Solidaridad internacionalista con el Yasuní y el Choco Andino
Guillermo Amo de Paz | Miguel Urbán / https://vientosur.info/solidaridad-internacionalista-con-el-yasuni-y-el-choco-andino/
El próximo 20 de agosto se celebran elecciones presidenciales en Ecuador, unas elecciones a mitad de ciclo electoral (2021-2025), convocadas de manera extraordinaria por el presidente Guillermo Lasso, acosado por diferentes casos de corrupción. Junto a la elección de la presidencia, vicepresidencia y asamblea nacional del país, las y los ecuatorianas/os están llamados también en referéndum a decidir sobre las explotaciones de petróleo que integran el campo petrolífero ITT (Ishpingo–Tiputini–Tambococha), también conocido como bloque 43, situado al noreste del Parque Nacional Yasuní, en la Amazonía ecuatoriana, territorio originario de los pueblos Huaoranis (algunos de ellos en aislamiento voluntario) y uno de los lugares con un índice de biodiversidad más alto de planeta. Por poner un ejemplo aportado por WWF Ecuador: En una hectárea del Yasuní hay más especies de árboles que en Estados Unidos y Canadá juntos. Lo mismo ocurre con los animales: se estima que en una hectárea del parque hay más especies animales que en toda Europa. Una isla de biodiversidad en medio de un mundo en llamas.
La lucha por la defensa de los pueblos y la Amazonía frente a la industria petrolera es de largo aliento en Ecuador. En el año 2007 la iniciativa Yasuní-ITT fue una de las puntas de lanza en el continente latinoamericano del conflicto entre el extractivismo y la necesidad de buscar una verdadera transición ecológica que cuestionara el modelo de desarrollo capitalista. El equipo de gobierno del entonces presidente Rafael Correa buscaba el compromiso económico de la comunidad internacional para dejar bajo tierra el crudo del campo ITT, protegiendo así la Amazonía y sus pueblos, y evitando la emisión a la atmósfera de millones de toneladas de CO2 provenientes de la quema de ese combustible fósil. La iniciativa institucional no consiguió su objetivo de compensar económicamente al Estado de Ecuador y se dio por finalizada en el año 2013, pero la lucha de la sociedad civil organizada no cejó en su objetivo de proteger la Amazonía y desde entonces los movimientos populares y ecologistas han peleado por la realización de una consulta popular para que sea el pueblo ecuatoriano quien decida sobre el campo petrolífero ITT. A pesar de que el derecho a la consulta popular está recogido en el Constitución ecuatoriana de 2008, y que su convocatoria fue respaldada por más de 757.000 firmas recogidas por los colectivos, los impedimentos legales desplegados por las élites económicas han retrasado la consulta hasta 2023.
Este próximo 20 de Agosto, las personas censadas en Ecuador podrán responder en referéndum a la pregunta “¿Está usted de acuerdo con que el gobierno ecuatoriano mantenga el crudo del ITT, conocido como bloque 43, indefinidamente bajo el subsuelo? La victoria del “SI” significará que no se podrán abrir nuevas plataformas de extracción de petróleo en el campo ITT (hay proyectadas 7 nuevas plataformas) y que las 11 existentes se irán cerrando de manera ordenada. La campaña por el “Sí” lanzada por los movimientos populares puede ser apoyada mediante micromecenazgo o crowdfounding accediendo al siguiente enlace.
Esta consulta se enmarca en un contexto de desorden global y de recomposición geopolítica. Las instituciones que durante las últimas décadas han gobernado la globalización capitalista viven una crisis de régimen. Nuevos y viejos actores se disputan la dirección política del próximo periodo marcado por la crisis climática y el aumento de las desigualdades. Un contexto en donde la pandemia o la criminal invasión de Ucrania funcionan como aceleradores de estos procesos: pretextos para la aplicación de una auténtica doctrina del shock por parte de las élites, que pasa por una agenda de agresividad militar, comercial y de inversiones. América Latina es un territorio en disputa, en donde la presión extractivista está aumentando de una forma exponencial en el último periodo.
Por eso esta consulta es tan importante, porque no es solo una consulta en defensa del Yasuní, es una consulta contra el extractivismo desenfrenado depredador de territorios, de derechos y ecosistemas. De hecho, aprovechando el referéndum sobre el Yasuní, también se ha convocado una consulta popular que busca prohibir la minería en seis parroquias rurales de Quito, que conforman la Mancomunidad del Choco Andino. Tanto el Yasuní como el Choco Andino son un reflejo más del conflicto de fondo entre capital y vida, entre intereses privados y bienes comunes, entre mercancías y derechos.
La voraz industria del Norte global sigue necesitando recursos y materias primas que no tiene y que en muchos casos se encuentran en territorio latinoamericano. Especialmente para implementar su supuesta transición verde. Porque para que haya coches eléctricos circulando en Berlín o Nueva York hace falta minas en Perú y en Ecuador, aumentar la presión extractivista en el Sur Global y asegurar que los intereses de las multinacionales que operan en Latinoamérica están por encima de los derechos humanos de sus poblaciones o de la sostenibilidad de un territorio sometido a nuevas presiones.
Una tarea fundamental de estos tiempos convulsos es conseguir levantar un movimiento global e internacionalista contra el extractivismo, porque el planeta seguirá cayendo por el precipicio si nos limitamos a pintar de verde un sistema de producción, comercio y consumo de crecimiento sin límite, tan insostenible para el planeta como para quienes lo habitamos. Hay que darle la vuelta y podemos empezar dando un giro de 180 grados diciendo Sí al Yasuní, Sí al Choco Andino.
Esperamos que el próximo 20 de Agosto venza la defensa de la vida por encima del beneficio económico a corto plazo de las élites y el poder corporativo. El Parque Nacional de Yasuní y el respeto al territorio y los pueblos que habitan en el Choco Andino tiene que convertirse en una punta de lanza, en un ejemplo de que sí se puede frenar el extractivismo, en esa búsqueda que nos atañe a todas, tanto de otro modelo social y económico que ponga en el centro la(s) vida(s) buen(as) de los pueblos y las mayorías sociales, como de la conservación del territorio y de la vida en el planeta. Esperemos que este 20 de agosto gane el Sí a la vida frente a los intereses del capital, porque no solo será una victoria simbólica contra el extractivismo muy importante del pueblo Ecuatoriano, sino porque lo más importante de las victorias es que son contagiosas
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