La Europa colonial sólo ve puntitos negros
Chiara Cruciati (Sin Permiso)
Foto tomada de La Izquierda Diario
Vistos desde arriba, parecen hormiguitas. Puntos que se mueven de un lado a otro, algunos más rápido, otros más lento. Cuerpos indistinguibles se agrupan en manchas negras. Parecen hormigueros o bandadas de pájaros. Vista desde la perspectiva lejana de un dron del ejército israelí, la multitud de personas hambrientas en la rotonda de al-Nabulsi no parece gente.
La misma distancia define nuestra anestesia colectiva. Si se desciende al nivel del suelo, pueden verse los rostros individuales. En los vídeos, los rostros están blancos de muerte y harina, filas de cadáveres en carros tirados por burros y en la parte trasera de las furgonetas.
Estas hacen las veces ahora de ambulancias o coches fúnebres. Algunos de los que van dentro tienen sangre coagulada alrededor de las sienes. Vistos de cerca, son personas. Al escucharlos de cerca, sus testimonios cuestionan lo que queda de nuestra capacidad para nombrar las cosas: "No quería traer a mi hijo Mahmud, pero no teníamos nada que comer. Le dije: 'Vamos, coge un saco de harina y come para que aliviemos el hambre'. Mi querido hijo murió hambriento".
Dicen que los más afortunados son los que murieron en el primer día de guerra: no tuvieron que presenciar la barbarie que vino después. 30.000 muertos significa un gazatí de cada 75. Con 10.000 desaparecidos y 70.000 heridos, eso significa que uno de cada 20 palestinos de Gaza está muerto, herido o desaparecido. Luego están los vivos, sometidos a un hambre convertida en arma que no deja escapatoria al espíritu humano. ¿Cómo volverá a levantarse una población humillada, deshumanizada y aterrorizada durante cinco meses?
Gaza es una tumba. No sólo por las personas, sino por la incapacidad de nombrar las cosas. Ciertas palabras desatan el miedo en toda Europa, que no se atreve a reflexionar sobre su significado y finalidad. Racismo, colonialismo, supremacismo: todos están ahí, en Gaza. También el genocidio.
Lleva semanas debatiéndose entre juristas, historiadores y periodistas si debe llamarse genocidio, si lo que está ocurriendo entra dentro del artículo 2 de la Convención de 1948, "la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso" mediante asesinatos, graves daños físicos y mentales, "condiciones de vida calculadas para provocar su destrucción física total o parcial" o "la imposición de medidas destinadas a impedir nacimientos".
El Tribunal Internacional de Justicia calificó de "plausible" que lo que está ocurriendo sea genocidio, y le dio a Israel un mes para detenerlo, sea "eso" lo que sea. Ese mes ya ha pasado, y ha sido uno de los peores. El hambre envuelve Gaza como un sudario fúnebre. Hay que elegir entre la inanición o el intento desesperado de conseguir comida. ¿A qué denominación estamos dispuestos a recurrir para nombrar esto?
il manifesto global, 1 de marzo de 2024
A la espera de un alto el fuego, Ahmed Qannan se muere de hambre en un hospital
Michele Giorgio (Sin Permiso)
No se trata sólo de Yazan Al Kafarna, el niño que aparece pálido y demacrado en las fotos, con miembros esqueléticos, que murió el lunes y del que habló un día antes el enviado palestino ante Naciones Unidas, Riyad Mansour. Hay muchos más niños que corren el riesgo de morir por falta de alimentos y sumarse a los quince que ya han muerto de hambre en el hospital Kamal Adwan de Beit Lahiya, en el norte de Gaza, sometido a la escasez más extrema de alimentos.
Uno de los que corren más riesgo es Ahmed Qannan, de sólo 2 años: pesaba 12 kilos antes de la ofensiva militar israelí, y hoy pesa la mitad. Con los ojos hundidos, muy débil, reducido a piel y huesos, Ahmed yace en una cuna del centro de salud Al Awda de Rafah, en la frontera con Egipto, al cuidado de una tía. Los niños que le rodean no están mejor.
Al igual que Ahmed, necesitan urgentemente calorías, vitaminas y proteínas, pero en Gaza, bajo el ataque de Israel, hasta encontrar un paquete de galletas resulta una hazaña difícil.
Y, sin embargo, la comida se encuentra allí mismo, cerca de Rafah, pero al otro lado de la frontera, en el lado egipcio, donde se detiene a los camiones tras prohibirles entrar en Gaza y entregar su cargamento junto con la Media Luna Roja, la ONU y otras contrapartes internacionales.
En declaraciones a la agencia de noticias Reuters, Diaa Al-Shaer, enfermera del centro Al Awda, declaró que el número de niños que sufren desnutrición y una serie de enfermedades relacionadas con la mala alimentación ha alcanzado niveles sin precedentes. "Nos enfrentaremos a un gran número de pacientes que padecen ... desnutrición", ha advirtido.
Según el Dr. Ahmad Salem, de la Unidad de Cuidados Intensivos de Kamal Adwan, a los bebés no les va mejor, ya que las propias madres están desnutridas: "Las madres no pueden amamantar a sus hijos. No tenemos leche de fórmula”.
Adele Khodr, directora regional de UNICEF, la agencia de la ONU para la infancia, declaró: "La sensación de impotencia y desesperación entre los padres y los médicos al darse cuenta de que la ayuda vital, a sólo unos kilómetros de distancia, se mantiene fuera de su alcance, debe ser insoportable".
El martes, otra agencia de la ONU, la UNRWA, blanco durante semanas de los ataques de Israel por supuesta "connivencia con Hamás", denució por medio de su comisionado general, Philippe Lazzarini, que en el norte de Gaza uno de cada seis niños menores de dos años estaba ya en enero "gravemente desnutrido".
Tras ser objeto de presiones, Israel decidió permitir la entrada de ayuda humanitaria en Gaza por mar, según informó el martes el canal de televisión Canale 13. De acuerdo con las informaciones, Emiratos financiará los envíos de ayuda a Chipre, donde se someterán a la inspección de funcionarios israelíes. Desde allí, los barcos viajarán a Gaza y descargarán la mercancía en la costa. La primera flotilla partirá hacia Chipre en los próximos días, con la esperanza de llegar a Gaza al comienzo del Ramadán, que empieza el 10 o el 11 de marzo.
No obstante, el alto el fuego sigue siendo la única vía real para poner fin a las masacres de civiles y abastecer regularmente a la población de la Franja, en gran parte desplazada en los últimos meses a instancias del ejército israelí. Los negociadores de Hamás permanecieron en El Cairo durante el tercer día de conversaciones sobre el alto el fuego, pero en la noche del martes, la distancia entre el movimiento islámico e Israel parecía insalvable. El gabinete de guerra dirigido por Netanyahu se negó a enviar una delegación a Egipto antes de recibir de Hamás una lista completa con los nombres de los cerca de 130 rehenes israelíes en Gaza. La organización palestina afirma que no puede facilitar dicha lista porque los rehenes están dispersos por un amplio territorio y en manos de distintos grupos.
Israel insiste en que sólo está interesado en un alto el fuego temporal, durante el cual se liberaría a los rehenes. Hamás insiste en que cualquier acuerdo debe conducir a un cese permanente de las hostilidades y al regreso de los desplazados al norte.
Desmintiendo las noticias de que un acuerdo está al alcance de la mano, difundidas por algunos medios de comunicación, los negociadores egipcios afirman que Israel y Hamás no se moverán de sus posiciones e insisten en las mismas exigencias que han impedido un acuerdo hasta ahora.
Un portavoz de Hamás, Bassem Naim, afirma que su grupo ha presentado un proyecto de acuerdo de alto el fuego y que ahora espera una respuesta de Israel. Otro portavoz de Hamás, Osama Hamdan, insiste en que no se liberará a ningún rehén israelí sin un alto el fuego definitivo en Gaza. El gobierno de Netanyahu insiste a su vez en que su país "está haciendo todo lo posible para llegar a un acuerdo. Estamos esperando una respuesta de Hamás".
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El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, vuelve a ponerse del lado de la versión israelí de los hechos: "El acuerdo sobre los rehenes está ahora mismo en manos de Hamás ... ha habido una oferta - una oferta racional. Los israelíes la han aceptado... Sabremos en un par de días si se va a llevar a la práctica", declaró el presidente norteamericano a los periodistas antes de embarcar en el Air Force One en Maryland.
El martes, las fuerzas armadas israelíes mataron a un adolescente palestino de 16 años en el paso fronterizo de Huwara, Cisjordania, tras un ataque con cuchillo en el que resultó herido un soldado. Desde octubre, al menos 358 palestinos han muerto a manos de soldados y colonos israelíes en Cisjordania y Jerusalén Oriental. En el mismo periodo, al menos 12 israelíes han muerto en ataques palestinos. En Líbano, un ataque aéreo israelí contra el movimiento chií Hezbolá mató a cuatro personas en las regiones del sur del país.
Il manifesto global, 7 de marzo de 2024
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