vida. Sin embargo, el gobierno de Rafael Correa, apela al racismo, a la diferencia y al irrespeto a los derechos de las nacionalidades indígenas. El gobierno claramente se opone a un Ecuador multidiverso, multilingüe, multicultural y plurinacional. Por ello debemos rechazar el afán de desprestigiar al movimiento indio del Ecuador, el mismo que ha sido reconocido por ser una de las organizaciones más poderosas en función de los derechos colectivos de los pueblos y ejemplo e inspiración para muchos movimientos a nivel mundial. Si bien el levantamiento de 1990 hizo visible el problema de la tierra y los territorios, ahora, los nuevos levantamientos a partir del 2010 empatan con la defensa del agua para la vida y la defensa de las comunidades. Ambos son parte de un proceso de resistencia de más de 500 años. Acción Ecológica concluía: “Nuestro homenaje a las nacionalidades y pueblos indígenas del Ecuador. En voz alta decimos: Amamos lo que tenemos de indio! Por su parte, Miguel Angel Carlosama afirmaba “Nuestra Abya Yala, desde hace miles de años ha convivido con numerosos pueblos, los cuales han desarrollado complejas formas de organización económica, social, política, religiosa y cultural. La experiencia de determinados pueblos permitió fortalecer organizaciones más desarrolladas que formaron verdaderos Estados. Los mayas, aztecas e incas llegaron a administrar estas complejas formas de organización
Recordaba que Eduardo Galeano decía que es necesario un autodescubrimiento, "la revelación de la cara oculta bajo las máscaras pasa por el rescate de algunas de nuestras tradiciones más antiguas". Es desde la esperanza, y no desde la nostalgia, que hay que reivindicar el modo comunitario de producción y de vida, fundado en la solidaridad y no en la codicia la relación de identidad entre el hombre y la naturaleza y las viejas costumbres de libertad.
En su análisis Carlosama añadía: Las luchas de nuestros líderes y nuestros mayores han multiplicado la libertad humana, y no en las que nos encarcelan o nos eliminan nuestras vidas. Desde el pasado nos podemos apoyar para encontrar respuestas a las utopías del presente. Podrán haberse muerto referentes extraños, esquemas y paradigmas occidentales, pero aquí en Abya Yala están nuestras fuentes originales, las raíces y energías ancestrales están en nuestros líderes y sabios que han sabido conservar e interpretar los signos de la naturaleza y de la historia proyectándolos hacia el futuro.
Nuestra falta solamente ha sido el vivir en comunidad, practicar la ayuda y la solidaridad mutua, este acto ha sido condenado y perseguidos en nuestra propia tierra. También nuestra tierra ha sido violentada…
Nuestra historia no ha sido escrita por nosotros mismos, pero ha sido guardado celosamente por nuestros mayores, comunicada y consolidada desde la raíz para todas las generaciones.
A pesar de que permanecíamos organizados en la resistencia clamando justicia e igualdad. La Iglesia recién admitió en 1537, que los indios eran humanos, dotados de alma y razón, pero bendijo el crimen y el saqueo, según la iglesia dominante al fin y al cabo los indios eran personas, pero personas poseídas por el demonio, y por lo tanto no tenían derechos. Los invasores actuaron en nombre de dios y de su religión. Nosotros no conocíamos la propiedad privada. No usábamos el oro ni la plata como moneda, sino que adornábamos nuestros cuerpos con los que rendíamos homenaje a nuestros dioses. Esos dioses falsos estaban a favor del poder invasor y dominante.
La historia oficial reduce completamente la realidad precolombina, en gran medida a los centros de las dos civilizaciones de más alto nivel de organización social y desarrollo material. Los indios hemos sido considerados simplemente como mano de obra servil o atracción turística. El país oficial, que vive del país real pero se avergüenza de él, quisiera suprimirlo: considera a las lenguas originarias ruidos guturales, y a la religión pura idolatría , porque para nosotros los Pueblos Indios la iglesia es todo nuestro entorno, las formas de vida, costumbres, tradiciones, la TIERRA es nuestra iglesia y todos los bosques son santuario.
Nosotros todavía pedimos perdón al árbol cuando vamos a derribarlo, saludamos al INTI (sol), cuando sale brillante por la montaña y se oculta por el mar.
En toda Abya Yala , de norte a sur, la cultura dominante ha intentado admitir a nuestros pueblos como objetos de estudio, pero no nos ha reconocido como sujetos de nuestra propia historia, nos han dicho que los indios tenemos folklor; no cultura; que practicamos supersticiones , no religiones , que hablamos dialectos, no lenguas; que hacemos artesanías, no arte.
Creemos necesario y conveniente rescatar el proceso de la lucha indígena por espacio de más de 500 años, señalando los principales acontecimientos que han servido como semilla para que en la actualidad las nacionalidades y pueblos indígenas presentemos alternativas válidas de desarrollo para el conjunto de la sociedad ecuatoriana. El valor, la dignidad de los pueblos indígenas, demostrada por más de 500 años, ha servido de guía para que fructifique la organización de este pueblo y continúe en la resistencia y presencia en el escenario nacional. Algunos referentes bibliográficos nos servirán de base en esta historia; brevemente señalamos algunos ejemplos: En Guayas, los Chonos, Congonos y Chonayes, en 1535 y 1537 protestaron y se levantaron a raíz de las reducciones de indios. (Rodrigo Chávez Gonzales, Estudio de Idiosincracia Regional).
En 1568 Carlos Manuel Larrea, en el Boletín de la Sociedad Ecuatoriana de Estudios Históricos y Americanos No 7-8 señala que el Capitán Andrés Contero fue a Esmeraldas a pacificar a los indios levantados. Aquiles Pérez Tamayo, en las mitas en la Real Audiencia de Quito, señala un dato encontrado en los documentos de la Corte Suprema de Justicia que dice: Los indios Malabas y los Tomolos, habitaron las tierras de Esmeraldas y por varias ocasiones se sublevaron contra el dominio español. La descripción de las diez sublevaciones que presenta Segundo Moreno en el libro: Sublevaciones Indígenas en la Real Audiencia de Quito, analiza los factores que motivaron los levantamientos, estas son muestras que indican las distintas formas de protesta contra la explotación colonial, a través de las cuales el latente descontento se transformó en un conflicto público. De especial interés son en este caso, los levantamientos surgidos luego de las reformas administrativas durante el gobierno de Carlos III (1758-88), y aquellas contra el primer censo y los cambios dentro del marco de la política de fiscalización realizada por la corona española. En el orden cronológico los levantamientos de los pueblos indígenas son los siguientes:
En Poma Llacta, 1730; en Riobamba , 1764; en San Miguel de Molleambato, 1766; en el Obraje de San Idelfonso, 1768; en San Felipe, 1771; en el corregimiento de Otavalo, 1777; en Guano,1778; en Ambato 1780; en Píllaro 1770, en Guamote y Columbe, 1803. En los años de la independencia tomemos en cuenta, en primer lugar, una carta que escribe desde Jamaica Simón Bolívar, el 6 de septiembre de 1815, contestando a un americano meridional de esta isla . Esta carta dice: "América no solo estaba privada de libertad sino también de la tiranía activa y dominante, a esta acompañaba los tributos que pagaban los indígenas, las penalidades de los esclavos, las primicias, y los diezmos". Miguel Angel Carlosama sostiene que las primeras ideas de la formación de una organización popular surgieron de algunos sectores de la Iglesia Católica y más especialmente de los párrocos comprometidos con el trabajo de base, su principal protagonista es el Obispo de los Indios, Monseñor: Leonidas Proaño. La idea era promover una organización indígena y que sea una alternativa al tradicional movimiento indígena de la FEI, controlado por el Partido Comunista Ecuatoriano.
En 1970 y 1971 se organizaron dos convenciones de presbíteros, en donde se analizaron los lineamientos del concilio vaticano II y de la Conferencia Episcopal de Medellín. Luego algunos curas realizaron varias reuniones con líderes indígenas de varias provincias de la sierra lo que desembocó en un Primer Congreso Constitutivo del Ecuarunari en 1972, con la participación de más de 200 indígenas en la Comunidad de Tepeyac - Chimborazo.
Resulta clara la matriz conceptual en la que emerge el ECUARUNARI con un acento profundamente eclesial ligado a los sectores más progresistas de la iglesia de los 70's. Una contradicción implícita estuvo presente desde el inicio. La definición de si era una organización indígena o era una organización campesina a la que podían pertenecer los sectores campesinos. Esta contradicción tenía una lectura más profunda en la medida que respondía a intereses particulares de los dos sectores que siempre bregaron por el control de la organización, los de orientación étnica que buscaban mantener al movimiento al margen de la acción sindical nacional, y los que pretendían un acercamiento del naciente movimiento de las organizaciones de corte clasista, pese a que tenían un proyecto organizativo de corte tradicional (indigenista).
La discusión sobre qué era lo indígena y campesino nunca se la abordó y probablemente se la asumió desde la discusión en las que estaban inmersas las Ciencias Sociales y los proyectos políticos de la época . En donde el concepto clase empataba de mejor forma con el de campesino y era la única vía para los procesos de transformación agraria. La vía de recuperación histórica de los pueblos indígenas salía fuera del modelo y de la práctica política, no se la incluyó en la discusión académica, ni se preocupó por la conceptualización, incluso se la consideraba como retardataria. Para la década de los 70's e inclusive hasta los 80's, proliferaron los estudios de los pueblos indígenas desde el enfoque campesinista; la antropología, la sociología rural y la economía agraria, abarcaban bajo el término campesino todo una población rural que emergía bajo una serie de reivindicaciones, en especial la tierra. Este mundo del conocimiento no distinguió la diversidad y teorizó por igual a todos.
LA REVOLUCIÓN SIN SANGRE, PRÁCTICA Y PROPUESTA DESDE LOS PUEBLOS INDIOS.
Es a partir del levantamiento de 1990, donde planteamos las propuestas y experiencias que acumulamos en la etapa anterior, aportamos desde todos los Pueblos y nacionalidades indígenas del Ecuador a dotarle a la política de un nuevo matiz, es decir, cuestionamos profundamente que la partidocracia manejada por pequeños grupos de poder económico y político y dirigida por un Congreso que perdió completamente el rumbo, no podíamos seguir adelante en este pobre país.
Los aportes del levantamiento son muchos, el tema de la identidad, el mestizaje, la formación e innovación de conceptos como, nacionalidad, plurinacionalidad, interculturalidad, la recuperación de los símbolos culturales de los pueblos indios, son temas que hoy se están debatiendo profundamente. La sociedad ecuatoriana que hasta entonces se denominaba blanca, hace el intento de recuperar su identidad, de entender su ser como fruto de un proceso histórico del cual no hay razón, motivo de avergonzarse.
Otro aporte importante del levantamiento es la propuesta de convocar a una Asamblea Constituyente, como una necesidad de refundar el país. Es importante recalcar que el mayor logro de 1990 para los pueblos indios y los movimientos sociales del Ecuador es el haber logrado una presencia nacional e internacional.
Reconstituido así el movimiento, las acciones posteriores se han concentrado en luchas de carácter específico, así en 1992, la marcha de la organización de Pueblos Indios de Pastaza (OPIP) logra el reconocimiento de miles de hectáreas a favor del pueblo kichwa, shiwiar. En 1994 se logra la resistencia a la aprobación de la ley Agraria. En 1997 la destitución de Bucaram y consecuentemente el compromiso de convocar a una Asamblea Constituyente.
Este último inaugura una última etapa, la coyuntura se desenvuelve en momentos en que todo el conjunto de la población ecuatoriana se siente indignada por las acciones de corrupción, la vulgaridad del ex - Presidente de la república : Abdalá Bucaram.
La fortaleza del movimiento indígena constituye el hacer alianzas bajo objetivos y programas políticos comunes con los movimientos sociales a nivel urbano; así como con sectores de partidos políticos del centro, a la izquierda.
EL DESGASTE DEL DIALOGO
En esta dinámica, la movilización de julio de 1999 que es liderada nuevamente por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) que en su seno abarca a la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana (CONFENIAE), Organización de las Nacionalidades Indígenas de la Costa Ecuatoriana (ONAICE), y la organización más importante y pilar principal de la CONAIE, La Confederación de Pueblos de la Nacionalidad Kichwa del Ecuador (ECUARUNARI), logra captar la alianza de nuevos sectores como los taxistas, obligando al gobierno nacional a congelar el precio de la gasolina, el gas, constituyendo además una comisión de diálogo con el fin de definir propuestas que beneficien al pueblo en general, y a los pueblos indios en particular.
El diálogo desde algunos sectores del movimiento indio, era visto como un anzuelo que utilizaba el gobierno para ganar tiempo. Su estrategia consistía en dilatar al máximo el tiempo y poner en marcha su proyecto que básicamente contemplaba cubrir los desfalcos provocados por los banqueros y empresarios corruptos , encubrir y proteger a los causantes de la desestabilización económica , incautar los depósitos y ahorros del pueblo para salvaguardar a la banca, conceder la base de Manta al Gobierno Norteamericano en condiciones que no favorecen al país; deslegitimar, y desconocer permanentemente a la CONAIE, como una organización poco representativa y finalmente tomar la decisión de la dolarización.
LA LUCHA DEL MOVIMIENTO INDIGENA EN EL ECUADOR
Luis Macas, el dirigente histórico del movimiento indígena ecuatoriano que lideró el levantamiento de 1990 reseña: “Uno de los valores profundos que los pueblos indígenas ostenta hasta el día de hoy, sin duda alguna, es su capacidad de resistencia frente a las adversidades de la colonia europea: ante la explotación económica, la opresión política, el estado de exclusión y discriminación social. Perviven valores, conocimientos, sabidurías, pero sobre todo, aún están vigentes instituciones culturales, económicas y políticas propias, a pesar de todas las adversidades. Son estos los presupuestos y el contenido que fluyen al interior de los pueblos y comunidades indígenas y principalmente las que determinan las luchas, las propuestas y los logros del movimiento indígena contemporáneo. Si describimos estas instituciones que son diversas y que han permitido la organización, relaciones sociales, la espiritualidad indígena y las relaciones con la madre naturaleza, decimos que son entre otras: el AYLLU (familia), AYLLU LLAKTA (comuna), MINKA (trabajo colectivo), RIMANAKUY (práctica del diálogo), YUYARINAKUY (acuerdos), PACHA MAMA (naturaleza), son los referentes de vida de las comunidades, y por tanto de lucha por su mantenimiento y perfeccionamiento en la época contemporánea.
Si bien estas instituciones fueron los soportes en la construcción de las sociedades de los pueblos indígenas, también son postulados en la propuesta indígena hacia cambios profundos de la sociedad, en procura de construir un Estado con verdadera identidad nacional. Pero el proceso del movimiento indígena, ha sido capaz de percibir en sus propuestas otra dimensión compleja, desde la experiencias de convivencia con la sociedad dominante, que es la de asumir una posición como conciencia y lucha clase. Pues, desde esta perspectiva, desde esta conciencia social, se ha instrumentado un conjunto de herramientas de lucha, hacia la superación de los complejos problemas de la sociedad en su conjunto, como es la concepción del Estado, sus estructuras, el sistema político, la restringida situación de la democracia, la inequidad, injusticia, etc.
Son alguno de los temas que podemos señalarlos como referentes de lucha, durante el proceso de desarrollo organizativo del movimiento indígena. Desde esta visión y experiencias, nuestras organizaciones establecen dos dimensiones importantes en su estrategia de lucha y que constituyen dos líneas fundamentales de acción:
Una línea de acción que se identifica en el marco de la dimensión histórico-cultural (étnica), cuyo significado se expresa en la lucha por las demandas de reivindicación indígenas y de soluciones inmediatas, que necesariamente será el contenido fundamental de una agenda de planteamientos de carácter endógeno de los pueblos y comunidades indígenas. Es decir que, las luchas en esta dirección son en sí generadas desde los intereses de las nacionalidades y pueblos, que son derechos legítimos e históricos que no han sido ejercidos desde el reconocimiento del Estado y la sociedad dominante, sin embargo, nacen estas demandas desde el interior de dichos sectores. Para algunos tratadistas, esta dimensión es vista como un fenómeno de carácter exclusivamente étnico, antropológico, donde se esgrime y se principaliza un enfoque etnocentrista o el indigenismo excluyente.
Otra concepción y línea de acción que está presente en la estrategia del movimiento indígena ecuatoriano, hace relación a la dimensión social, a la lucha desde la conciencia de clase a partir de su identidad en el contexto de la sociedad contemporánea. Son concepciones y prácticas que los pueblos indígenas adoptaron desde una comprensión vivencial de los fenómenos sociales, políticos y los problemas del mundo que nos rodea. La comprensión de esta dimensión y la práctica en las acciones ha sido la constante en la línea de conducción del movimiento indígena a lo largo de su proceso de organización y construcción ideológica. Sin duda esta orientación, constituye un referente fundamental en la estrategia indígena, que es su conciencia social de clase, por lo que el movimiento indígena se convierte en catalizador y sintetizador de las diversas demandas sectoriales, y es ante todo el sujeto social que centraliza la demanda y lucha por un interés colectivo y global; entonces, es una comprensión que articula lo étnico-cultural y la lucha social de clase.
Como es evidente los planteamientos y acciones indígenas, se orientan en el marco de las dos dimensiones o concepciones de lucha, una primera línea, hacia lo reivindicativo, lo cultural y de aspiraciones inmediatas, o entendidos también como intereses concretos y sectoriales, desde las nacionalidades, pueblos y comunidades en este caso. Sin embargo, la visión de lo reivindicativo, de lo inmediato y concreto no es exclusivo ni excluyente, se establece otra línea de acción, con orientaciones más amplias desde una comprensión de la lucha global, en una realidad social, económica, cultural y política actuales; las luchas emprendida desde el movimiento indígena se inscriben en un contexto de la problemática general, es decir que, sus acciones se han identificado siempre con las demandas de otros sectores sociales y sobre la unidad de los objetivos comunes en la construcción de un Estado nuevo y una sociedad distinta.
LA PROPUESTA Y LUCHA INDIGENA
Solo a partir del entendimiento y ejercicio de las dos dimensiones: la visión histórico-cultural y la posición y conciencia de clase, surge la propuesta indígena perfectible y coherente; ubicando la acción social y política desde el cuestionamiento a las estructuras del Estado, a un sistema social, económico, político inadecuado y obsoleto, que no se compadece con la realidad actual. Bajo estas consideraciones la iniciativa del movimiento indígena involucra a toda la sociedad en sus demandas y perspectivas; algunos puntos de la agenda que advierten aceptación y consensos se puede señalar de la siguiente manera: instaurar la práctica del diálogo hacia la consecución de los consensos, la construcción de un Estado Plurinacional, el reencuentro en la interculturalidad y la diversidad social y cultural, la ampliación y profundización de la democracia, la equidad y la justicia social.
Las diversa formas de luchas dadas a lo largo de la historia colonial y republicana, es necesario precisarlo, que son respuestas a las condiciones de postergación de nuestros pueblos, podemos catalogarlo así la articulación de los grandiosos levantamientos de Tupak Amaru, Fernando Daquilema y otros, hasta que desemboca en las acciones de la década de los 90, en función de instituir en el país modificaciones estructurales e históricas como la visibilización del movimiento indígena en el Estado y la sociedad, el reconocimiento institucional de la diversidad de identidades, su dignidad, sus derechos.
Al hacer una descripción sobre la evolución y los avances de los pueblos indígenas, nos atrevemos a mencionar que los EJES fundamentales que articularon el proceso indígena, durante la instrumentación y estructuración de las organizaciones modernas, es LA DIGNIDAD: la lucha por el derecho a la tierra y territorios; por el fortalecimiento de la identidad, como es el reconocimiento de las lenguas, la educación indígena, entre otros, se inscriben en este marco de dicha convergencia.
Estos presupuestos se convierten en los contenidos determinantes durante la década de los 50 y 60, época que se caracteriza como la euforia de la comunalización de nuestros pueblos, bajo la aplicación de una legislación intencionada unilateralmente desde el Estado, momento en el que por una parte se institucionaliza el AYLLU LLACTA y la acción del control directo y vertical del Estado por otra, y desde nuestro reconocimiento, es la imposición de una institución ajena en un franco debilitamiento de la institucionalidad milenaria. Es cuando surgen las organizaciones comunales, o la constitución de la organización de primer grado, como se denomina en la actualidad dentro de los niveles de organización que practican nuestros pueblos. Por supuesto es la organización nuclear, primigenia después de la familia, y originalmente desde los pueblos indígenas con un concepto absolutamente distinto.
Esta institución afectó mayoritariamente a los pueblos indígenas, pero también a los sectores campesinos y afroecuatorianos. La adopción tardía de la institución comunal, se explica de cómo había transcurrido varios años desde la expedición de la Ley de Comunas, en 1936 y que la estrategia de aplicación estatal tenía sus falencias. Esta anomalía institucional sugiere un diseño propio desde sus intereses, y es cuando el proceso indígena rebasa la oferta del Estado, al procurar ampliar y reforzar el curso del desarrollo organizacional estructurando las organizaciones de segundo y tercer grado planteándose como contenido principal de la estrategia indígena la unidad.
El motivo del señalamiento de esta etapa de organización y lucha, es en el entendido y la explicación del tema que articula el objetivo de la unidad indígena que es necesariamente la lucha por el reconocimiento de las tierras ancestrales y comunales. Es decir que, el eje de unidad en la lucha de los pueblos indígenas al convalidar la propuesta estatal el de la Ley de Comunas, ya se ha logrado arrebatar otra conquista cual es la de la Ley de Reforma Agraria, cuya expedición se da en 1964. Ya en esta línea de confrontación con el Estado actúa la constante, o la temática actual que es el problema histórico de la tenencia de TIERRAS.
Al igual que la lucha de la década de los 70, cuando se forjan y se articulan las organizaciones de tercer grado y se advierte la presencia de las organizaciones regionales, el motivo central de la dinámica indígena es la recuperación de las tierras en la región Andina y la defensa de los territorios en la Amazónica y la Costa. La lucha por los derechos territoriales se ejercen desde las organizaciones provinciales y una organización regional en los Andes del Ecuador y es el ECUARUNARI, donde se implementan líneas de acción hacia la consecución de una verdadera unidad de los pueblos, contextos que generan otros frentes de lucha como el planteamiento de la atención a la educación, la salud y otros servicios. Una de las épocas más importantes desde la experiencia de los pueblos indígenas sin duda es la década de los 80; es cuando se produce una dinámica cualitativamente muy importante; se diría que es el reencuentro de las nacionalidades y pueblos; es cuando se inicia un debate amplio y sostenido, tanto en su contenido como en la obertura; es cuando vierten los insumos para una elaboración posterior de la estrategia indígena; es el asumir y ejercicio de una dimensión de conciencia social como entidad cultural y como clase. Y el suceso de una importancia histórica en este decenio es la constitución de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador CONAIE, como una conclusión y síntesis del proceso organizativo y de lucha indígena y al mismo tiempo es la emergencia de un sector social invisible en la convivencia nacional e internacional por muchos siglos a tras. Es decir que, con este acontecimiento se habría producido la realización de los sueños indios que es la unidad de todos, por sobre las actitudes políticas y religiosas, sin descuidar la construcción de una unidad ideológica de los pueblos indígenas y sectores sociales y populares del país.
Dentro de esta orientación y como una de las primeras demandas de la CONAIE, es la reforma del Estado, a través de la convocatoria a una Asamblea Constituyente, que se lo ejecutaría a través de los mecanismos institucionales, estas exigencias estuvieron acompañadas con otras demandas concretas como la legalización y resolución de los conflictos de tierra; dentro del marco de la lucha del fortalecimiento de la identidad, está presente la propuesta de la educación intercultural bilingue, lo cual cobra una importancia nacional por la intervención del Estado al institucionalizar este programa aunque exclusivamente con dedicación a los pueblos indígenas.
En los inicios de la década del 90, la actividad organizativa del movimiento indígena se centra en la elaboración de su propuesta política y la construcción de las estrategias y mecanismos de lucha, en perspectiva de su unidad interna y la ampliación del espacio de lucha en alianza con otros sectores, hacia a la redefinición de la estructura institucional y de la sociedad. En este contexto se explica el planteamiento y la realización histórica del Levantamiento de mayo y junio de 1990, el acontecimiento más grande en los últimos años del siglo y milenio anterior. La sistematización de las experiencias y de todo un proceso dinámico de acciones, es lo que permite visualizar y elaborar una PROPUESTA global coherente política e históricamente desde los pueblos indígenas hacia el conjunto de la sociedad. El mérito de la iniciativa, es que proviene de todo un acumulado histórico interna, de lo indígena, así como de una reflexión política en dimensiones globales del mundo contemporáneo. De la consideración esencialmente de estos componentes, se vislumbra la propuesta de la construcción de un Estado Plurinacional y en función del cumplimiento a este mandato se diseña estrategias y frentes de lucha:
En primer término es la tarea de la constitución de un frente social orgánica y funcionalmente sólido e ideológicamente invariable en su posición, planteándonos como una base fundamental la unidad estratégica de nuestros pueblos. Este sector social tanto en su presencia cuantitativa y cualitativa, desde sus luchas y la confrontación a la istitucionalidad, se ha convertido en un actor fundamental en la escena nacional e internacional. Al destacar los resultados de la acción del frente social representado por la CONAIE, se logra avances importantes en la apertura y transformación de las estructuras institucionales es el caso de los espacios indígenas con contenido totalmente innovadores como la Dirección Nacional de Educación Intercultural Bilingue DINEIB dentro del Ministerio de Educación, reconocido en el año de 1988; el Consejo de Nacionalidades y Pueblos del Ecuador CODENPE, establecida en la Presidencia de la República, y aceptada en 1997; la Dirección Nacional de Salud Indígena DINASI, en el Ministerio de Salud Pública, por un acuerdo Ministerial en l999. Estas son consideradas como luchas de carácter institucional del movimiento indígena. En el marco de esta línea de acción ubica también el arrancar la voluntad política de los diferentes gobiernos para la legalización de varios territorios indígenas en la Amazonía y la Costa, así como la resolución de los cientos de conflictos de tierras en el país, animados de una comprensión profunda del espacio territorial como es la visión indígena de la relación hombre-naturaleza y en este contexto la lucha se extiende a evitar la presencia de las compañias transnacionales cuyo fin es explotar los recursos naturales. Cabe mencionar, que dichas conquistas y luchas siempre venían acompañadas de una serie de mecanismos de represión, como la persecución, la militarización generalizada, la prisión o muerte de hombres y mujeres líderes indígenas.
Otro frente importante en la lucha del movimiento indígena es la de la acción política, es decir que, se consideraba necesario estratégicamente la participación indígena en el escenario político nacional, por lo que se evidencia el surgimiento de un frente político desde nuestros pueblos. A finales de 1995 en una decisión colectiva se constituye el Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik Nuevo País como un medio y mecanismo de lucha y no como un fin. Esta propuesta del movimiento indígena para la sociedad se constituye en un instrumento válido para el establecimiento de alianzas con otros sectores y la ampliación del espacio de lucha indígena, así como la construcción de un poder alternativo a mediano y largo plazo en el Ecuador. Esta necesidad de lucha, si es que se lo califica así, es por que desde este frente de lucha se pueden emprender acciones políticas, cuyo espacio carece de vacíos y este mecanismo no ha sido bien utilizado históricamente. En materia de logros desde este frente, podemos decir que se vive un proceso cualitativo muy importante desde y hacia nuestros pueblos, la participación electoral de 1996 arrojó como resultados 75 autoridades a nivel nacional, entre ellos, 6 Alcaldes, Consejeros, Concejales y 8 Diputados. Pero más importante es resaltar la acción parlamentaria de nuestros representantes tanto por su consistencia ideológica cuanto por su papel desempeñado durante su periodo; aún más, la gestión administrativa de los Alcaldes, ha sido reconocida y aplaudida por la opinión nacional e internacional.
Políticamente, la acción desde el frente social como del frente político ha desempeñado un rol fundamental en los procesos de transformación y en los momentos de crisis nacional. Así la denuncia y su gran poder de convocatoria han sido decisivas para definir los acontecimientos de trascendencia como los derrocamientos de los dos gobiernos anteriores, el de Bucaram y Mahuad. La acción política del movimiento indígena y popular, procura una acelerada reforma y profudización de la democracia, ha experimentado el pueblo ecuatoriano una Asamblea Constituyente en 1988 en la que la Constitución Política del Estado sufre cambios importantes como la incorporación de los Derechos Colectivos una iniciativa del movimiento indígena en función de ejercitar sus derechos propios y legítimos. En la última participación político electoral, en 1998, se advierten avances cualitativamente significativas, los resultados son satisfactorios, esta vez son 27 Alcaldes, 8 Diputados, 5 Prefectos, más de 50 Concejales y Consejeros, mientras que sobrepasa los 100 el número de miembros de las Juntas Parroquiales. Es decir que, el frente y la acción política junto a las luchas sociales están de avanzada.
En otro orden y frentes, la estrategia del movimiento indígena, señala con precisión el componente educativo, académico y científico como una acción de fortalecimiento del desarrollo organizacional y la de enfrentar el reto de la modernidad y el mundo globalizado. En base a la experiencia educativa de los pueblos indígenas, la propuesta de la educación superior es innovadora y de características particulares, tanto en su contenido que incorpora en la estructura curricular los conocimientos a partir de las identidades locales, junto a los conocimientos y ciencias universales; así como la metodología y modalidades, cual es la de trasladar la Universidad hacia la comunidad, es decir que la Universidad es intercultural y descentralizada. Esta propuesta universitaria que ha sido un sueño de todos nuestros pueblos se encuentra en la fase de implementación, es decir que, la tarea es aplicar la estructura funcional de la Universidad en el campo. Es otro de los aportes del movimiento indígena con dimensiones de cobertura regional en todo el área de la comunidad Andina prioritariamente.
De manera que se explica de este modo, el crecimiento de un sector social como los indígenas, desde una sociedad emergente, hasta convertirse en actor social y progresivamente en actor político, con perspectivas a superar las adversidades del presente milenio.
Algunas luchas que se expresan en los levantamientos importantes, se precisan en deliberar los temas de decisiones gubernamentales como las medidas económicas que obedecen a las políticas de ajustes impuestas por un modelo y que perjudican a un 80% de la población que se encuentra por debajo de la línea de la pobreza. Es el caso del levantamiento de enero del 2000, y lo de enero y febrero del 2001, la dolarización de la economía y el desmantelamiento del sistema financiero fueron los detonantes de la acción. El último acontecimiento generó como resultado el establecimiento del dialogo, entre el gobierno y el movimiento indígena de las que aún no se advierten resultados. Lo que si podemos atribuirnos a mencionar, es respecto al mecanismo del diálogo. La PRACTICA DEL DIALOGO fue instaurado e impuesto en nuestro país desde la experiencia y exigencia indígena, pues lo valoramos como uno de los logros positivos de nuestras acciones. En ningún momento y ningún otro sector le ha obligado a gobierno alguno a sentarse en la mesa del dialogo, es un mérito más del movimiento indígena ecuatoriano.
La forma de como se ha posicionado históricamente el movimiento indígena ecuatoriano y sus acciones pacíficas y transparentes ha incidido directa o indirectamente a nivel de los acontecimientos internacionales, desde su protagonismo en la lucha contestataria del quinto centenario de la colonización americana, atravesando los momentos del gran encuentro con otros pueblos y naciones del Abya-Yala, la constitución de la Coordinadora de Organizaciones y Naciones Indígenas del Continente CONIC, hasta la presencia activa de los representantes indígenas del Ecuador en los foros de las Naciones Unidas y su participación en la elaboración de la declaración universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas son aportes hacia el crecimiento cualitativo de un movimiento indígena a nivel internacional.”
El Correismo ha dividido al movimiento indígena, pero es la CONAIE la que cuenta con la fuerza necesaria para continuar en la lucha con nuevos objetivos, nuevos idearios y una nueva visión histórica que le permitirá recuperar su liderazgo sobre la base de las alianzas necesarias para avanzar en todos los proyectos conjunto que mantiene con otros movimientos hasta alcanzar la liberación nacional y lograr la conformación de una nueva sociedad, con justicia social, equidad, solidaria y humanista, con plena vigencia de los derechos humanos y libertades para todas y todos.
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