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LA ROSA SOBRE EL CADÁVER + “¡MÁTENSE LOS UNOS A LOS OTROS!” + INTIMADOS A CUMPLIR CON EL “BIEN VIVIR

Pedro Pierre / vía correo electrónico



Foto:DW



LA ROSA SOBRE EL CADÁVER

Pedro Pierre


¡Impresionante esta imagen de una rosa sola sobre el cadáver amado que una familia pobre despedía! Una sencillez y una sabiduría impactante: la de los pobres que nos interpelan. ¡Un mensaje de rebeldía y esperanza!


En este tiempo de pandemia la muerte asedia las casas de los pobres y se lleva muchos de los suyos. Además el desempleo creciente crea más desesperanza todavía. Los jóvenes angustian, los adultos deprimen y los mayores desesperan. Mientras tanto las farmacias y las clínicas privadas se enriquecen a pasos agigantados mientras las medicinas escasean en los hospitales públicos, la economía se hunde sin parar, nuestros gobernantes se pasean campantes, hasta Roma en el caso de la vicepresidenta, los 12 muertos de las manifestaciones de hace más de un año esperan justicia, los partidos políticos se reparten las riquezas nacionales, los ricachones se adueñan de los bienes del país, los gringos hacen ejercicios militares frente a nuestras costas, y ¿el presidente? “¡Muy bien! Gracias.” ¿Cuándo se cambiará la pasividad por el reclamo organizado?


Al nivel de América Latina, vuelven por todas partes las manifestaciones del año pasado que logran nuevos logros para los sectores populares. Bolsonaro en Brasil tambalea, pero no cae todavía y supera las locuras de un Trump por fin defenestrado. En Chile los mapuches protestan porque no se le da un cupo de representantes en la redacción de una nueva Constitución.

En Perú, paraíso de la corrupción gubernamental, las gentes siguen manifestando para que el nuevo mandatario tome un camino de justicia legal y de equidad económica. Colombia protesta y llora sus muertos en particular de los ex dirigentes de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y los líderes sociales con un promedio de uno cada día. Los mexicanos no logran detener los innumerables femicidios. Los guatemaltecos llenan las calles de la capital para reclamar al gobierno políticas sociales. Los cubanos se quejan de las restricciones contra la isla de toda índole, impuestas por el gobierno norteamericano. Los huracanes, cada vez más violentos, azotan sin piedad a América Central con su larga lista de muertos y destrucciones…


Al nivel internacional la pandemia hunde las economías nacionales. Estados Unidos tiene el record de contagios y los muertos se acercan a los 300,000, o sea, 10% de su población, sin poder detener el desastre, clamando por una vacuna milagrosa. Europa se reconfina yregala miles de millones a sus bancos para que no colapsen. Por el coronavirus África está al asecho y Asia tiembla al mismo tiempo que firma acuerdos de cooperación comercial con China a la cabeza, pero sin Estados Unidos. Rusia grita de satisfacción por campañas de vacunación y ofrece su remedio contra la pandemia a precios bajos. Cuba también trabaja en la fabricación de una vacuna antiviral… Y la naturaleza sigue agonizando en las selvas del mundo, los mares del planeta y los glaciares de los polos que se derritan interminablemente…


Se puede decir que la situación nacional y mundial es alarmante y suicida por un sistema que se despreocupa de las personas y destruye el medio ambiente, porque los grandes banqueros y dueños de multinacionales buscan siempre más y más ganancias a costa de millones de hambrientos, de migrantes y de muertos, porque también siguen creciendo entre nosotros las pandemias de la indiferencia, la insolidaridad y la desorganización.


‘La rosa sobre el cadáver’ grita nuestro dolor, nuestra indignación, nuestra rebeldía y nuestra culpa: ¿Hasta cuándo? ¡Cuántos millones más hambrientos, de migrantes y muertos se van a necesitar para que nos decidamos a cambiar de rumbo al nivel personal, colectivo, nacional, continental y mundial!


‘La rosa sobre el cadáver’ grita también nuestra esperanza y nuestras ilusiones de otro mundo posible que se puede construir a partir de los pequeños gestos cotidianos que fortalezcan las utopías en marcha, débiles pero preñadas de un futuro mejor.

‘La rosa sobre el cadáver’ grita el llamado del papa Francisco en su última carta frente a un mundo herido y perdido. Grita por la “hermandad universal” que tanto hace falta por los rincones de nuestro país y de nuestro planeta. El papa nos propone una hoja de ruta a nuestro alcance con tres compromisos. ¿Quién no puede construir una “fraternidad sin barrera” agrandando el circulo de relaciones positivas? ¿Quién no puede lograr una “amistad social” que no se limite a los grupos de nuestra clase, nuestra raza, nuestra religión, nuestro ambiente cerrado? ¿Quién no puede vivir un “amor político” que, más allá de nuestros pequeños abrazos y nuestras preocupaciones materiales y espirituales, abarque el cambio estructural de una economía al servicio de las personas y una política como promoción del bien común?


Que ‘la rosa sobre el cadáver’ nos siga acusando, provocando y animando a trabajar los unos por los otros y amar sin mirar a quién.



 

“¡MÁTENSE LOS UNOS A LOS OTROS!”



Foto: La nación


Pedro Pierre / vía correo electrónico


Para ganar votos a toda costa el banquero Guillermo Lasso ha lanzado la propuesta demagógica de la libre detención de armas para todos los ecuatorianos afín de combatir la inseguridad y la delincuencia. En eso sigue a los presidentes Trump de Estados Unidos y Bolsonaro de Brasil. De Trump, Noam Chomsky dice que fue “el peor presidente del país” y a Bolsonaro todo el planeta le suplica de detener los incendios gigantesco que promueve en la Amazonia brasileña. Para los ecuatorianos armarnos todos sería el peor desastre que nos podría suceder mientras seguimos desprotegidos frente a los estragos de la pandemia del coronavirus y al saqueo del país con la corrupción desatada por el actual gobierno y la libre salida de dólares a los paraísos fiscales.


Los sociólogos nos dicen que el afianzamiento de los Estados nacionales y el desarrollo de un país se asientan entre otras bases en el control de la violencia armada: el Estado se hace cargo exclusivo de uso de armas, de su control y utilización. El continente más violento y con más muertes por la violencia armada son las Américas del Norte, del Centro y del Sur por 2 motivos: el uso bastante generalizado -totalmente libre en Estados Unidos- de armas y las desigualdades sociales en América Latina. Europa y África registran muchos menos muertos por la violencia armada y en Asía y Oceanía, la detención de arma ha sido siempre fuertemente controlada y prohibida. Estados Unidos es el campeón de los asesinatos colectivos por gente desquiciada a quien se le ocurre disparar armas de grueso calibre en colegios, universidades y centros comerciales. En México las matanzas son incontrolables por el control del tráfico de drogas. En Colombia, donde nunca hubo reforma agraria, la inseguridad es generalizada por los múltiples asesinatos que se dan a diario. Luego vienen Brasil y Honduras donde el porcentaje de muertos brasileños es muy elevado por la violencia de un puño de adinerados y en Honduras por ser un gran base militar nortemericana.


En Ecuador las investigaciones demuestran que bajó el número de muertes violentas -en particular de los suicidios- cuando se prohibió la fabricación artesanal de armas, cuando se organizó su control y prohibición y cuando creció el progreso social en la educación, la salud y el desarrollo de una cultura de paz. Al mismo tiempo fue significativa también la reducción de femicidios en el país.


En las Américas, las propuestas de libre detención de armas han sido siempre un reclamo de los grupos poderosos para defender sus privilegios y las injusticias que conllevan. La acumulación escandalosa de riquezas siempre se hace a costa del empobrecimiento de la mayoría de la población. Actualmente en Ecuador los grupos de poder ven amenazados la descarada explotación de sus trabajadores y de la naturaleza. Por eso lanzan esta campaña demagógica y letal de la libre detención de armas para todos los ecuatorianos.


Recientes investigaciones sobre las muertas violentas en nuestro país desvelan las consecuencias negativas del uso de armas por parte de los ciudadanos que deciden hacer justicia por sus propias manos. Esta situación crea una espiral de violencia difícil de detener por multiplicar los casos de venganza, además de los accidentes que va casando la presencia de armas en las familias. Las heridas por balas alcanzan un número elevado de accidentes entre los niños, adolescentes y adultos. Las consecuencias nefastas están a la vista. Además de los altos costos de la atención y curación en los hospitales -que no señalan el origen de las heridas graves por balas-, está la incapacidad de poder ejercer algún oficio o trabajo durante meses, a veces años y en muchos casos para toda la vida. Tampoco se sabe la proporción de secuelas de discapacitación por estos accidentes ni por “las balas perdidas”…


Recordemos el refrán popular que retomó Jesús cuando sus apóstoles querían defenderlo de ser apresado: “¡Quien usa la espada, por la espada morirá!” Conocemos esta profecía de Isaías que anuncia una era de paz: “Harán arados de sus espadas y sacarán hoces de sus lanzas. Una nación no levantará la espada contra otra y no se adiestrarán para la guerra.” Cada vez más grupos que denuncian el flagelo mundial del tráfico de las armas y de las guerras, promueven el camino de “la no violencia activa y colectiva” inaugurado por Mahatma Gandhi para que desarrollemos una cultura de la paz y de la convivencia armoniosa. Allí está la mejor protección contra la inseguridad, el miedo, las injusticias y la muerte violenta.

Que sepamos, en esta campaña electoral, desenmascarar a los falsos profetas y en este tiempo de Navidad, acoger el don de la paz, de la convivencia pacífica y la hermandad universal.



 


INTIMADOS A CUMPLIR CON EL “BIEN VIVIR”


Foto: NUSO



Pedro Pierre / Vía correo electrónico


Ahora estamos seguros: ¡El covid 19 ha venido para quedarse como enfermedad permanente y peligrosa! Las promocionadas vacunas están lejos de satisfacer la seguridad: en España y en Francia, y más ampliamente en Europa, la mitad de la población rechaza ser vacunada, porque no se sabe a ciencia ciertas las consecuencias que puede traer a largo plazo. Las vacunas son una inversión multimillonaria muy rentable a largo plazo.


Comencemos diciendo que esta pandemia la hemos creado nosotros los humanos por nuestras malas maneras de vivir y convivir, destruyendo la naturaleza sin piedad, irrespetando nuestro propio cuerpo llevándolo a límites inconcebibles, multiplicando las violencias entre personas, pueblos y continentes, relegando nuestra dimensión espiritual como seres humanos, descuidando nuestra salud mediante una alimentación llena de químicos dañinos, proscribiendo la construcción de relaciones humanas constructivas, contaminando el medio ambiente sin límite, amontonando escandalosamente riquezas a costa del hambre, la miseria y la muerte de millones de personas… Hemos enfermado el planeta al punto que nos enferma a nosotros mismos… ¡sin remedios! Esa es la realidad que ahora no podemos ocultarnos. Y ninguna vacuna va a resolver estos problemas.


Por otra parte, siendo la vacuno una novedad en su creación científica, los laboratorios no pueden saber nada de las consecuencias que se van a producir a corto y largo plazo, ya que se necesitaría años para comprobarlo. Ahora nos han condicionados a pensar y decir: “¡La vacuna, la necesitamos ya, a cómo sea!” Las diarias y millonarias propagando nos lo hacen exigir… sin saber “a ciencia cierta” a qué futuro debemos atenernos.


Las vacunas que nos proponen son de una “nueva generación” porque, por primera vez, van a transformar nuestras células y nuestros genes al punto que éstos puedan producir anticuerpos contra el covid 19. Pero se ha creado un ansia de vacuna anticovid tal que nos olvidamos que la mortandad provocada por el covid es inferior a otras enfermedades. Por ejemplo, en Ecuador, se acaba de informarnos que, en la contabilidad anual de los fallecidos, además de los muertos del covid hay más de 25,000 defunciones para las cuáles no se sabe la causa… ¿Por qué no hay más preocupaciones por estos muertos, cuya cifra es bastante elevada, sin hablar de los que van a seguir muriendo, desconociendo el motivo? ¿No nos parece grave esta situación?


Para el covid, está claro: hay inmensas ganancias aseguradas para los laboratorios y las farmacias y eso para largo, a pesar de que se nos dice que van a ser con un bajo costo y hasta gratuitas: ¡alguien ha de pagar los costos y las ganancias, que no es más que el contribuyente que somos! Retomando el caso de Francia: si a la mitad de la población se le va aplicar la vacuna, ¡esto representa 35 millones de dosis!... la primera vez, porque ya preparan una segunda y tercera vacuna ¡por si acaso!...


La cuestión fundamental no se limita a cómo salir de la pandemia, sino también cómo salir de la desinformación y de la manipulación mediática, y sobre todo como emprender una nueva manera de vivir individual y colectiva, material y espiritualmente, y con la naturaleza y el cosmos que nos proteja de nuevas y peores pandemias. Para orientarnos en este sentido, la última carta del papa Francisco, “Todos somos hermanos y hermana”, nos da una hoja de ruta que debería ser el camino de todas y todos nosotros. Nos invita el papa a tareas no directamente religiosas, sino fundamentalmente humanas y humanitarias: Conformar una hermandad universal mediante una fraternidad sin frontera ni barrera, una amistad social abierta a todos y un amor político que derribe las estructuras deshumanizadoras y destructora de la naturaleza. Si tomamos siquiera unos instantes para pensar en estas orientaciones, ¿por qué no nos decidimos a reunirnos y unirnos para apoyarnos a entrar en esta manera de ‘bien vivir’, sabiendo que será un beneficio y una salvación para todos nosotros? Lastimosamente dejamos que la indiferencia, los vicios y la maldad nos dominen y nos llevan a nuestra destrucción individual, colectiva y planetaria.

Por la pandemia vamos a vivir la Navidad de una manera bien distinta a lo acostumbrado religiosa y culturalmente. Al nivel religioso, ¡ya no habrá concurridas “misas del gallo” ni “amontonamientos de Niños Dios”! Tampoco habrá abundantes cenas de la Nochebuena o de Fin de año. Eso tal vez eso nos obligue a preguntarnos: “Pero, en definitiva, ¿qué es la Navidad?” Si tomamos un poco de tiempo a reflexionar individualmente, en familia, entre vecinos o con otros cristianos, descubriremos que el mensaje de Navidad coincide adecuadamente con lo que acaba de escribirnos el papa Francisco: “Hermandad, fraternidad, amistad y amor”.


¡Ojalá esta compañía permanente y peligrosa del covid nos sacuda para que emprendamos otra manera de vivir, más conforme a nuestra naturaleza humana individual, a nuestra necesaria convivencia social armoniosa, a nuestra comunión vital y saludable con la naturaleza y a nuestra relación alegre y liberadora con el Misterio divino de la Vida y del Amor! Sí, estamos intimados a cumplir con el “bien vivir”: ¡Es cuestión de vida o de muerte! ¡Que la estrella de Belén nos encamine a este humanismo salvador!

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