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Aclaraciones a la militancia del partido y a los asociados a Ecomún

Eloisa Rivera Rojas / Rebelión



Foto: 2 Orillas


Aprovecho este espacio para hacer unas aclaraciones, porque me veo en la obligación de dirigirme a ustedes, antes que sea demasiado tarde.Hace aproximadamente un mes se realizó el pleno del Consejo Nacional de los Comunes, en el cual y como ya es sabido en la revista “Semana”hicieron público todo el documento que el camarada Rodrigo Londoño dirigió a los plenarios, en dicho documento, hace un informede algunosde los integrantes del Consejo Político Nacional, y me voy a referir especialmente donde se dirige a mí.Dice el documento : “Por eso también debo señalar aquí a la camarada Liliana Castellanos. Vuelvo a nuestro primer Pleno y a laintegración del CPN. Se argumentó que por ley había que dar participación a cuatro mujeres como mínimo en la dirección. No nos conocíamos bien entonces, pero la camarada fue un mando destacado en la confrontación armada, por lo que le atribuimos méritos para integrar la dirección permanente de nuestro partido. No pudimos entender cómo terminó por dar por fundadas las abominaciones concebidas por nuestros contradictores internos, que en su momento decidieron tomar como caballito de batalla al camarada Carlos Antonio Lozada. Son reiterados los espacios en los que se le ha escuchado afirmar que Carlos Antonio es responsable directo de la muerte del Mono, razón por la que no soporta su presencia. Buena parte de la militancia es conocedora de sus afirmaciones yno puede aceptarlas. No se corresponden con su carácter de militante honesta de nuestro partido, y menos con su lugar en la dirección nacional permanente del mismo. Hoy nos conocemos mucho mejor tras cuatro años de trabajo continuo, enfrentando todo tipode adversidades. Las externas y las internas. Estoy seguro de que otros nombres, con méritos probados, pueden ser tomados en cuenta para la integración de nuestra dirección política. Lo que más requerimos es la confianza en lo que decidimos y en los cuadros que designamos para llevar adelante nuestra actividad revolucionaria”.Ese argumento es de lo más bajo que he conocido en un dirigente “revolucionario”pues ha sido todo lo contrario dela escuela que tuve del Camarada Manuel Marulanda Vélez y del Mono,quefue la escuela de la transparencia, lo justo, la veracidad y la humildad; la transparencia en la forma de actuar y la honestidad, lojusto en no cometer arbitrariedades contra nadie por impulsos,reconociendo conscientemente las fallas o las buenas acciones, la veracidad en informar, o señalar la faltaa tiempo, la humidad en asumir los errores y virtudes.Nunca la dirección me llamó para hacer las correspondientes aclaraciones como debe ser lo justo y apropiado dentro de los espacios correspondientes, para luego tomar los correctivos que se deban tomar, llámese de tipo educativo, o de expulsión si se diere el caso como lo estipula nuestras normas estatutarias del nuevo Partido, de esta manera es como se confrontan las verdades:poder verle la cara a quien se atreve hacer chismes para lograr sus intereses individuales, o para ganar puntos y acomodarse dónde le conviene. Por ellorechacé de inmediato dichasacusaciones ante los plenarios, pero mi réplica no salió en “semana” y por lo tanto quiero dejar presente ante los asociados a ECOMUN y militancia del partidomi posición frente a tan peligrosas acusaciones.


No voy a cargar con ese lastre,puesjamás se me hubiera ocurrido señalarle a Carlos Antonioy -menos con ese argumento tan rastrero-decir que no soporto su presencia; por el contrario, son las acciones del mismo Carlos Antonio que por repetidas ocasiones ha demeritado de mi persona de la manera más humillante y aplastante. SiRodrigo Londoño no lo recuerda, el mismo Carlos Antonio en una reunión que tuvimos del CPN, informó de una visita que él realizó al ETCR “Urías Rondón” de Playa Rica enla Macarena(Meta),dijo que en el aula la militancia lo había abordado señalándolo como el responsable directo en el asesinato del camarada Jorge Briceño, además de ser agente activo de la CIA,acción que yo no me puedo echar al hombro porque no estuve azuzando a la gente para que le hicieran ese tipo de acusaciones ni estuve allí para haberlas hecho;ejemplo de ello es que en uno de los encuentros de ETCR quesostuvimos en la sede del Partido en Bogotá, donde habían más de 200 delegados de todos los Espacios y NPR, le leyeron un panfleto acusándolo de atrocidades y los mismos señalamientos que el mismo Carlos Antonio informó en la reunión del CPN arriba escritos. Yo no puedo aceptar que ese panfleto y esos comentarios que suenan y truenan desde hace más de 10 años, sea y venga de mi persona.Esopara hablar solo dedos casos.Si el jefe del partido me responsabiliza y dapor hecho estas acusaciones,sin antes haber realizado las aclaraciones necesarias,además de sembrar odio y rechazo enla militancia hacia mi personapara buscar mi expulsión con la aprobación de la gente,no podré esperar nada bueno delo que haga contra mi dignidad, mi ética y mi moral que sería lo menos que me podría suceder,puesto queeste señalamiento pone en riesgo mi vida y sirve como argumentopara armar otroentrampamiento mediático yjustificar cualquier acción contrami integridad físicay jurídica.Reconocer públicamente los méritos que tuve durante mi accionar en la lucha guerrillera, no me hace más que las demás mujeres y tampoco superior a cualquier ser humano, porque la enseñanza que me dio el Mono Jojoy fue distinta, pues cualquier acto de valentía frente a los adversarios,servía de momento y no para creerse superior alos compañeros y por lo tanto lo que se hacía pasaba a la historia, así que agradezco me haya reconocido esos actos, pero mi humildad y mi moral vanmás alláy por eso sigo aquí dando la cara, por fuera de la lucha guerrillera, porque creo en la dignidad de las personas que firmamos el Acuerdo.La nueva militancia y la que no me conoce se preguntará ¿Quéfue lohicedurante mi trayectoria en armas?¿Cómo esa mujer desconocida llega al más alto nivel a la dirección del nuevo Partidoy de ECOMUN?Sencillo. Algo muy básico.Nada más allá de lo que cualquierhombre o mujer soportóen una guerra de contraguerrillasen el desarrollo del Plan Colombia, Plan Patriota, Plan Espada de Honor y otros tantosplanes de los gobiernos que ha tenido Colombia, para aniquilar a la guerrilla de Manuely de Jacobo. Alos que no me conocieron en la guerrilla y no me conocenaún, me veo en la obligación de dejar a un lado la modestia y contarlesun poquito de lo que me tocó. A los 18 años empecé mis primeros pasos de encargada de unidades tácticas de combate, (era como la segunda prueba que uno tenía para empezar a ejercer responsabilidad dentro de la guerrilla, después de haberse observado buena conducta, disciplina, subordinación, solidaridad, enseñar haciendoy muchos otros


tantos valores.Además de ser integral, se debía haber observado la superación en el nivel ideológico, político y educativo, que era lo más importante dentro de las observaciones a tener en cuentapara darle responsabilidades a cualquier guerrillero o guerrillera, pero además de saber algo de medicina y primeros auxilios, explosivista, radista y otro largo etcéteraen especialidades). Alos 20 años recibí mi primer curso para comandantesde compañía en el Bloque Oriental bajo la dirección del camarada Marulanda yJorge Briceñoen el campamento de la Juan José Rondón a orillas de la selva y sabanas del Yarí.A los 24 años ya había escalonado de responsable de UTC, a reemplazante de escuadra, comandante de escuadra, reemplazante de guerrilla a comandante de guerrilla (25hombres y mujeres bajo mi responsabilidad) a los 27 pasé a reemplazante de compañía yluego a comandante de compañía(56 hombresy mujeresque fueron firmes bajo la dirección que me fue encomendada).En el caso mío ¿Cuál fue el éxito para escalonar al rango más alto dentro de la estructura militar?Muchos factoresque estaban contemplados en asimilar la línea político-militar de las FARC-EP, pues debe habersecumplido parte de los requisitos para ser comandante bajola Escuela de Manuel y del Mono, lo que deja en evidencia que –a diferencia de muchos-para mí eso de escalonar en el rango de la estructura militar, no significó dar voces de mandoen un patio lejos del peligro.Mal haría yoenasumir “supuestas abominaciones o consejas por contradictores”, cuando jamás he sido borrego de nadie, ni si quiera en la guerra cuando algunos mandos utilizaban métodos persuasivos y coercitivos para conseguir sus propósitos individuales, incluso, no hubiera salidoinvicta con las unidades que tuve bajo mi responsabilidad de asaltos, emboscadas, bombardeos de las operaciones militares más grandes que nos tocó enfrentar en el Bloque Oriental, porque cuando se reciben consejas, no se está en condiciones de dirigir y menos de cumplir los planes emanados de los organismo superioresy menos ahora,cuando pueden realizar maniobras de tipo jurídico para acabar y silenciar las voces.¿Y por qué entonces hubopersonas que tuvieron rango sin echar tiros? Ah! Eso tiene otra explicación,que daré en unlibro que estoy escribiendoy que publicaré si no me matan antes.Muchas mujeres y hombres tuvieron las mismas oportunidades en igualdad de condiciones, pero no era fácil sostenerse y seguir escalonandoy más difícil aún para las mujeres, eso no se puede negar, por infinidad de razones que no voya exponer aquí.Solo tengo el orgullo de haber sido la mujer guerrera que fui.El haber llegado al cargoque asumí en la dirección del nuevo Partidono fue bajo el amparo del apellido Suárez. Eso lo llevo prendido en el alma. Sin embargo rechazo rotundamente me llamen Liliana Suárez, no porque sienta vergüenza delapellido, sino porque considero que no he hecho lo suficiente para ayudar a la gente que lo merece, tal como lo enseñó Jorge Suárez, mi gran mentor, crítico implacable cuando lo merecí y el ejemplo más importante de nuestra familia. Si la responsabilidad en el nuevo Partido me la hubieran planteado como lo escribió Rodrigo Londoñoen el documento dirigido a los plenarios, habríadesistido de inmediato. Quienes me conocen saben que habría sido así, puesdentro


de las filashubopersonas que hicieron mucho más de lo que yo hice en el accionar militar y pueden hacer hoy en día mucho más de lo que yopuedohacerporla gente de mi clase. Sin embargo, cuando eso sucedió, asumí que era una nominación en la que camaradasdecidiríanpor quien votar. La sorpresa de haber sacado748 votos que no esperaba de los 1.000delegados que asistimos al Congreso fundacional, me hicieron entender que ese reconocimiento me lo estaban haciendo quienes me conocieron en la vida guerrillera y no los jefes que hoy dicen que me postularon para llenar unos cupos del partido con algunas mujeres. Al día de hoy puedo decir con toda seguridad que los hechos demuestran en la práctica que la confianza que depositaron en mí todas las bases guerrilleras, nunca ha sido traicionada. En uno de los párrafos del informe de Rodrigo Londoño dice:“En determinado momento de nuestro trabajo fue evidente que en el seno del Consejo Político Nacional existían posiciones encontradas. Es cierto que si se trata de un colectivo democrático, hay que escuchar y respetar todas las opiniones. Pero también lo es, si es cierto que seguimos el principio leninista del centralismo democrático, que una vez adoptada por mayoría una decisión, todos estamos obligados a trabajar por su implementación sin oponerse a ella”. Todos quienes estuvimos formados en las filas guerrilleras hemos tenido claro el principio Leninista del centralismo democrático y pensé que el nuevo Partido iba a seguir en la misma línea. No solo no fue así, sino que se cagaron en mi vida política y partidaria cuando filtraron alos mediosde comunicaciónlos nombres y los resultados de la votación para las expulsiones de algunos integrantes del Consejo Nacional de los Comunes, pues yo nuncaestuve de acuerdo en votar en bloque por todos los nombres señalados ahí, pues mi argumento fue que se debían expulsar algunosde los acusados pero que se debía llamar a los otros integrantes para escuchar sus descargosy tomar decisiones. Sin embargo filtraron de forma mentirosa en los medios de comunicación quemi voto había sido uno de los 5 contra 7que decidían la expulsión de esos camaradas.En la discusión que se dio en esa votación donde mintieron sobre mi postura, Rodrigo Granda dijo abiertamente que la expulsión de Pablo Atrato era por haber sacado a Rafael Malagón de la Gerencia de ECOMUN. Ese es el único argumento sobre la expulsión del partido de Pablo Atrato. Esas son las verdades que no se cuentan y que no se registran en un acta, porque el papel todo lo puede. Como el Acuerdo de Paz.¿Quién filtró esa información? No lo sé, y de mi parte no fue, pues no utilizo redes ya que la pantalla no va conmigo y menos si se trata de publicar en los medios que más violencia han sembrado en la historia del país.Rechacé siempre, por ejemplo, cuando enuna reunión del CPN alguiendijo que “en la dirección no podían estar personas que nunca se hubieran puesto las botas pantaneras en la guerra”. Yo sentí vergüenza ajenay muchaindignación por esa estupidez, mi intervención fue que, acá hay muchos que dirigieron la guerra desde otro puestode mandoy ustedes saben a quéme refiero y no se puede discriminara los integrantes que no se pusieron las botas pantaneras, porque muchos camaradas desarrollaron la lucha política en la ciudad que fuemucho mas valerosa incluso que la lucha que desarrollamoslos que estuvimos en el monte, porque a de


ellos les tocó sufrir la persecución sin tener un arma para defenderse, sufrieron la tortura, la cárcel ola desaparición de sus seres queridos, apostándolea un proyecto político planteado desde Marquetalia.Además por quien lo dijo, no tiene la autoridadmoral de hablar de botas pantaneras,mucho menos de guerra, porque sobre sus hombros recae el fracaso estratégico militar más grande que haya sufrido las FARC-EP en la historia.Seguramente después que esta nota se conozca ante la militancia y la filtren otra vez ante los medios, vendrá la votación para mi expulsión del Partido y en el acta quedará consignada alguna otra mentirapara justificar sus bajezas.Quedami conciencia tranquila al expresarles mi sentir y actuar sincero de lo que ha sido mi vida como militante. No puede ser para menos, pues desdemis 5 añitos fuiintegrante de los pioneritos del Partido Comunista y hasta los 14 años en los que decidí irme para la guerrilla, me hice consciente de la lucha revolucionaria y maduré política e ideológicamente. Por eso sigo empeñada en ejercer las tareas que me son encomendadas por las bases de nuestro proyecto político, que hoy requiere de un proceso de reincorporación digno y para la verdadera gente del común.Siento vergüenza con mis compañeros de lucha y con mi familia por todo lo que está sucediendo al interior del Partido. Los Suárezpusimos una cuota de 40 personas entre abuelos, padres, tíos, hermanos, sobrinos y primos que estuvimos aportándole a las diferentes formas de acción de lucha en el campo y en la ciudad, pues fue mucho el sacrificio que se hizo paraapostarle a este proceso de paz y son incontables los mártires que cayeron creyendo enun cambio para los colombianos, en un país en paz y con justicia social. Son muchos los que perdieron partes de sus cuerpos y que están sufriendo hoy en día mucho más que la propia guerra. Son muchos los que aún siguen en las cárceles como prisioneros políticos y qué decir de los tantos líderes y lideresas,defensores de derechos humanosy firmantes del Acuerdo de Paz asesinados después de la firma, sin garantías para defender sus vidas siquiera.En medio de todo esto, el peor de los escenarios es el desmembramiento interno que no solo no permite la unidad para avanzar hacia los objetivos de lucha por uncambio estructuraldeeste Estadocorrupto y narcoparamilitar, sino que han permitido que los contratos de algunos sean la miseria de muchos.Me ha tocado atender más muertos en estasupuesta paz de los que nunca vi en la propia guerra. Es por eso que nos enfrentamos a dos caminos:seguir alimentando el pulpo de la burocracia de algunos que con sus actos condenan a muerte a nuestra propia gente,o salir victoriosos, al menos,de este proceso de reincorporación para luchar por la implementación integral del Acuerdo Final.




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