SOBRE UNIDAD, DISCIPLINA Y LIDERAZGO
Foto El dinamo
No hay manera de hacer política si se desconoce la historia. Historia no son efemérides que se googlean para aparentar una erudicción de la que se carece.
Historia es el proceso de evolución de las formaciones sociales de producción en el devenir del tiempo. Venezuela es una sociedad en donde el modo de producción hegemónico es el capitalista y punto. El desconocimiento de la historia conlleva a ignorar la ideología que se ajusta para analizar las condiciones coyunturales. El control de la ideología garantiza la preponderancia de unos sujetos políticos y no otros.
Ningún proceso de transformación es lineal; siempre habrá pugnas entre sectores, grupos y clases sociales involucradas no sólo en la confrontación material sino también en la espiritual. Por eso cuando se habla de unidad hay que estar claros a qué tipo de unidad se hace referencia. La unidad debe ser sustantiva en lo estratégico; de lo contrario, no es unidad, sino chantaje.
Los grupos y las clases subalternas, o sea explotadas, para poder tener el control del problema organizativo estratégico, deben poseer una ideología material sólida sino sucumben ante el chantaje y no logran convertirse en verdaderos sujetos políticos de dirección.
La dirección política de los explotados no se queda solamente en una realidad partidista sino que la supera para convertirse en una política de masas. Una política de masas requiere una organización: es decir, una dirección consciente.
Una dirección consciente no es un burócrata que perfila sus intereses por encima del colectivo.
Un burócrata jamás será la representación de los excluidos. Un burócrata responde a los intereses de otras instancias de poder que se camuflan para hacer los desmanes en nombre de la unidad. Un burócrata jamás podrá convertirse en un verdadero líder, a lo sumo llega a ser un vendedor de ilusiones.
El concepto de disciplina es un acto fundamentalmente reflexivo, no de chantaje. Es por eso que la organización de los explotados, de los marginados, de los que invisivilizan los burócratas tiene que ser necesariamente una unidad de pasión y razón; unidad entre individuo y colectivo; una unidad entre la espontaneidad y la dirección consciente.
La disciplina es un acto político por su naturaleza, no un chantaje. La disciplina es una filosofia de la praxis; de allí que, un corrupto no puede exigir disciplina, un burócrata ineficiente tampoco puede exigir disciplina.
Los verdaderos intelectuales orgánicos salen de las propias filas de los subalternos, los explotados, los invisibilizados; no de oficinas burocráticas, ni mucho menos. Por eso los verdaderos líderes democráticos escuchan a sus pares que son las bases, no a contratistas u otros bichos de uñas.
Los verdaderos sujetos políticos contrahegemónicos surgen de la lucha diaria por la emancipación plena de las cadenas de la miseria, no sólo material sino espiritual. Un corrupto no puede dirigir ningún proceso de transformación de la sociedad.
Un capitalista no construye ninguna sociedad que no sea capitalista, así se le endilgue el adjetivo de revolucionario.
Parafraseando a Simón Rodriguez, digo: “Para hacer revolución hacen falta revolucionarios, no capitalistas.”
https://elelefantebocarriba.wordpress.com/2020/08/16/sobre-unidad-disciplina-y-liderazgo-isidro-camacho/