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¿QUÉ MÁS QUE ‘PAN Y CIRCO’?

Pedro Pierre / Vía correo electrónico


Foto: américa 2.1


Era la práctica de las autoridades del imperio romano con los esclavos, o sea, la inmensa mayoría de la población del imperio, hace 2000 años: “¡Pan y circo!” ‘Pan’: Eso quiere decir satisfacer en lo mínimo las necesidades básicas de los esclavos para que se mantuvieran quietos. A los que se rebelaban, era la muerte inmediata o las torturas como la crucifixión, para significar a otros que no siguieran ese mal ejemplo. ‘Circo’: Eso era para los momentos fuera del trabajo, o sea, unas distracciones fuertes y violentas para ocupar las mentes afín de que no se tenga tiempo para pensar. También existía la pena de muerte para los que pensaban diferente o lo decían o buscaban alternativas a la situación de esclavitud. La caída del imperio romano fue provocada por fuerzas externas y la corrupción interna. Las fuerzas externas eran, por una parte las invasiones que venían de Asia por el este de Europa. Por otra, fue la opción del cristianismo por el Reinado de Dios que naciera de los mismos pobres.


En Ecuador, ¿no estaremos en la época del “pan y cico”? ¡Más de la mitad de la población vive en la esclavitud… perdón, quería decir ‘la pobreza’! ¿O no será lo mismo? Otra mayoría de los restantes, la clase media, piensa que, trabajando bastante, endeudándose bastante, esforzándose individualmente… va a llegar a ser rica. Pero lo realidad dice que este paraíso de la riqueza es como el horizonte que se aleja tanto como se avanza…


El nuevo gobierno nos va a dar mucho “pan y circo”. El gobierno del presidente Moreno, guiado por los ganadores de las últimas elecciones, ha preparado el camino: robando lo que más se pueda, reduciendo los gastos sociales, poniendo el Estado al servicio del capital, manipulándonos mediante los medios de comunicación serviles, acallando o desapareciendo a los que piensan, hablan y actúan de otra manera. Nos regalan el ‘circo’ del futbol, las novelas, la cerveza, el celular y las crónicas rojas nacionales e internacionales de sexo y sangre. Y ahora hemos dada carta blanca, firmada en las últimas elecciones, para que hagan lo que les dé la gana. Hemos legalizado su afán de robar, mentir y despojarnos: les hemos entregado las llaves de la esclavitud.


Además no faltan los traidores que se suben a la camioneta de los nuevos amos del palacio de Carondelet. Lo proclamó Fidel Castro hace años: “Te vuelves traidor cuando vas detrás de un oligarca, dejando tu trinchera”. Unos hasta se arrastran.

Hagamos la lista de los que han dejado ‘la trinchera’ y de los que la van a dejar. Unos, como Judas con Jesús, han comido con nosotros, otros, como el primer domingo de ramos, han gritado en las calles con nosotros, otros, en los levantamientos, han luchado cuerpo y alma con nosotros… pero luego han vendido su alma al diablo, como los hicieron Jacob con Esaú y Caín con Abel, por una plato de lentejas o la ambición. “¿Acaso soy responsable de mi hermano?”


Pero seguirá habiendo fuerzas externas a la corrupción neoliberal que serán capaces no sólo de hacerlo tambalear sino de sustituirlo. Somos mucho todavía a pensarlo seriamente y a estar decididos a jugarse la vida por esa opción. Ayer fueron los vándalos y los cristianos que hicieron tambalear el imperio romano. Luego, con la revolución francesa, la Comuna de Paris y otras revoluciones, vino el tiempo de los derechos humanos, laborales, culturales, los derechos de los Pueblos y de la Naturaleza. Están inscritos, proclamados, pintados en nuestras escuelas y universidades, pintados en la pared de nuestra Asamblea Nacional, escritos en nuestra Constitución… pero nos falta mucho para que sean vividos en nuestras casas, nuestras barriadas, nuestras organizaciones, nuestras ciudadelas, nuestros pueblos, nuestras iglesias y nuestro país. Por eso estamos como estamos. Parece que a muchos no les gusta comer “un pan de pie”: prefieren “un pollo de rodillas”. Y caen en la tentación del “pan y circo”.


A ver si nos confirmamos en la utopía de la fraternidad, en el sueño de la libertad y de la justicia, en la fuerza del Bien Vivir, en el protagonismo de los pobres conscientes, organizados y valientes. Hay que volver a aterrizar las utopías, los sueños, los ideales. Hay que reavivar las fuerzas dormidas y los protagonismos posibles. Hay que sustituir “pan y circo” por la decisión, desde nuestras casas, de organizar el compartir, sumarnos a las decisiones participadas, construir la fiesta de la interculturalidad, retomar el camino del Reino de Jesucristo y de los demás Mesías que surgieron en las demás religiones y civilizaciones. Siguen sonando para nosotras y nosotros las palabras bíblicas del Deuteronomio: “Mi palabra ha llegado bien cerca de ti; ya la tienes en la boca y la sabes de memoria, y sólo hace falta ponerla en práctica… Mira que te he ofrecido en este día el bien y la vida, por una parte, y, por la otra, el mal y la muerte… Escoge, pues, la vida para que vivas tú y tu descendencia.”


“Pan y circo” son los caminos de la muerte. ‘Fraternidad, compartir, decisión, interculturalidad, Reino…’ son los caminos de la vida. ‘Escojamos, pues, estos caminos vida para nosotros y muchos más’.




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