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La infructuosa tarea de negarle el triunfo a la izquierda

Juan Cuvi / Ecuador Today


Foto: PTS


Debe ser la primera vez en la historia contemporánea que personas que se autodefinen como de izquierda están en contra de un triunfo de la izquierda. Eso está ocurriendo luego de las elecciones en el Ecuador. Ofuscados por la derrota del populismo en la segunda vuelta, intelectuales, voceros, portavoces, adalides, corifeos y simpatizantes del progresismo regional han perdido por completo la brújula. La pantalla les impide ver la realidad.


Por primera vez en la historia del país una candidatura de la izquierda y de los movimientos sociales alcanza cerca del 20% de los votos en una contienda electoral. Su impacto fue de tal magnitud que las élites, tanto las de la derecha oligárquica como las del correísmo, se confabularon para excluir a Yaku Pérez de la segunda vuelta. Por primera vez en nuestra historia un candidato de extracción popular, surgido del seno de la izquierda, pudo haber llegado a la Presidencia de la República; algo inconcebible para el sistema político y para los intereses de los grupos de poder económico.


No solo eso. Pachakutik alcanzó el segundo bloque más importante en la Asamblea Nacional, con representantes de provincias de la Costa hasta hace poco tiempo inimaginables. Existe un plan de gobierno construido colectivamente, que marca varias pautas y líneas estratégicas para una transformación social. Se han posicionado con fuerza agendas estratégicas que definen una postura anti sistémica clara: la defensa de la naturaleza frente a la arremetida minera, la lucha contra el modelo extractivista, la demanda de autonomía territorial para pueblos y nacionalidades indígenas, los derechos de las mujeres al aborto.


Se trata, a no dudarlo, de una corriente política que no solo renueva el desgastado imaginario de la izquierda, sino que ofrece posibilidades incalculables. Por ejemplo, la combinación de éxito electoral, bloque legislativo y movilización puede convertir a esta fuerza en un actor definitorio de la política nacional en los próximos años.


¿Cómo explicar la reacción tan virulenta y absurda de estos incansables detractores de la izquierda, que poco se diferencia de las líneas argumentales de los voceros de la derecha? Porque una cosa es quedar dolidos por la derrota de su candidato, por más incoherencia política e ideológica que reflejara; y otra cosa muy diferente es coincidir con una ofensiva perfectamente diseñada desde los sectores más reaccionarios del país y de la región para aniquilar una alternativa de izquierda.


Tal vez la explicación más inmediata es el corrimiento hacia la derecha al que los obligó el éxito de Pachakutik. En efecto, hubo demasiados puntos estratégicos en los que Lasso y Arauz coincidieron, y que quedaron en evidencia frente a las propuestas de la candidatura del movimiento indígena. Sobre todo, esa vieja idea del progreso y de la modernización capitalista a la que ambos candidatos finalistas adhirieron con fe de carboneros. El cuestionamiento a esa visión anticuada y convencional fue confirmado con la denuncia de fraude y con el éxito del voto nulo.


Negar el triunfo de Pachakutik no implica minimizar la derrota de Arauz. Negar un triunfo no significa endilgar una derrota. El éxito de la izquierda en las últimas elecciones es indiscutible. De nada sirven argumentaciones delirantes, como decir que detrás de Pachakutik estarían operando intereses oscuros y perversos. Es como sostener que la muerte de García Moreno se debió a un descuido del Sagrado Corazón de Jesús.


https://ecuadortoday.media/2021/04/20/opinion-la-infructuosa-tarea-de-negarle-el-triunfo-a-la-izquierda/

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