Octubre y la movilización permanente de los pueblos
“Las revoluciones […] se critican constantemente
A sí mismas, se interrumpen constantemente en su
Propia marcha, vuelven sobre lo que parecía terminado
Para comenzarlo de nuevo”
Karl Marx
A casi un año de la gesta heroica de octubre de 2019 protagonizada por el movimiento indígena junto al pueblo ecuatoriano, queremos poner de manifiesto el valor fundamental que tienen para nuestros pueblos los procesos de lucha y movilización organizada, mismos que han sido consagrados a lo largo de la historia con claras aspiraciones emancipadoras: primero frente a la cruenta invasión europea, luego ante la violencia y espolio del régimen colonial y más tarde frente al autoritarismo y las diferentes formas de despojo acaecidos durante los diferentes gobiernos republicanos.
Es importante reavivar la memoria sobre la vigorosa y permanente determinación de lucha que ha caracterizado y demostrado el movimiento indígena a lo largo de siglos frente al poder económico y a los regímenes políticos de turno, grandes batallas por la dignidad, la justicia, la libertad, la no discriminación y la autodeterminación de las grandes mayorías del país.
Más allá de ciertos discursos con claros tintes racistas-coloniales que son proclives a concebir el proceso histórico de constitución político-organizativa del movimiento indígena como producto de influencias o manipulación externa, es fundamental traer a la memoria que, lo que hoy conocemos como movimiento indígena en el país se refiere al acumulado de más de cinco siglos de lucha frente a los sucesivos regímenes que sometieron y someten a nuestros pueblos a condiciones de explotación y discriminación, que los sometieron en sistemas políticos e institucionales de opresión cultural y política, suprimiendo sus instituciones propias de administración política, jurídica, económica y social por considerarlas adversas al sistema político y al modelo económico imperante.
En este contexto histórico, hacia finales del siglo XX se articula una amplia estructura organizativa: la CONAIE , compuesta por organizaciones regionales y locales de base, que tienen la misión de consolidarse en torno a un mismo sujeto político-colectivo que represente los intereses y aspiraciones de las clases populares y ponga en marcha un proyecto emancipatorio histórico de los pueblos y nacionalidades que se encuentra plasmado actualmente en el proyecto por un Estado plurinacional.
Este necesario ejercicio de memoria colectiva sirve de contexto para comprender el proceso de movilización permanente en Ecuador que se inaugura con el primer gran levantamiento de junio de 1990 bajo la consigna “1992, ni una hacienda en el Ecuador”, en un escenario en el que, por un lado, los sucesivos gobiernos de derecha pugnaban por imponer el neoliberalismo a raja tabla y, por el otro los sectores populares liderados por el movimiento indígena logran frenar algunas de las medidas más agresivas: en 1992 se desarrolla la gran marcha de los pueblos amazónicos por el reconocimiento de los territorios ancestrales de las nacionalidades; con el levantamiento de 1994 se frena en buena medida las intenciones de mercantilización de la tierra y destrucción de la propiedad comunitaria; en 1995 se impide las privatizaciones de los sectores estratégicos con un contundente NO en la consulta popular; en 1996 se pone fin al gobierno corrupto de Abdalá Bucaram; en 1999 al grito “nada solo para los indios” y con dos levantamientos se impide el alza de los precios de los combustibles y de los productos de primera necesidad; en enero de 2000 frente a la crisis bancaria que empobrece a la gran mayoría de los ecuatorianos se expulsa al nefasto gobierno de Jamil Mahuad.
En una magnífica alianza regional de las organizaciones latinoamericanas y luego de un largo proceso de movilización internacional en 2004 se logra detener las intenciones de EE.UU. de someternos en bloque al Acuerdo de Libre Comercio de las Américas –ALCA-. Pero el imperialismo no da el brazo a torcer y a renglón seguido intenta someter por separado a los países latinoamericanos mediante Tratados de Libre Comercio TLCs, nuevamente el movimiento indígena protagoniza alianzas con todos los sectores sociales y económicos directamente amenazados con el tratado y con un fuerte levantamiento, el más largo de todos, -16 días- en 2006 se impide definitivamente la firma del TLC con los EEUU.
En el periodo que se abre con la llamada revolución ciudadana, no se detiene la lucha. En el proceso constituyente de 2008 se combinan movilizaciones parciales constantes y se consigue la expedición de los Mandatos Constituyentes que revisan las Concesiones Hídricas y Mineras; se reabre la posibilidad de un nuevo proceso de reforma agraria; se reconoce la plurinacionalidad, entre otros logros.
Pero el gobierno de Rafael Correa deja muchos de estos logros en el papel o retrocede. Con la nueva ley de minería en el 2009 se abre al país para la minería intensiva a gran escala, provocando grandes conflictos territoriales y medioambientales; con la nueva ley de agua, que se empieza a tramitar desde el 2010, si bien impide más privatizaciones pero se niega a abrir proceso de desprivatización e imposibilita una democratización del manejo y control por parte de la sociedad; en el 2014-15 con la nueva ley de tierras y territorios el gobierno de la revolución ciudadana cierra definitivamente cualquier posibilidad reforma agraria, aunque esa sea la retórica repetitiva en el texto de la ley.
Con la anulación del Sistema de Educación Bilingüe y el cierre de las escuelas comunitarias se afecta la educación culturalmente pertinente de las comunas, pueblos y nacionalidades. El gobierno mediante Decretos, Reglamentos, decisiones administrativas contradice la Constitución ecuatoriana en su carácter Plurinacional e intercultural, principalmente por sus ataques a los sistemas de administración de justicia propia y a los gobiernos comunitarios.
Estas medidas gubernamentales provoca una movilización constante del movimiento indígena y otros sectores sociales, entre ellas el levantamiento contra la nueva ley minera en 2009-10, la gran marcha por la vida y el agua 2012, la marcha antiminera en 2015 y un sin número de movilizaciones locales en territorios afectados por las concesiones minera y petroleras.
El gobierno de Lenin Moreno, salido de las filas de la revolución ciudadana, toma medidas políticas y económicas que beneficia directa y abiertamente a la banca, a la agroindustria, a la gran empresa. En octubre de 2019 impone un paquete de medidas del recetario fondomonetarista que perjudica directamente las economías del pueblo, quien cansado ante tanto abandono perjuicio se decide movilizar y produce el gran levantamiento indígena popular que hace retroceder al gobierno.
¿Qué lecciones nos deja esta movilización permanente?, ¿cuáles son sus logros y posibilidades?, ¿cuáles son sus errores y límites?, ¿Qué otras estrategias ha implementado el movimiento indígena a más de los levantamientos y movilizaciones?, ¿la movilización permanente a transformado y renovado al propio movimiento indígena? Estás son interrogantes que necesitan ser resueltas, pero las respuestas deben ser bajo pleno conocimiento de esta historia, no es posible aventurar respuestas simples, meramente acusatorias o moralistas. La crítica y autocrítica necesita inevitablemente del conocimiento, y ese conocimiento está en la gente, en los protagonistas, en los hombres y mujeres, en los jóvenes y mayores, en los dirigentes y militantes y activistas que pusieron cuerpo y pensamiento en la búsqueda de un futuro mejor, en hacer que “otro mundo sea posible”. Desde el Pueblo Kitu Kara invitamos a abrir y desarrollar estos debates.