Brisas bolivarianas #ElMundoConColombia
Federico Bonthuis / ABP noticias
Foto: Federación anarquista
Leyendo acerca de la situación de Colombia, hago este análisis, que por supuesto tiene correlato historico. La historia de Colombia como parte integrante de la gran Colombia ese proyecto de Simón Bolívar, que finalmente terminó fraccionándose, con un Bolívar cómo lo describió Gabo, en sus últimos días yéndose pobre y enfermo y muriendo en Santa Marta. Nuestro héroe se negó a abandonar América del Sur, hasta el último de sus días.
Pero no vayamos tan atrás, porque hoy es hoy, como decimos, y todo tiene su antecedente, a los que nos gusta buscar en la historia. Encontramos en Jorge Eliécer Gaitán, aquel prohombre, de la historia colombiana, que, desde sus concepciones populares y bolivarianas, pensaba en una Colombia para todos y todas, en una Colombia sin excluidos, y dónde las oligarquías y las aristocracias del dinero fueron puestas en su justa medida.
Pero la maldad, ya escribí sobre esto, la maldad hizo su trabajo, como siempre implacable, asesinando a Gaitán que seguramente hubiera sido el presidente de Colombia. Asesinado por aquellos que detentaban el poder económico financiero amparados en el coloniaje local que nunca creyeron en una verdadera Colombia democrática. Ahí surge todo el problema o se acentúa, mejor dicho, el problema colombiano, la llamada época de “la violencia” que todavía dista mucho de terminar. El magnicidio de Gaitán fue seguido de otros magnicidios también, de gran entidad, o directamente de operaciones limpieza, contra grupos políticos enteros, que amenazaban a los plusvalistas colombianos.
La atrocidad del crimen de Gaitán, es de tal magnitud qué escala hasta nuestros días. La aparición de las guerrillas liberales, con posterioridad convertidas de la mano de Manuel Marulanda Vélez, y de Jacobo arenas en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, y su lucha en las montañas y las selvas insurgentes.
Una lucha inspirada en la justicia social, una lucha por la tierra, y a la vez una lucha por la paz, porque por la paz muchas veces se debe luchar. No me voy a dejar llevar por aquellos qué expresan sobre la irracionalidad de la violencia y de la guerra, pero también declarare que este no es un discurso guerrerista, sino totalmente lo contrario, como quedara demostrado. Porque ambas, la violencia y la guerra, tienen su origen tiene sus métodos y son continuadoras de la política por otros medios, así lo planteó Clausewitz.
El fraude perpetrado 1973 contra el general Rojas Pinilla, re-enciende la mecha nuevamente, ayudado obviamente por los EEUU y su partido conservador colombiano, con sus elites amenazadas. Luego de ello, surge el famoso EME, el M-19, movimiento que encarnaba el respecto por la legalidad democrática, el respeto a la Justicia Social, y él no cercenamiento de las libertades tantas veces ocurrido en Colombia. Vale oír un poquito al “Flaco” Bateman, cuando confronta a un periodista preguntándole que paz quería el… Así el EME continuó peleando durante 17 años al mando de diversos comandantes, y al lado de otros movimientos, como las FARC, o el Quintín Lame. Movimientos a los cuales se sumaban latinoamericanos de otras latitudes que se indignaban cómo nos indignamos hoy al ver las injusticias, las tropelías y las matanzas que se “so pretexto de mantener el orden”, comete a diario el estado colombiano con sus parapoliciales en una verdadera caza de seres humanos.
Seres humanos que no exigen nada ilógico, sino que exigen libertad, educación, salud, comida, y Justicia como parte de un todo que es la justicia social. En fin, el estado colombiano se encargó de irrespetar todos y cada uno de los acuerdos con los movimientos insurgentes desde 1984 hasta la fecha. Acuerdos que muchas veces terminaban o la mayoría de las veces me atrevo a decir, en magnicidios cuando no en genocidios como los de la Izquierda Unida en la década de los 90. Magnicidios que debíamos soportar quienes, cansados de estar en el monte, porque el monte cansa, y las pantaneras te queman las patas, y que en cualquier momento te metan un balazo, el cual no sabes de dónde te va a venir.
Los acuerdos de Corinto de 1984 irrespetados, y esto viene de mi parte, el maldito acuerdo de marzo en 1990 con el oligarca Barco, y ese maldito día el 26 de abril de 1990 en la que la mafia del Estado colombiano personificado en el DAS en complicidad con narcotraficantes cometen nuevamente el magnicidio mediante sicariato de quien en definitiva hubiera cambiado la historia tal vez de Colombia y de toda Latinoamérica me refiero a Carlos Pizarro Leóngomez.
Magnicidio que le sirvió el estado colombiano, para en alianza con los Estados Unidos de Norteamérica, y como siempre con las oligarquías locales mantener una suerte de democracia tutelada, en la cual se protegían intereses de terratenientes, traficantes y oligarcas.
No debemos olvidar que en aquellos días también asesinan a Jaramillo Ossa, todos estos crímenes aún impunes, pero útiles para conservar el “status quo” establecido por las oligarquías terratenientes, siempre la lucha por la tierra.
Estados Unidos de Norteamérica siempre aporta su granito de arena, como siempre su costumbre alrededor del mundo, llevando sus problemas internos y exportándolos mediante muerte a todo el resto del mundo, Colombia no fue la excepción.
So pretexto de la guerra contra las drogas, Ronald Reagan y los subsiguientes presidentes colaboraron militarmente y militarizaron la totalidad del territorio colombiano mediante el establecimiento de bases militares, penetración ideológica en sus fuerzas armadas con doctrinas de la seguridad nacional y fuerzas de seguridad, y endeudando el estado colombiano, con asistencia militar y venta armamentística.
Así se elaboró el plan Colombia o Plan Patriota (vaya nombre), básicamente como un plan policial del departamento de estado para el control geopolítico del problema del narcotráfico. La realidad era que los Estados Unidos no querían terminar con el problema de la droga, sino que querían adueñarse de sus pingües ganancias. Así fueron matando y encarcelando a los diversos jefes de los carteles y en aquella década del 90, produciendo todo esto un problema policial, más muerte y destrucción.
Llegamos a los años 98 principio de los 2000, en que el surgimiento de la Revolución Bolivariana en Venezuela, torna a este país en un virtual contendiente de los Estados Unidos en la zona, primero por su Alianza con Cuba, y después por la implementación de las políticas del Alba, el entierro del Alca, y el surgimiento de la Unasur de manos de nuestro Comandante Hugo Rafael Chávez Frías. Ahí se produce el reorientamiento, del aparato militar norteamericano combinado con el colombiano para hacer frente a Venezuela, Cuba y a otros países aliados del Alca. Mientras, la violencia en Colombia sigue, promesas de desmovilización algunos frentes insurgentes, dejación de armas de algunos, y la aparición que una suerte de sujeto diabólico, llamado Álvaro Uribe Vélez dentro de la política colombiana, el cual ya había, tenido su debut, de la mano del conocido Pablo Emilio, habilitándole sus pistas aeronáuticas para el despegue y aterrizaje de sus aviones. Que llevaban y que traía los aviones ya lo sabemos...
Lo cierto que Álvaro Uribe Vélez, llega como un narco político a la presidencia de Colombia, y es que aún en día mantiene sus influencias y su poder sobre Fuerzas Armadas y de Seguridad en un virtualmente llamado centro demoníaco a manos de su aprendiz Iván Duque. Lo cierto que, en el año 2016, en un interregno, puntal Santos, otro oligarca, se logra la dejación de armas de la mayor parte de las FARC-EP, mas no del Ejército de Liberación Nacional. Bajo las mismas promesas, de los acuerdos del Cauca de 1990, y creo que, con los mismos garantes de la paz, las FARC abandonan las armas.
Pero éste abandono de las armas por parte de las FARC, no significó una renuncia del Estado colombiano, a la utilización de parapoliciales y paramilitares para el control del territorial, mucho menos se reinsertaron a la vida civil a aquellos que hicieron la dejación de armas, sino que sencillamente se les mato. Y en esto creo que los 6402 no es un numero verdadero y dista mucho de la realidad de las muertes causadas por el estado parapolicial desde los Castaño hasta nuestros días.
Si Colombia no es un estado fallido a la medida de lo que significaba Vietnam del Sur, que vengan y me lo expliquen, que es un Estado fallido…
Vastas zonas del territorio colombiano sometidas a narcotraficantes, esmeralderos y otras yerbas, siendo siempre los Estados Unidos quienes echaban leña al fuego para la erradicación de cultivos ilícitos, sin darle al campesinado otra salida que el de terminar en los suburbios de las ciudades viviendo en los tugurios.
La erradicación forzada, significaba el bombardeo qué zonas rurales mediante el llamado agente naranja, herbicidas y glifosatos, todos agentes altamente cancerígenos de los cuales poco les importaba a los norteamericanos y sus socios los oligarcas colombianos, de los cuales los únicos damnificados terminaban siendo los campesinos a quienes les rociaban sus tierras que prácticamente quedaban yermas, sin posibilidad que crezca siquiera un plátano.
Los acuerdos de La Habana del 2016 produjeron una gran desmovilización de las FARC, quienes vimos esto, ya desde argentina, el gobierno de Macri y su prensa adicta ensalzaban dichos acuerdos, comenzamos a ver, remontándome automáticamente al año 1990, y no me equivoqué.
Algunos desmovilizados convertidos en políticos de la “gobernanza” cambiaron años de luchas y principios, por curules en el senado, resignando su lucha por el Socialismo, apuñalando la Justicia Social y el Bolivarianismo a cambio de aparecer, limpios y bañaditos, cómo los buenos de la película frente a los malos que no habían querido firmar los acuerdos de La Habana, sin desarmarse, y aquellos otros que se habían retirado porque se habían dado cuenta que el diablo pierde los pelos pero no las mañas.
A qué me refiero, me refiero a que el Estado Colombiano permitió de los Estados Unidos de Norteamérica su socio, que estaba sentado en la mesa de negociaciones, continuará con una política de “LAWFARE” contra aquellos dirigentes que no iban a traicionar sus principios, de Socialismo, de Lucha y Justicia Social.
Que también se negaron a devolver sano y salvo a un prisionero político, me refiero a SIMON TRINIDAD, el cual había sido designado negociador de los Acuerdos de la Habana.
Nada concedieron el Estado Colombiano y sus socios norteamericanos de la administración Obama, es así que mediante la opinión publicada se empezó a tejer una suerte de maraña, desinformativa, creando una posverdad y para luego extraditar a estos dirigentes, los cuales se vieron forzados por el estado colombiano a tomar nuevamente las armas. Me refiero en este caso a los compañeros de las disidencias Iván Márquez y Jesús Santrich.
Muestra está que la de desmovilización trajo aparejado los “elegantemente llamados falsos positivos”, que no son otra cosa que masacres y fosas comunes de civiles campesinos y exguerrilleros, perpetrados por los Uribe y sus calañas.
La violencia actual que lleva adelante el estado colombiano, a raíz de la aplicación de políticas neoliberales y guerreristas de Uribe y su banda de las motosierras, han fracasado en la totalidad del continente sudamericano, provocando toda suerte de saqueos, sumado a ello, la tentativa de los Estados Unidos de Norteamérica que utilizar Colombia como un portaviones para atacar a un país hermano como es Venezuela.
No obstante, y esto es lo paradigmático y cómico del caso, cobrándole los gastos de guerra tanto al Pueblo Colombiano con la aplicación de una reforma fiscal, como a Venezuela, con posterioridad con reparaciones de guerra, o reconstrucción como recordamos el caso de Irak, convirtiéndose los Estados Unidos siempre en los únicos ganadores económicos de la guerra y gendarmes de la paz de los cementerios.
Porque los Estados Unidos y sus “policys” las guerras, se miden en miles de millones de dólares, que no hacen otra cosa más que saquear los recursos naturales, robar y matar por dinero, como lo hacían en el lejano oeste a los nativos americanos y hoy a los pueblos latinoamericanos, cobrándoles alquiler de sus tierras, saqueos los cuales los EEUU han hecho prácticamente desde el inicio de su propia existencia, su razón de ser en la región.
Pues bien, el malandra y casi presidente Duque quiso imponer una reforma tributaria, impuestos a los alimentos todo para financiar la guerra de su socio político norteamericano, comprar aviones y helicópteros para la guerra, sea de paso llenar los bolsillos de la oligarquía local, del aparato militar industrial yankee, y su socia y cómplice silenciosa oligarquía, que hoy sale a poner paños fríos en una situación la cual parece salirse de las manos.
La reforma tributaria de Duque el bribón, y su ministro Carrasquilla, ha caído cómo por despeñadero. Ahora tocará al Pueblo Colombiano que arroje por despeñadero el régimen del malandra dictador Duque, y con el todo el grupo de mafiosos al estilo Duvalier, que han producido toda la suerte de asesinatos, heridos, detenidos y ejecutados por las fuerzas de seguridad y parapoliciales de Colombia. Vale para ello, informarles a los colombianos, a sus fuerzas Armadas y de Seguridad, al genocida Duque y su patrón Uribe, que en Argentina el genocida y dictador Videla murió defecando en una celda de una cárcel común.
La violencia tiene un origen, la violencia tiene su justificación, y la violencia no es irracional.
Muchas veces los argentinos, decimos que la violencia de arriba genera violencia de abajo. Y esto es lo que ha pasado en Colombia, cantidades de acuerdos incumplidos por parte del Estado colombiano en protección de sus élites oligárquicas, saqueadoras y la permisiva actitud estatal frente a los Estados Unidos de Norteamérica sus agencias, sus empresas y socios locales.
EN HONOR A MIS HERMANOS COLOMBIANOS QUE LUCHAN EN LAS CALLES CONTRA EL OPRESOR. EN HONOR A LAS MADRES QUE HAN PERDIDO SUS HIJOS EN DICHAS LUCHAS. EN HONOR A TODOS AQUELLOS QUE DESDE LA EPOCA DE NUESTRO LIBERTADOR BOLIVAR VIENEN REGANDO DE SANGRE LATINOAMERICANA POR LA JUSTICIA, POR LA PAZ Y POR LA DIGNIDAD
HEMOS JURADO VENCER Y VENCEREMOS.
SIEMPRE QUE HAYA VOLUNTAD DE LUCHA HABRÁ ESPERANZA DE VENCER.
FEDERICO BONTHUIS. COORDINADORA REVOLUCIONARIA SIMON BOLIVAR ARGENTINA. CRSBA23, ORGANIZACIÓN INTEGRANTE DEL MOVIMIENTO CONTINENTAL BOLIVARIANO.
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